Kurdistán, una utopía que hoy se está viendo cerca
El bando más estable del conflicto sirio recibe cuantioso apoyo de EE. UU. ¿Están los kurdos ante una oportunidad sin par de cumplir su sueño?
El pasado martes 30 de marzo, Estados Unidos empezó a entregar numerosas armas —tal como había prometido—, a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), que combaten en Siria al Estado Islámico. La acción tomada por Washington y en concreto ordenada por el presidente Donald Trump, parece lógica. Pocos actores en ese conflicto han avanzado de forma exitosa contra los yihadistas y les han quitado tanto terreno como los kurdos.
De hecho, en los últimos meses, dichas tropas han acumulado una racha de victorias decisivas contra los bárbaros, al punto de que ya rodean Raqqa, capital del autoproclamado califato de los terroristas, y se ubican cerca, como a 4 kilómetros de la ciudad.
Pero más allá del motivo militar y estratégico, hay una larga historia de insurgencia y utopía que ha generado atención internacional en torno al gesto estadounidense de apoyar con armas a los kurdos. ¿Quiénes son? ¿Cuál es su historia? ¿Y se acercan las posibilidades para que dicho pueblo logre por fin conformar una nación independiente entre el caos de Medio Oriente?
EL COLOMBIANO abordó con expertos la compleja actualidad de los kurdos y sus oportunidades de autodeterminación.
Pueblo oprimido y guerrero
Son amargamente recordadas por el mundo las reiteradas veces que el régimen de Saddam Hussein bombardeó con armas químicas a los kurdos en Irak. Hechos como esos marcaron la imagen internacional del tirano.
Pero para el pueblo kurdo se trató apenas de otro capítulo en una larga historia de opresión y persecución que lo ha marcado durante milenios. “A diferencia de los yazidíes y otras etnias, a los kurdos no se les puede llamar minoría en Medio Oriente. Son un pueblo grande, con más de 3.000 años de historia, tuvieron algún momento de poderío, pero por lo general fueron dominados por distintos imperios”, explica Hasan Turk, magíster en Ciencia Política de la Universidad Pontificia Bolivariana, en diálogo con EL COLOMBIANO.
Hoy están ubicados principalmente en los territorios fronterizos de Turquía, Siria, Irak e Irán, aunque hay también colonias kurdas en Arme- nia. Sus orígenes remontan al siglo X a.C, cuando se asentaron en el sur de Anatolia (hoy Turquía). Historiadores señalan a los kurdos como herederos de los medos, que se enfrentaron durante siglos a los asirios, y después fueron sometidos por los persas aqueménidas (550 a.C – 331 a.C).
Desde entonces, fueron controlados por distintos imperios, entre ellos Macedonia (331 a.C – 312 a.C), los seléucidas ( 312 a.C – 63 a.C), Partia (hasta 224 d.C), los sasánidas (256 – 651), y los califatos islámicos que les dieron relativa autonomía hasta que, a finales del siglo XIII, el territorio de los kurdos fue dividido entre el imperio otomano y el persa. Este último impuso de nuevo férreo control.
No obstante, los kurdos pudieron mantener por varios siglos sus tradiciones con relativa libertad en la zona controlada por los turcos, hasta que a inicios del siglo XIX también fue reprimida allí su cultura. Esto llevo al inicio de distintas rebeliones independentistas entre los años 1806 y 1880, todas frustradas ante el poderío de Estambul.
Tras la derrota otomana en la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Sèvres (1920), abrió la posibilidad de crear un Estado kurdo. No obstante, el pacto nunca entró en vigor y, la paralela Guerra de independencia turca ( 1919 – 1923), truncó su implementación. De hecho, con una recién fundada República de Turquía, los kurdos se vieron nuevamente relegados en la geopolítica.
En 1945, aprovechando un vacío de poder en Irán, y con un ambiguo apoyo de la Unión Soviética, el recientemente formado Partido Democrático del Kurdistán iraní (PDK), establece una hoja de ruta para la formación de una nación independiente, lo que se ve plasmado luego en la proclamación de la República de Kurdistán el 7 de octubre de 1946. Dicho intento duraría menos de un año, puesto que las tropas iraníes aplastarían la rebelión en 1947, tomarían la ciudad de Mahabad y asesinarían a sus líderes.
Algunos de los combatientes que intentaron proteger a la naciente República frente al poderoso enemigo, sobrevivieron para seguir luchando en otros frentes de la tierra kurda. Es el caso de Mustafá Barzani (1903 - 1979), considerado uno de los principales héroes de dicho pueblo. El líder se exilió en la Unión Soviética junto a otros combatientes. Allí tuvieron dificultades para que las autoridades comunistas reconocieran su causa y les dieran apoyo para una nueva rebelión.
Por eso no fue sino hasta 1958 que Barzani se instala en su país natal, Irak, e inicia en 1961 una guerra de guerrillas contra Bagdad, que solo será aplacada hasta 1975.
Los kurdos siguieron intentando en otros países. En 1979 buscan nuevamente en vano controlar un territorio en el noroeste de Irán, en 1984 el PKK refuerza la guerra de guerrillas en Turquía, que se mantiene en la actualidad.
En 1988, en ese momento apoyado por Estados Unidos en su guerra contra Irán, el dictador iraquí Saddam Hussein realiza el bombardeo químico contra la ciudad kurda de Halabja, en la que más de 5.000 personas resultan muertas bajo los efectos del sarín, el agente nervioso VX, entre otros gases. En marzo de 1991, un mes después de que Estados Unidos derrotara a las tropas de Hussein en la Guerra del Golfo Pérsico, los kurdos encabezan un levantamiento generalizado en Irak que también fue fuertemente reprimido por el tirano.
En suma, para Turk, a pesar de esa frustrada historia de luchas y fracasos, “la causa kurda es crear un Estado
“Siria e Irak, estados fallidos, no podrán contra el terrorismo, y, por eso, los kurdos se hacen cada vez más necesarios”. HASAN TURK Internacionalista turco
independiente. Esa es la visión de los kurdos repartidos por Turquía, Irak, Irán y Siria: quieren unificarse en esa región donde han vivido históricamente y formar nación”.
¿Oportunidad histórica?
Han pasado décadas, y la amenaza del Estado Islámico hizo ver minúsculos a los gobiernos de Siria e Irak. El único bando en armas que resistió fue el de los kurdos, y esto no pasó desapercibido para Estados Unidos.
“Hemos comenzado a entregar armas ligeras y vehículos a los efectivos kurdos” de las Fuerzas Democráticas Sirias, alianza árabe-kurda que combate a los yihadistas, dijo el portavoz del Pentágono, Adrian Rankine-Galloway.
A inicios de mes, la Casa Blanca afirmó en comunicado que Trump autorizó “proveer a los efectivos kurdos en Siria lo que sea necesario para asegurar una clara victoria en Raqqa”, en referencia a la que es considerada capital del EI.
En contraposición, el gobierno turco expresó su protesta ante el gesto estadounidense. “Si lo que se busca es la vuelta a la estabilidad en Siria, hay que dar marcha atrás en ese error. Insistimos en el riesgo y el peligro que representa apoyar a los kurdos para el futuro sirio”, aseguró el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlüt Cavusoglu.
¿Pero representa esto una verdadera oportunidad para que la etnia kurda consolide su proyecto de independencia? En diálogo con EL COLOMBIANO, expertos difirieron. Mauricio Jaramillo Jassir, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, es escéptico, ya que enumera varios factores que mantienen lejana la utopía de un Kurdistán independiente.
“Los kurdos están expandidos en territorios de varios Estados. En cambio, en independencias recientes, los kosovares estaban concentrados en una región serbia, Sudán del Sur estaba demarcado en un territorio particular. Pero lo que pasa con los kurdos es que están relativamente dispersos. Es una meta muy complicada en ese sentido”, argumentó.
Más aún, para el internacionalista, el apoyo actual de Estados Unidos no conduce a la unidad nacional de los kurdos ni al establecimiento de un Estado. “Ese apoyo tiene otros objetivos, como contrarrestar el avance del EI o luchar en contra de Bashar al Asad, pero históricamente nunca se
ha tratado para las potencias de buscar una nación kurda”.
Turk, en cambio, ve el vaso de la independencia kurda medio lleno dada la coyuntura actual: “yo diría que los kurdos tienen hoy una oportunidad inmejorable para lograr su sueño. Las circunstancias están a su favor. Occidente los necesita, Turquía los reprime, Irak y Siria son dos Estados fallidos. Todo eso los ayuda para ese objetivo”.
Si bien Turk matiza el hecho de que tal escenario no se daría en menos de cinco años, considera a su vez que “esos dos Estados fallidos no podrán controlar en ese mismo lapso de tiempo el problema del terrorismo, y por eso los kurdos se hacen cada vez más necesarios. Tarde que temprano buscarán consolidar su territorio”.
Nefasto juego con potencias
Los académicos coinciden en la historia de ilusiones y traiciones al pueblo kurdo por parte de las potencias. Desde la puñalada de los soviéticos a Barzani, pasando de apoyar su movimiento insurgente en los sesentas para luego pactar con
Saddam Hussein y los otros líderes del régimen iraquí en los setentas. También con el gobierno de George H. W. Bush fomentando insurrecciones en el norte de Irak durante la Guerra del Golfo Pérsico, para luego darle la espalda a quienes se rebelaron cuando consideró cumplidos los objetivos (1991).
“Si miramos lo que pasó con los kurdos en las últimas décadas, nos podemos percatar de que fueron utilizados por las potencias. Y sí, llaman a los kurdos y se acercan a ellos cuando hay un peligro. Pero los kurdos saben ya muy bien ese juego, y ahora quieren aprovecharse de esas oportunidades que se les abren cada tanto tiempo”.
La relación por ahora es benéfica para ambas partes. Las milicias kurdas llevan 40 años luchando, están bien entrenados, conocen bien la región, el clima y la cultura local. Son aptos para luchar en Medio Oriente y son el grupo más preparado. Estados Unidos lo sabe muy bien, y por eso se acerca, mientras que lo kurdos saben que la potencia los necesita. Guardan la esperanza de que esto le sirva a hacer realidad su sueño en un futuro