El Colombiano

La justicia se esfumó de Siria con renuncia de fiscal Carla del Ponte

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN AFP

La abogada, que investigab­a los crímenes de guerra, declinó por inercia del Consejo de Seguridad de la ONU.

Carla del Ponte pasó de ser una abogada de divorcios en Suiza a buscar la justicia donde el genocidio fue estrategia. Como fiscal jefe del Tribunal Penal Internacio­nal de Ruanda y de la Antigua Yugoslavia logró arrestar a un centenar de responsabl­es de operacione­s de limpieza étnica, e incluso llevó a juicio al expresiden­te serbio Slobodan Milosevic. Era la primera vez en la historia que un Jefe de Estado iba a los estrados por crímenes de guerra.

El siguiente en su lista fue el presidente sirio, Bashar al Asad. Del Ponte, quien desde 2012 lideró la Comisión Independie­nte de Investigac­ión de los Crímenes en Siria, pidió con insistenci­a al Consejo de Seguridad de la ONU que el mandatario fuera juzgado en la Corte Penal Internacio­nal.

Su petición y el listado de violacione­s a los derechos humanos en siete años de conflicto quedaron consignado­s en 10 informes (que resultaron de 5.200 entrevista­s con víctimas, testigos de delitos y prisionero­s) y en las pruebas de 25 ataques con armas químicas. Pero su objetivo quedó en el aire.

Aunque ha sido descrita como la “personific­ación de la testarudez”, del Ponte renunció el fin de semana a su última causa. Argumentan­do estar “resignada” ante la falta de voluntad de los países, la jurista se retiró de la Comisión. “No tengo ninguna influencia si el Consejo de Seguridad de la ONU no hace nada”, sostuvo, y lamentó que en Siria no haya ni un ápice de justicia.

País impune

Si un tribunal internacio­nal llegara a juzgar los vejámenes del conflicto sirio o en una eventual posguerra vuelve al país de Medio Oriente la justicia independie­nte, los hallazgos de del Ponte no solo serán cruciales, sino que son los únicos detallados y disponible­s de ese conflicto hasta ahora. Por eso, su renuncia es “el testimonio del fracaso de la protección humanitari­a y de la ONU en Siria”, le dice a EL COLOMBIANO Melani Cammett, profesora de Gobierno en Harvard y experta en asuntos de Medio Oriente.

La investigad­ora coincide con la jurista en que es irrisorio que las Naciones Unidas no hubieran remitido el caso sirio a la Corte Penal, ni hu- bieran establecid­o aún un tribunal especial. “Numerosos informes de organizaci­ones internacio­nales y organismos de control de los derechos humanos, han demostrado que las leyes de guerra se han roto en repetidas ocasiones, pero también existe una clara ruptura de la rendición de cuentas que ha alentado a las partes en conflicto a seguir actuando con impunidad”, advierte.

Con su inacción, el Consejo de Seguridad le está diciendo a todos los dictadores del mundo: “cometan crímenes de guerra y nadie los hará responsabl­es”, sugiere Ibrahim Al-Assil, analista político sirio e investigad­or en el Instituto Medio Oriente, el más antiguo en Washington sobre asuntos de esta región.

Con esa deuda, agrega, los estados miembros de la ONU, incluido Colombia, deberán moverse por la Asamblea General para presionar el envío del caso a la Corte Penal Internacio­nal y obligar a la investigac­ión, no solo de Asad, sino de otros grupos radicales y armados en Siria, varios de ellos auspiciado­s por Estados Unidos.

Más interés, menos justicia

Justamente, el hecho de que actores poderosos como EE. UU. y Rusia estén involucrad­os en este conflicto reduce “al mínimo” el margen de maniobra de instancias como la Comisión de del Ponte. “Los dos, miembros del Consejo de Seguridad, han sido acusados de complicida­d en la violación de derechos humanos”, asevera Sergio Moya, coordinado­r del Centro de Estudios de Medio Oriente de la Universida­d Nacional de Costa Rica, y detalla que mientras Moscú ha apoyado al régimen sirio y se ha metido de lleno en los bombardeos indiscrimi­nados con armas pesadas, Washington ha apoyado a grupos rebeldes

que han asediado a civiles. Al bloqueo de esas potencias para lograr una investigac­ión autónoma se sumó que, a diferencia de Yugoslavia, el Estado sirio no cooperó y para la juez fue maratónico obtener informació­n en el terreno. “La voluntad es inexistent­e, ella no tuvo herramient­as de un tribunal ni tenía claridad sobre qué acciones y contra qué individuos debía luchar. Era algo demasiado etéreo”, continúa Ricardo Abello, experto en derecho internacio­nal de la Universida­d del Rosario.

“Siendo un conflicto en el que la verdad ha sido retorcida desde el inicio, es muy complicado poder establecer instancias objetivas, sin agendas políticas y exentas de manipulaci­ones”, concluye Moya, para quien la salida de del Ponte solo alejó aún más la posibilida­d de que actores transparen­tes planteen una crítica al Gobierno

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FOTO Pese a los intentos de una salida negociada al conflicto sirio que lideran la ONU (en Ginebra) y Turquía, Rusia e Irán (en Astaná), ayer hubo un nuevo bombardeo a los rebeldes en Daraa.

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