CIUDADANOS CUIDANDO LA TIERRA
Los más inteligentes prefieren agua y aire limpios, agricultura (porque de ella comemos) y una naturaleza sana, a la efusiva y carnavalesca explotación minera que enriquece multinacionales y deja exangüe la tierra. Desde hace muchos años sí existe una generación de humanos que entiende que no tenemos otro lugar para vivir (Macron dijo que no hay Plan B, porque no existe Planeta B). La ambición desaforada por el oro no es originaria de América, cuyos aborígenes lo cambiaban perfectamente por sal, que era mucho más útil para su supervivencia. El oro, bien sabían ellos, solo sirve para adornar. (En tiem- pos modernos, también lo usan para almacenar).
Qué esperanza se siente cuando se ve a la gente de nuestros territorios defender lo propio: pasó con Támesis y antes había pasado con Cajamarca. La gente que vive en la tierra, y no en las oficinas de Manhattan, sí entiende la diferencia entre el agua, tierra, agricultura y minería. ¿Han visto la diferencia de desarrollo humano entre los pueblos antioqueños que han dado rienda suelta a la minería (Nordeste) y los que, teniendo territorios ricos en el tema, han dedicado sus economías a otros productos? (Suroeste).
La pedagogía escolar viene haciendo mucho énfasis en el cuidado medio ambiental; los gobernantes tendrán que entender que cada vez hay más conciencia de nuestra dependencia del agua, la tierra y el aire, y tendrán que actuar en consonancia con ello, pues nada parecido se ha creado en los laboratorios para reemplazarlos.
Muchas veces los ciudadanos conscientes pueden hacer más que los gobernantes de turno, que solo están aprovechando sus años de gobierno para pagar promesas electorales y abultar sus cuentas bancarias. Los ciudadanos, con más inteligencia de futuro social, deben tomar las riendas del sentido común e impedir que fantoches y presumidos, enarbolando leyes injustas, dañen para siempre las posibilidades de supervivencia humana. Las leyes no siempre son justas y la comunidad organizada puede y debe defender los derechos que todos tenemos a un medio ambiente sano.
(Supongo que los empresarios estadounidenses, comprometidos con el futuro del planeta, no tienen necesidad de seguir las creencias del gobernante que no cree en el daño que el desafuero causa a la Tierra. Si fuera cierto que no hay tal, también se gana contaminando menos. Y, si es cierto, ¿cuánto vamos a perder por no creer en ello?)