La historia no es solo en pasado
¿Qué historia nos enseñan? Entre la cronológica y la que pide análisis, ahí está el dilema.
En átomos volando, las palabras del Himno Nacional que son un homenaje al prócer Antonio Ricaurte (“Ricaurte en San Mateo en átomos volando deber antes que vida con llamas escribió”), es ahora una frase vacía. Perdió sentido porque muchos ya no saben quién es Ricaurte ni tampoco que voló en mil pedazos al estallar un barril de pólvora. Por lo menos, en la versión oficial.
Es vacía, porque no ha sido resignificada en el presente ni se entiende como parte de un mito que crearon los criollos para motivar a sus tropas y obtener en el campo de batalla la independencia de la corona española. Con la frase parece que se olvidaron los efectos de las luchas de la independencia o el papel que tuvieron las guerras del siglo XIX en la formación de la Nación y de los partidos políticos.
La enseñanza actual de la Historia, según el Ministerio de Educación, promueve que el aprendizaje memorístico de datos pierda su lugar privilegiado y trascienda a una enseñanza caracterizada por el análisis de procesos sociales. “La propuesta es propiciar nuevas comprensiones de lo social, más incluyentes, que reconozcan el papel de otros grupos sociales”, afirman en comunicados.
Explican que “conscientes de que la enseñanza de la historia se había convertido en un ejercicio memorístico de personajes, eventos y fechas precisas”, el Ministerio presentó en 2002 los lineamientos curriculares para el área de Ciencias Sociales, en la que se integrara el conocimiento social, “que esta- ba disperso y fragmentado” y abarcara conocimientos fundamentales de Economía, Derecho, Sociología y Antropología.
Esto, considerando que la formación en Historia debería
llevarse a cabo de manera articulada con otras disciplinas.
Sin embargo, en el Congreso, la senadora Viviane Morales promueve la propuesta de restablecer la enseñanza individual de la materia Historia de Colombia, con la idea de “inculcar amor a la patria”. Si la plenaria de la Cámara de representantes la aprueba para que entre en vigencia, solo faltaría la firma del Presidente, pues el proyecto de ley 166 de 2016 ya pasó tres debates.
Qué historia nos han contado
En la década de los ochenta se dio un debate muy fuerte conocido como la guerra de los manuales, en el que se enfrentaron la Academia de Historia y un grupo de profesionales críticos.
Durante mucho tiempo la Academia había tenido el monopolio sobre la formación en Historia en el país, y aunque cumplieron una función muy valiosa de conservación y divulgación de “una versión de los hechos”, aparecieron historiadores profesionales que debatieron la tradición que esta proponía.
En 1994, el gobierno de César Gaviria tomó la decisión de eliminar la cátedra de Historia del plan de estudios de los colegios y la fusionó con la de Ciencias sociales.
A través de la Ley 115 de 1994 se estableció esta materia integradora (Historia, Geografía, Constitución Política y Democracia) como uno de los grupos de áreas obligatorias y fundamentales para educación básica y media.
La Historia que se enseñó en el pasado en la escuela era descriptiva y enaltecedora de los valores nacionales. Patricia Cardona Zuluaga, doctora en Historia y quien investiga sobre cómo se ha contado la historia del país, dice: “Realmente en los colegios nosotros no vimos historia, vimos cronología, y cuando más vimos fue historia patria, muy importante en el siglo XIX, porque ese contexto requería un relato que cohesionara, que reivindicara y mostrara un pasado glorioso, en un país que apenas se estaba inventando. La gente había pa-
sado de ser súbdito de la corona a ser ciudadano”.
Para algunos este relato fue ajeno a las realidades sociales y desconoció los derechos de los afros, de los indígenas, de las mujeres y de las minorías.
Cómo enseñar Historia
¿Esa es la cátedra de Historia que vuelve? Según Cardona, hacia 1850 aparece lo que se conoció como Historia de Colombia, con una obra de José Antonio de Plaza que no pasó el filtro del tiempo por su animadversión con Bolívar.
Antes y después de que el autor escribiera dos versiones, Memorias para la historia de la Nueva Granada y el Compendio de la Historia de la Nueva Granada, se hicieron varios textos que narraban los acontecimientos del país con algunos sesgos.
Por esto, al celebrarse el centenario del Grito de Independencia en 1910 se abrió un concurso para elaborar el que sería el primer gran manual de historia colombiana. Los jóvenes abogados Jesús María Henao y Gerardo Arrubla fueron los ganadores del concurso y su texto fue adoptado como el oficial de enseñanza en los colegios.
La problemática que ahora se presenta es ¿qué debe saber un estudiante sobre historia del país si parece que la visión integradora tampoco funcionó?
Según Cardona, “es importante reivindicar la función que tuvo ese pasado, en su contexto. Habrá que hablar de la importancia de las condiciones de enunciación de aquel discurso, porque no podemos seguir pegados de los modelos decimonónicos. Claro que es importante reivindicar elementos como la cohesión nacional, el mantenimiento de cierta memoria colectiva y la creación de una conciencia histórica, pero siempre conectados con el presente”