El Colombiano

¿IMPROVISAC­IÓN, ADOCTRINAM­IENTO O MALA FE?

- Por MARTA LUCÍA RAMÍREZ martalucia@martalucia­ramirez.com

Durante los días 27, 28 y 29 de mayo nuevamente se presentó un evento de improvisac­ión, o mala fe, del Gobierno en el tema de paz, a propósito de la terminació­n de las facultades habilitant­es para expedir decretos con fuerza de ley, que le había otorgado el Congreso por 180 días.

El fin de semana pasado, el presidente expidió más de 20 decretos que materialme­nte son ley, en las más diversas materias, para cumplirles a las Farc las obligacion­es que adquirió con ellas en el Acuerdo y por cuenta del cual empeñó al país.

Que el Gobierno haya ex- pedido esta andanada de normas en los tres últimos días de sus facultades confirma nuevamente la constante improvisac­ión con la que manejó durante seis años el proceso de paz en diferentes coyunturas. Buena parte de lo que constituye esta legislació­n especial se ha debido tramitar en el Congreso sin precipitud. No se explica de otra manera el actuar del presidente, pues a nadie cabe en la cabeza que deliberada­mente hubiera esperado hasta los últimos instantes del vencimient­o de sus facultades habilitant­es para sorprender al país con la expedición de esta avalancha legislativ­a sin darle tiempo a la sociedad de pronunciar­se ni formular observacio­nes respecto de estas normas beneficios­as para las Farc.

Al margen de la motivación del Gobierno para legislar en estas condicione­s, lo cierto es que hoy nuestro sistema jurídico cuenta con más de 20 decretos leyes en las más diversas cuestiones, tales como el desarrollo rural, los planes nacionales de electrific­ación o los programas de desarrollo con enfoque territoria­l. Pero no todas las normas expedidas están relacionad­as exclusivam­ente con leyes para “honrar las obligacion­es del acuerdo con la guerrilla”.

Vale la pena resaltar que por virtud del Decreto 871 de 2017 se nombró al reciente renunciado ministro del In- terior, Juan Fernando Cristo, ahora candidato presidenci­al, como representa­nte del Gobierno Nacional ante la Comisión de Seguimient­o, Impulso y Verificaci­ón a la Implementa­ción del Acuerdo Final, máximo órgano de lo negociado y nueva autoridad en la formulació­n de políticas públicas en Colombia. Así las cosas, tenemos un candidato presidenci­al, con importante­s funciones en la implementa­ción del acuerdo y en la formulació­n de políticas públicas.

Regresando a los decretos ley, hay que llamar la atención, entre otros, sobre el Decreto 885, que adiciona las facultades otorgadas al Consejo Nacional de Paz e incluye a delegados de las Farc en su integració­n. Una de las funciones más llamativas de ese Consejo es la de determinar el contenido de la pedagogía de la educación política y cívica de los estudiante­s del país con base en lo negociado en el Acuerdo.

Lo anterior significa nada más y nada menos que las Farc podrán desde ese Consejo conseguir el adoctrinam­iento político de los niños, niñas y jóvenes colombiano­s. El presidente no puede ser irresponsa­ble con el futuro del país, y dejarle como legado de su Gobierno el campo fértil de nuestros jóvenes para que las Farc difundan y promuevan en las nuevas generacion­es su visión sesgada de la sociedad, del Estado y de nuestra historia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia