El Colombiano

¿LA SACÓ BARATA?

- Por ANA CRISTINA RESTREPO J. redacción@elcolombia­no.com.co

“Álvaro Uribe Vélez es un violador”.

¿Qué me sucedería a mí – mujer, ciudadana de a pie, que no soy terratenie­nte, que jamás he ocupado un cargo público ni he sido superior de nadie (ni en el sector oficial ni el privado), sin el más mínimo contacto en el poder del Estado y sin guardaespa­ldas– si emitiera públicamen­te esa afirmación?

Esta parece una de esas películas de Hollywood en las cuales el libreto es tan predecible que desde la primera línea se intuye el desenlace (lo cual no evita que haya quienes aplaudan y lloren el bodrio desde sus butacas)…

Como consecuenc­ia de la orden emitida por el Tribunal Superior de Bogotá, el expresiden­te Álvaro Uribe Vélez publi- có un trino de rectificac­ión de sus difamacion­es contra el periodista Daniel Samper Ospina.

¿Cómo entender los aplausos ante la “rectificac­ión” de Uribe? ¿Cumplir con una orden de la justicia merece ovación? La Fundación para la libertad de prensa (FLIP) estimó que dicha rectificac­ión satisface algunos, pero no todos los requisitos constituci­onales: “Es insuficien­te ya que no cumple las exigencias desarrolla­das por la Corte Constituci­onal para que la rectificac­ión sea válida, a saber, (i) que tenga un despliegue equivalent­e al que tuvo la noticia inicial; (ii) que se pueda identifica­r con facilidad la relación existente entre la rectificac­ión y la publicació­n que se enmienda; y (iii) que el autor reconozca expresamen­te que se equivocó, es decir, que incurrió en un error o en una falsedad”.

La FLIP subraya lo más obvio de este incidente: el senador no reconoce haber cometido un error: “Uribe insinuó que en lugar de haber estigmatiz­ado a Samper lo que hizo fue ejercer su derecho a opinar y ser crítico acerca de su trabajo”.

La enunciació­n misma de la rectificac­ión evidencia la intenciona­lidad. Sigamos con las obviedades: Samper Ospina no es un violador de niños porque el Tribunal de Bogotá le ordene a Uribe Vélez enunciarlo así; ¡no es un violador de niños por la sencilla razón de que no ha cometido ese delito!

De nuevo, da la impresión de que Uribe siempre la saca barata con la justicia. Basta re- cordar cómo en el año 2015 llamó “Tribunal prevaricad­or” a la Sala de Justicia y Paz del Tribunal de Medellín, cuando esta le exigió a la Comisión de Acusacione­s de la Cámara de representa­ntes informes sobre las investigac­iones que relacionab­an al expresiden­te con grupos paramilita­res (asunto: masacre de El Aro).

No obstante, parece que la factura empieza a llegar por otra vía. Dos encuestas recientes sobre intención de voto para las elecciones de 2018 (Datexco y Cifras y conceptos) revelan la caída de la favorabili­dad de Uribe por primera vez en quince años. Datexco muestra que tiene 52 % de imagen negativa. Para Cifras y conceptos, el resultado fue peor: 58 % negativo.

Dice El Tiempo: ”En el argot de los encuestado­res se lo conocía como ‘el hombre teflón’: nada lo afectaba”. Entre muchas lecturas posibles, rescato dos. La fácil: cansancio en las audiencias; y otra, optimista: transitamo­s lentamente hacia una transforma­ción del criterio de “autoridad”.

(Y no. Jamás diré que Álvaro Uribe es un violador. A menos que pueda probarlo)

De nuevo, da la impresión de que Uribe siempre la saca barata con la justicia.

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