SE BUSCAN LÍDERES CON BUEN “TONITO”
Cuando un país se sumerge en conflictos es porque no ha tenido líderes que los eviten. Es la gran diferencia de tener jefes que ponen de manifiesto su poder, a un líder que pone los conocimientos y habilidades para resolver cualquier conflicto de forma satisfactoria. Un líder siempre persuade teniendo en cuenta la opinión de los demás. El no hacerlo lleva a cualquier diferencia entre personas a las crisis que ya conocemos y a las que culturalmente nos estamos acostumbrando.
Lina García, experta en liderazgo, nos decía esta semana que la comunicación asertiva es la herramienta fundamental que un líder debe aprender y tener a su alcance para convencer a una audiencia o para enfrentar cualquier conflicto que se presente, y el éxito de esa comunicación recae en las características del cuerpo que transmite el mensaje y no en la elaboración del texto propio del mensaje. Es decir, el control del tono de la voz, movimiento de manos, gestos, posturas o actitudes naturales o impuestas serán vitales para evitar un desastre o desencadenar una crisis peor. Y quién lo creyera, de todos estos, controlar el “tonito” es el más importante.
Es decir, un líder no solamente debe ser astuto, tener autoridad, don de gente, don de mando, ser comprensivo con actitud de escucha, sino entrenar fuertemente su cuerpo.
Como de todo lo anterior nos ha faltado mucho entrenamiento, hoy día en el país enfrentamos diferentes tipos de conflictos dentro de los que se podrían rescatar, según el blog eoi.es “Liderazgo y solución de conflictos”: el Socio-Crítico, es decir, el que acepta que el conflicto es algo inherente al país, y considera que contribuye a evitar la apatía y por tanto constituye un elemento necesario para el progreso y el desarrollo de sus habitantes, o el Tradicional Racionalista, que asume el conflicto resultado de una comunicación deficiente, de un organigrama confuso o de la incapacidad de sus protagonistas. Y por último, el Interpretativo, que considera que el conflicto es algo natural, por problemas de percepción individual al que no se le debe prestar mucha atención.
Y más que en el país, los problemas están en los territorios. Si pudiéramos tener o si tenemos programas del Sena, Ministerio de Cultura o de Educación formando y entrenando líderes en las veredas que eviten los conflictos por relacionamiento de las partes, serían fundamentales para el crecimiento sostenido de los territorios. Lo mismo diríamos de las empresas y organizaciones públicas o privadas
Lo importante es que tengamos voluntad de identificar nuestros propios problemas y sus causas críticas. Debemos ser generosos y poner nuestro conocimiento y habilidades para resolver el problema de forma muy satisfactoria. Debemos intervenir tomando en consideración las opiniones de los demás, e interpretar los signos de cada minuto para descubrir dónde se pueden generar nuevos focos de conflicto. Es decir, el líder debe entrenarse para ganar mayor capacidad de observación, capacidad de interpretación y capacidad de intuición y predicción. Debe ver lo que no ve, con dominio de la realidad de la comunidad que es responsable.
Como dice Lina García “A todos nos ha pasado, tenemos ideas muy buenas, pero al momento de expresarlas salen de forma muy distinta a como las habíamos pensado”, inclusive pueden generar en su interlocutor el efecto contrario. “Toda persona tiene el potencial de ser un gran comunicador, solo necesita adquirir las habilidades y practicarlas” en especial, el “tonito”, que muchas parejas o partes reclaman como el principal obstáculo para la comunicación, inclusive percibido en los textos de los celulares o de cualquier medio de comunicación.
En definitiva, la comunicación asertiva que el país necesita urgentemente entrenar, será fundamental para ejecutar los retos que el país, ciudades y veredas requieren para mañana y para los próximos 50 años. Para empezar hagámonos una autocrítica ¿cuál es nuestro “tonito”?
Si tuviéramos programas de formación de líderes que eviten conflictos por relacionamiento, serían fundamentales para el crecimiento sostenido de los territorios.