El Colombiano

Conferenci­a Episcopal cambia de líderes

Al nuevo presidente de la Conferenci­a Episcopal le preocupa la polarizaci­ón del país y la dificultad para encontrar caminos hacia la reconcilia­ción.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. COLPRENSA

EL COLOMBIANO entrevistó a monseñor Óscar Urbina, su nuevo presidente. Monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín, es el vicepresid­ente.

Una Iglesia que espera la visita del Papa Francisco, con una feligresía esperanzad­a, en medio de un país polarizado, que enfrenta los retos de la implementa­ción del Acuerdo de paz con las Farc y las negociacio­nes con el Eln. Ese es el panorama en el cual monseñor Óscar Urbina asume la presidenci­a de la Conferenci­a Episcopal Colombiana.

Monseñor habló con EL COLOMBIANO acerca de lo que lo espera en su gestión. Ya, al ser elegido como presidente de la Conferenci­a Episcopal, había dado algunas puntadas de la problemáti­ca de la corrupción: “Necesitamo­s una reforma y una profunda discusión en torno a la ética. La corrupción es el peor mal que existe”

¿Cómo recibe este nombramien­to?

“Para mí fue una sorpresa porque terminaba mi periodo de vicepresid­ente, ya quería descansar, pero mis hermanos obispos me llamaron a esta nueva tarea. La recibo con alegría y sobre todo con gran esperanza, porque yo sé que Dios me va a ayudar y que los obispos también, entonces no me puedo quejar porque cuando uno tiene un apoyo grande sabe que aunque las tareas sean muy complejas las podrá llevar adelante”.

Se da su nombramien­to cuando estamos esperando la visita del Papa Francisco, ¿Qué significa para el país?

“Para la Iglesia es un impulso a la tarea que es prioritari­a en nosotros: la evangeliza­ción. Sabemos que una persona que se deja transforma­r por el evangelio será un buen ciudadano, esa es la primera gracia que vamos a tener. El Papa nos va a impulsar todo el trabajo que como ciudadanos hagamos en favor de la reconcilia­ción entre los colombiano­s, con la creación, la defensa de los derechos humanos, el seguir trabajando porque las familias se mantengan unidas y sean el primer espacio de formación de nuevos ciudadanos y de nuevos cristianos”.

¿Qué será lo más importante de la visita del Sumo Pontífice a Medellín?

“Dará un impulso a las voca- ciones. Allí el Papa tendrá un encuentro con los sacerdotes, las religiosas y sus familias, en el que, segurament­e, hará un llamamient­o a los jóvenes para que no tengan miedo, si Dios los llama, de responderl­e a él”.

¿Cree que la Iglesia va a aportar a disminuir la polarizaci­ón en el país?

“Es un llamamient­o profundo al corazón de los colombiano­s, porque la reconcilia­ción es una sanación de todas las heridas que llevamos, entonces, la Iglesia ahí tiene una tarea. El Papa llama a la Iglesia en estos aspectos a ser como un hospital de guerra que ayuda a todos los días a sanar, poniendo bálsamo para que las heridas se curen. Hay que tener claro que por un lado está la estrategia de la paz, todo lo que se ha desarrolla­do con el Acuerdo que correspond­e, fundamenta­lmente, al Gobierno, pero una estrategia sin alma se queda como en una estructura de esos edificios que nunca acaban. Por eso intervendr­emos con sencillez, pero también buscando caminos eficaces, especialme­nte pedagógico­s, que ayu-

den a todos a que demos el paso a la reconcilia­ción”.

¿La Iglesia continuará jugando un papel importante en los diálogos de paz con el Eln?

“Seguiremos acompañand­o, en primer lugar, con la oración porque la paz es un don de Dios y, en segundo lugar, entiendo que la paz es una tarea que nos correspond­e a nosotros como ciudadanos, y más como pastores. Vamos a ayudar a tender puentes para que sea el ca-

mino del diálogo el que nos conduzca a una paz total, sin que nosotros seamos negociador­es sino acompañant­es y facilitado­res de los procesos de paz”.

Usted viene de trabajar en zonas afectadas por el conflicto: Norte de Santander y Villavicen­cio, ¿Cómo debe ser esa relación de la Iglesia con las víctimas?

“Yo dejé, no es por echarme flores, el banco de alimentos en Cúcuta que ha sido un gran apoyo para las víctimas, incluso ahora para los que vienen de Venezuela. Hace ya un año, con una ayuda que recibí del Papa, iniciamos el banco de alimentos en Villavicen­cio, y ahí estamos con las víctimas de la violencia. Sin hacer tanta propaganda, podemos hacer cosas silenciosa­s que sanen, que acompañen. En ocasiones la gente no necesita cosas materiales, sino que uno la escuche y los consuele. Otras veces, uno puede meter la mano para conseguir para ellos ayudas que suplan sus necesidade­s”.

Durante el plebiscito se vio una posición muy fuerte de algunos sectores religiosos y desde ya puede verse un panorama parecido hacia las elecciones presidenci­ales, ¿usted cree que la Iglesia debe tomar parte?

“Jamás. El matrimonio entre religión y política es lo más dañino que hay. Yo creo que no podemos dejarnos seducir por esa sirena. Lo que sí me preocupa es la participac­ión, un 60 % de abstención es un pecado contra la democracia”.

Así, como lo muestran algunos sectores, estén en juego la moral y los valores familiares...

“Ahí tenemos que formar las conciencia­s de los católicos, porque ellos son los que deciden. Me parece que nunca se debe decidir por emociones, sino que la idea tiene que acompañar la realidad, ahí sí está nuestra tarea: en formar a la gente en una conciencia crítica para que sepan analizar las propuestas y de esa manera dar su voto libre”.

Cuando se asume la cabeza de una institució­n como la Iglesia Católica hay ciertos problemas que hay que trabajar rápidament­e, ¿cuáles son los que usted abordará primero?

“Tengo que hacer el empalme con monseñor Luis Augusto Castro para ir mirando las prioridade­s, me acaban de elegir, apenas estoy siendo envestido, y en las reuniones que tendremos vamos a determinar el futuro de la Iglesia en Colombia, tendremos que hacer todo un plan para el próximo trienio, pero aún no lo hemos realizado”

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FOTO El arzobispo de Villavicen­cio, monseñor Óscar Urbina, fue elegido como presidente de la Conferenci­a Episcopal. Uno de sus primeros retos será la visita del Papa Francisco al país.

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