El Colombiano

EL VOLEIBOL SENTADO IMPULSA A EDIS GUILLERMO

- (Wilson Díaz Sánchez)

Edis Guillermo Álvarez terminó su turno de centinela a las 6:00 de la mañana y la unidad móvil del Ejército a la que pertenecía se alistaba para abandonar el Nudo de Paramillo. “Hay que avanzar”, les había dicho el superior, luego de cumplir la misión encomendad­a. Llevaban cuatro días en el lugar, algo inusual, cuando una ráfaga de disparos los alertó. Él corrió rápidament­e por su armamento y se puso en función de defensa. “Había recorrido varios metros y cuando iba por un caminito, ¡boooom!”, relata el soldado que a las 10:00 de la mañana y en medio de la neblina fue evacuado en un helicópter­o que lo llevó a Medellín. Tras la explosión de una mina antiperson­al perdió parte de su extremidad izquierda (debajo de la rodilla). Los médicos del hospital San Vicente de Paúl, donde estuvo internado tres meses, lograron salvarle la otra pierna. Ese 19 de noviembre de 2008 su vida cambió, aunque él conserva la energía y el entusiasmo. Llevaba un año como soldado profesiona­l, luego de pagar el servicio regular en San Rafael, Antioquia. Durante su ciclo como militar activo Edis, un hombre fornido que hoy tiene 29 años, sufrió por la muerte de un cabo y por las heridas de un “parcero al que le había prestado las botas”. “Duele mucho, porque el Ejército es una hermandad, me gustaba mucho. Yo quería ser comandante, esa era mi misión pero lastimosam­ente se presentó el atentado” dice mientras evoca esos días en el monte, liberando adrenalina. Sus días volvieron a la ciudad, en un barrio de la Comuna Nororienta­l, donde vive cerca de su familia. Con la pensión y la indemnizac­ión se compró una casa, a lo que se sumó el nacimiento de su hijo Kevin, quien ya tiene 6 años. A diferencia de otros compañeros que han sufrido las consecuenc­ias de la guerra, Edis necesitó poco apoyo sicológico. Dice que cada vez que puede se convierte en consejero de quienes tuvieron la misma suerte en el Ejército. Hace cuatros meses, un compañero lo invitó al coliseo Yesid Santos a jugar voleibol sentado y se encarretó. Dicen que es potente y técnico. En su juventud practicó fútbol, pero nunca este deporte. Sus progresos lo proyectan para llegar a la Selección Antioquia. “Esto me distrae, me da calidad de vida y me permite compartir con mucha gente, hacer amigos”. Entrena tres días a la semana y se ha convertido en todo un motivador para quienes tienen una limitación. Su frase de batalla es: “Vamos pa’ lante como el elefante”.

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FOTO DONALDO ZULUAGA

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