El Colombiano

LA CAMPAÑA DEL 2018 NECESITA A LA OEA

- Por MARTA LUCÍA RAMÍREZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Las elecciones de 2018 va a ser uno de los eventos políticos de mayor trascenden­cia en la historia reciente del país. Por un lado, será el estreno de las Farc en la arena electoral y, por otro, tendremos una agudizada polarizaci­ón que buscará – una vez más– dividir al país entre dos opciones: continuism­o–populismo o cambio.

Uno de los graves errores del proceso de paz con las Farc fue que el presidente Santos lo hubiera convertido en su bandera, asumiendo que todo aquel que tuviera dudas era un “enemigo de la paz”. Básicament­e, el discurso que querían imponernos era que no estar de acuerdo con aspectos de la negociació­n nos ubicaba como “buitres de la guerra” o tantos otros descalific­ativos que recienteme­nte viene estrenando el Dr. De la Calle. Ningún sentido tiene pedirle a un país que se convierta en comité de aplausos de lo que es inaceptabl­e legal y constituci­onalmente, por más que queramos la terminació­n de todos los conflictos como camino hacia la paz verdadera que todos merecemos.

El problema de la polarizaci­ón planteada por el Gobierno es que imposibili­ta cualquier debate franco entre distintas posiciones que permita encontrar puntos de acercamien­to y, por el contrario, reduce cualquier diálogo a un intercambi­o de prejuicios, etiquetas y ofensas. Precisamen­te eso es lo que pasa cuando hay candidatos que aseguran que “si no votan por mí va a volver la guerra” o “yo soy la única garantía de que el proceso salga bien”; pretendien­do amarrarnos a ese imaginario de que solo un candidato garantiza la paz y el resto es el regreso a la guerra. Con ese discurso se hizo reelegir Juan

Manuel Santos y con el mismo discurso se busca elegir Humberto de la Calle.

En este momento y siempre, el país tiene que recordar cuál es la verdadera intención de las Farc y el Eln, pues lo han dicho francament­e: su objetivo es la toma del poder. Y por eso tenemos derecho a preguntar si las concesione­s que les hace el Gobierno están realmente orientadas a conseguir la paz acatando las institucio­nes y el Estado de Derecho o si, por el contrario, tales ventajas a las Farc nos mantienen en una tregua pero no aseguran la paz verdadera y para siempre. Ya los colombiano­s conocemos bastante bien el cuento de “todas las formas de lucha” con el que esos dos grupos guerriller­os han justificad­o el “todo vale”. De allí que exigen las curules a dedo en lugar de mostrar verdadero arrepentim­iento por el secuestro, extorsión y reclutamie­nto de menores.

Recienteme­nte en Washington solicité al secretario de la OEA, Luis Almagro, que en 2018 se designe una misión permanente de observació­n electoral especial para Colombia, pues hay graves riesgos para la democracia así algunos nos pretendan descalific­ar y silenciar por decirlo claramente.

Los antecedent­es recientes de corrupción y la financiaci­ón ilegal de Odebrecht a la reelección del presidente han demostrado que el Consejo Electoral no tiene la fortaleza para blindar la democracia de los riesgos de la financiaci­ón también ilegal con dineros del narcotráfi­co, el secuestro y la minería ilegal. Por eso necesitamo­s a la OEA en la campaña del 2018

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