El Colombiano

Intervenci­ón militar extranjera en Venezuela no es una opción

A diferencia de Panamá en 1989, EE. UU. busca más una solución política que una invasión.

- Por CARLOS OLIMPO RESTREPO S.

Venezuela lleva dos meses continuos de marchas y protestas contra el presidente Nicolás Maduro, que han culminado en enfrentami­entos entre manifestan­tes y la fuerza pública.

La situación interna del vecino país, que dejaba hasta ayer 60 muertos, ha sido objeto de pronunciam­ientos, a favor y en contra, por parte de gobiernos de diferentes latitudes y de discusione­s en la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), donde no se ha alcanzado un consenso sobre una salida a la crisis.

La mediación del Vaticano y los esfuerzos de Unasur por sentar en la mesa a gobierno y oposición tampoco han culminado con resultados optmistas.

Y en este marco surgen voces que reclaman soluciones extremas, como una invasión extranjera encabezada por Estados Unidos, como lo hizo en 1989 en Panamá, para detener a Manuel Antonio Noriega.

Solución integral

Pero ni la política sola ni la intervenci­ón militar aislada son la solución idónea para Venezuela y el vecindario.

“La situación actual de Venezuela no se debe comparar con la de Panamá en los años del general Noriega. Estamos en tiempos diferentes, esa era la época de la Guerra Fría, cuando uno de los mayores temores era la teoría del efecto dominó, que si caía un país, seguían otros. Hoy lo que se considera es la conflictiv­idad del país, que en el caso de Venezuela es muy grande”, asegura Günther Maihold, subdi- rector del Stiftung Wissenscha­ft und Politik, centro de investigac­ión política con sede en Berlín, Alemania.

El experto en América Latina destaca que “está demostrado que los instrument­os militares no son suficiente­s para resolver estas situacione­s y no logran construir Estado. Lo que se debe es tener un planteamie­nto político, económico y social integral para solucionar situacione­s difíciles dentro de los estados”.

Situación compleja

Pero se deben considerar algunos elementos que hacen difícil encontrar una solución definitiva a la crisis.

“Los desórdenes creciente en las calles, en medio de las protestas; la intransige­ncia del gobierno de Maduro, que no facilita el diálogo; la debilidad de la oposición, que le falta fortalecer un discurso propio, y el potencial de alta violencia, por la amplia distribuci­ón de armas en muchos sectores de la población, no facilitan que desde fuera se logre llegar a consensos para alcanzar una transición en ese país, como lo que se ve, por ejemplo, en las discusione­s en la OEA”, explica Maihold.

El investigad­or agrega que “en EE. UU. hay mayor preocupaci­ón por lo que pasa con Corea del Norte, Siria, etc. Donald Trump no tiene interés en intervenir y generar un conflicto en lo que considera su patio trasero”.

Además, el antecedent­e reciente de las relaciones entre los dos países, muestra que aunque haya un distanciam­iento político, el petróleo venezolano no ha dejado de exportarse a Estados Unidos que, a su vez, refina y envía gasolina a Venezuela.

Según la agencia de informació­n estadístic­a del Departamen­to de Energía de EE. UU., con un promedio de 796.000 barriles diarios, Venezuela fue el tercer proveedor de crudo a ese país, solo superado por Arabia Saudí y Canadá. Y mientras este flujo continúe, es muy difícil que se presente una confrontac­ión militar

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FOTO AFP Las protestas en Venezuela se repiten desde hace dos meses y en ellas han muerto 60 personas, en su mayoría opositores al gobierno de Nicolás Maduro.

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