Reto británico
La eventual llegada de un gobierno de mayoría laborista implicaría reconfigurar la relación con la UE y EE. UU.
La salida de la Unión Europea, la incómoda cercanía con Donald Trump y dos atentados terroristas en menos de un mes, marcaron una mínima difencia de cara a las elecciones generales del Reino Unido, que antes de estos sucesos parecían más un formalismo que permitiera a los conservadores seguir consagrados en el poder.
No obstante, durante las últimas semanas, un sorpresivo giro en las encuestas hizo más reñida la batalla para convertirse en el primer ministro inglés. A la actual mandataria, The
resa May, del Partido Conservador, y quien venía punteando en sondeos por sus discursos de mano dura en seguridad y en la negociación con la UE (afines al sector de derecha del electorado), se le atravesó en el camino otro personaje: Jeremy
Corbyn, un laborista de izquierda, débil orador, pero hábil calando en una masa de votantes frustrados por los resultados del Brexit y angustiados por la falta de resultados de May.
“La Primer Ministra pensaba tenerla fácil por las circunstancias del Brexit y porque los laboristas estaban en crisis, pero la elección va a ser más reñida de lo que pensamos”, apunta Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales (OPE) de la Universidad del Rosario, y explica que incluso quienes en un principio apoyaron la salida del Reino Unido del bloque europeo se fueron percatando de que la actitud de May, de no ceder para lograr posibles acuerdos con esa comunidad, los pone en desventaja y reduce el espacio de los productos británicos en el mercado del continente.
Además, May también fue torpe reduciendo el presupuesto para seguridad de la Policía y declarando públicamente que las políticas de derechos humanos que obstaculicen las de seguridad serán revocadas.
“Ella no ha logrado un discurso eficaz, a la altura del desafío del terrorismo”, añade Basset, para quien, en cambio, Corbyn logró proyectar un mensaje bastante más creíble y tranquilizador para la etapa de incerti- dumbre que afronta el Reino.
Y es que si bien el Partido Laborista viene de capa caída desde hace una década, cuando
Tony Blair concluyó su mandato (1997-2007) y ese sector de centro izquierda no encontró a un líder que encarnara los valores de un Reino abierto, multicultural y enfocado en políticas sociales, “la espiral de incapacidad de los conservadores para dar una respuesta precisa a las nuevas y difíciles necesidades de los ingleses les abrieron de nuevo un camino”, dice Rafael Piñeros, experto en análisis políticos, económicos e internacionales de la Universidad Externado.
Con ese escenario, y con una campaña que para Piñeros “ha prometido acuerdos provechosos, diálogo y negociaciones”, es que amenece hoy el Reino Unido en el día de votaciones. ¿Podrán vencer los laboristas?, ¿lograrían reacomodar las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos?, ¿tienen los conservadores el arsenal político para mantenerse?
Terrorismo, determinante
Por los reñidos pronósticos que ofrecen las encuestas (ver gráfico) cuesta prever en manos de qué partido terminará hoy la potestad para formar gobierno. Pese a eso,
Miguel Martínez, coordinador de la línea de investigación Europa, de la Universidad Externado, considera que todo dependerá de cuánto influyan las últimas coyunturas en la decisión de los votantes.
“Evidentemente los atentados terroristas van a afectar a May, porque han sido muchas las críticas a su respuesta débil y tardía, pero también va a pesar cómo querrán los ingleses que sus líderes negocien su salida de la Unión Europea, y en eso la población está absolutamente polarizada”, continúa el experto. En cambio, para John Breuilly, experto en nacionalismo de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, está más que claro que los conservadores terminarán siendo el partido más grande, aunque su esperanza es que May no tenga mayoría general en la
¿Brexit duro o blando?
Y es que una gran mayoría conservadora significará dependencia indebida de una sola persona ( Theresa May) en las negociaciones del Brexit.
“Su posición de línea dura en asuntos como los derechos humanos y la inmigración, basados en su tiempo como Secretaria del Interior, sugieren que ella no podrá llegar a un acuerdo suave, y eso será muy malo para Gran Bretaña”, sostiene Breuilly, y añade que la primer ministra tiene una comprensión “muy vacilante” de los valores liberales y de los intereses económicos británicos, con lo que muy probablemente terminará “privándonos del mayor bloque de libre comercio del mundo, sin darnos algo que valga la pena a cambio”.
Ahora bien, en el “improbable” caso de que el Partido Laborista pueda formar un gobierno, el profesor pronostica que tendrá que depender del apoyo de otras partes, en particular del Partido Demócrata Liberal. “Eso obligará a Corbyn a hacer con-
cesiones a la UE, incluso si los elementos de izquierdas, incluido él mismo, son hostiles a las limitaciones que esto impondrá a la capacidad del gobierno de adoptar políticas frente al bloque”, concluye.
La hipótesis de un líder laborista inquieta a Iain Begg, investigador en asuntos Europeos de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres. Según argumenta, este partido entra en contradicción si busca una menor presión por parte de la UE frente a temas como las restricciones al ingreso de inmigrantes al Reino. “En su base, en su identidad, está defender los derechos de los trabajadores, que para muchos se ven afectados cuando los inmigrantes toman empleos británicos”.
Para el politólogo se suma que hay sectores de la población preocupados porque el gasto estatal se dirija rápida-
mente a áreas donde hay inmigración, con el fin de apoyarlos en infraestructura, salud, educación y sus necesidades de vivienda, y no a prioridades nacionales, como la seguridad frente al terrorismo.
Incluso, a Begg le preocupa que Corbyn, “un negociador ambiguo”, se muestre débil y ceda demasiado a la UE, o deje ver sus diferencias con la agenda de extrema derecha de Do
nald Trump y suceda, por ejemplo, que el Reino Unido, en un hecho sin precedentes, retire sus alianzas militares y de seguridad a Estados Unidos