¿HABRÁ CAMBIO DE TONADA EN CHINA?
La última decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en contra de Corea del Norte pudiera representar un cambio de criterio político de significación del lado chino, que ha votado junto con el resto de los miembros de esta máxima instancia para apoyar la iniciativa de los Estados Unidos de aplicar sanciones al régimen de
Pyongyang por sus ensayos misilísticos. Pero más que un viraje en la consideración de las sanciones -ya que ellas han sido adoptadas en el papel en más de una ocasión por los grandes del planeta- lo que pudiera estar a la vuelta de la esquina es un cambio de actitud hacia la aplicación de tales sanciones.
Hace un año en Pekín la posición estratégica del coloso de Asia era otra. 2016 había sido intenso del lado de Norcorea en cuanto al número de las pruebas de misiles transoceánicos pero en septiembre tres de estas armas de alcance medio fueron lanzadas en el preciso momento en que se reunían los líderes mundiales del G20. La reacción china en aquel momento no pasó de reprobar verbalmente el hecho. Tampoco fue más lejos que presentar una formal protesta diplomática a sus perpetradores, a pesar que el noreste de su territorio había sido sacudido por un movimiento telúrico de gran intensidad, a consecuencia de la explosión de una bomba nuclear.
Los debates en el seno de la oficialidad china eran intensos. Una seria diatriba se presentaba entre actuar severamente contra el vecino coreano o hacerse de la vista gorda sobre la amenaza que EE. UU. estaba tomando muy en serio. Existía el sentimiento dentro de un ala del Partido Comunista de que los territorios fronterizos chinos con Norcorea serían fuertemente desestabilizados si la posición de la capital se hacía más determinante. Es bueno anotar que 70 % del comercio entre China y Corea del Norte se efectúa a través de la frontera de Dandong y recalcar que las exportaciones del régimen de Kim Jong Un a la vecina China representan una importante variable de su desempeño económico: 90 % del comercio externo de Norcorea.
China, hasta estos días, ha sido tímida en las sanciones impuestas a Pyonyang por su agresividad militar externa. Los intercambios bilaterales han continuado con viento en la popa y las autoridades fronterizas chinas, dentro del espíritu de no provocar inestabilidad en el comercio de la zona, incluso han cerrado sus ojos ante el significativo contrabando practicado tradicionalmente en la región. La mayor paradoja es que en octubre del año pasado se estableció allí una zona de libre comercio para facilitar los intercambios después de que Pekín había decidido aplicar sanciones bilaterales al régimen de Pyonyang.
Así que toca ahora interrogarse sobre un cambio eventual dentro de la permisimidad que China practica de cara al “enfant terrible” de la región. ¿Le ha llegado la hora a China de sustentar su acompañamiento a las grandes potencias frente a las políticas nucleares del díscolo personaje con acciones realmente disuasivas o continuará actuando en solitario y divorciada de los compromisos internacionales de los cuales es solidaria?
Es posible que las negociaciones celebradas entre Washington y Pekín en las semanas recientes hayan conseguido efecto de motivar a China a aplicar realmente medidas restrictivas que surtan el efecto que las amenazas norteamericanas no han provocado hasta el presente. El caso es que mientras en la capital norcoreana no se sienta una posición tajante de parte de su vecino y una actitud proactiva de solidaridad mundial en un tema que le afecta también de manera directa, la carrera nuclear de Kim y sus amenazas bélicas no tendrán razón alguna para amainar o para detenerse
La carrera nuclear de Kim no tendrá razón para detenerse si China no interviene