ECONOMÍA
No solo faltan mediciones precisas, sino que precios al productor están atados a la especulación financiera en las bolsas de Nueva York y Londres.
¿Cuánto café produce y se toma el mundo?, una inquietud de la cumbre.
Se estima que el mundo se toma cada día 2,25 billones de tazas de café. Se estima que este año la producción global rondará los 151,7 millones de sacos de café de 60 kilos. Se estima que, por tercer año consecutivo, la demanda de café superará la producción en 2017. Solo estimaciones que aparecen en uno u otro discurso del primer Foro Mundial de Productores, que concluyó ayer en Medellín.
Sin tener certeza de cuál es el consumo real de café en el mundo, a cuánto ascienden los inventarios físicos del grano, los cultivadores de Colombia y otras 59 naciones productoras siguen a merced de las alzas y las caídas de precios en el mercado de futuros de las bolsas de Nueva York, para cafés arábicos como el colombiano, y la de Londres, para café robusta, como el de Vietnam, Brasil o Indonesia.
“Estamos en la parte oscura del mercado, hoy es imposible decirle a usted cuál es el consumo real de café y los estimados de producción tienen una variación de 18 % con los números reales que encontramos en el mercado”, comentó a EL COLOMBIANO Juan Esteban Cardona, gerente para Colombia de Mitsubishi Corporation, una de las mayores comercializadoras de café del mundo (ver Paréntesis).
¿Y los productores?
Sin tener información cierta y con noticias de planes de nue- vos cultivos de café en África y Asia, la ley de oferta y demanda indica que los precios seguirán cayendo, lo que también supone un menor ingreso para el productor.
En el caso colombiano existe la garantía de compra de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), que cada día fija un precio interno por carga de 125 kilos. Esta herramienta da estabilidad a lo que se reconoce al productor y lo aplican las cooperativas de ca-
ficultores y sirve de referente, al que se apegan parcialmente otros intermediarios particulares que venden a la industria tostadora, explicó Carlos Alberto Cardona, presidente del Comité Directivo de la FNC.
Pero ese “seguro” de compra igual está atado a lo que dicte la formación de precios del llamado Contrato C de futuros de café, en la Bolsa de Nueva York, una referencia base a partir de la cual se pagan diferenciales según la calidad del café y su origen.
Así que un movimiento brusco en los precios en Nueva York puede obedecer a una
movida especulativa y no porque realmente grandes compradores de café hayan bajado o subido sus compras.
Con esas distorsiones en la cotización y con la presión de oferta que hace la gran producción de café arábico de Brasil, el presidente de la Federación Nacional de Café de Guatemala (Anacafé), Ricardo Arenas Menes, propone que Colombia y los países de Centroamérica se salgan del Contrato C.
“La mayoría de compradores y tostadores creen que por pagar bajo el Contrato C, que está entre 1,20 dólares y 1,30 dólares por libra, ya están cubriendo los costos de producir café, pero eso no es real. Por eso el precio debería (indexarse) por la inflación de países consumidores, eso sería justo para el comprador y el vendedor”, comentó el dirigente gremial, aunque reconoce que será difícil que las bolsas acepten ese cambio