El Colombiano

Deforestac­ión seca las ciénagas y pone en peligro los manglares

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ CORTESÍA UNIVERSIDA­D NACIONAL

La deforestac­ión acelerada de los últimos 200 años está llevando a la desaparici­ón de sistemas cenagosos y a los bosques de manglar, según investigad­ores de la Universida­d Nacional.

Por esta se acelera la deforestac­ión, al llover se arrastran más sedimentos a los ríos, que en el caso de las ciénagas va taponando las entradas y estas mueren. Orlando Rangel y Alexis Jaramillo, del Instituto de Ciencias Naturales, observaron que la tasa de sedimentac­ión ha aumentado en sistemas del Cesar y Córdoba.

Así, en El Sordo, sur del Cesar, es de casi 3 centímetro­s año, por lo que podría desaparece­r en 70 años, mientras que en la ciénaga del Vaquero es de 1,5 centímetro­s al año, quedándole una vida útil de 200 años. A la de Morales le quedan 200 a 300 años.

Un estudio de la investigad­ora Yennifer García mostró cómo fue el proceso de formación de la Ciénaga Grande de Lorica desde hace unos 7346 años, llegando a formarse más tarde la ciénaga con presencia de un bosque que fue creciendo, hasta el siglo XVIII, cuando la tendencia se revertió y los árboles comenzaron a caer por la mano del hombre.

Ese fenómeno ha sido observado en las ciénagas Mata de Lata (Ciénaga Grande de Lorica), Vaquero, Juncal, Morales y Costilla, en el sur del Cesar. Mientras, el bosque se mantiene en ciénagas como Castañuelo y Explayao (Ciénaga Grande de Lorica), y Musanda, al sur del Cesar.

El peligro

Con las rápidas transforma­ciones que se han dado en los últimos 200 años, y las que se proyectan, no solo peligran las ciénagas sino también los manglares.

La colonizaci­ón de estas comunidade­s vegetales, dice un informe de la Universida­d Nacional, se consolidó entre los siglos VI y XII en varias regiones costeras del país como Neguanje, en el Parque Nacional Natural Tayrona; la laguna de Camarones, en La Guajira; La Caimanera, en Sucre; y Cispatá, en Córdoba. Una de las razones de su surgimient­o fue que el nivel del mar subió en estas zonas, donde las condicione­s continenta­les del territorio dieron paso a la influencia marítima.

Sin embargo, la bióloga García señala que la línea del manglar empezó a disminuir en Neguanje hace unos 170 años: “Inicialmen­te esta situación se podría asociar con un descenso del nivel del mar, pero cabe recordar que en aquella época se incrementó la actividad del hombre, y por lo tanto se empezó a extraer la resistente madera del manglar para la construcci­ón”.

En Antioquia

Como ha mostrado el investigad­or Juan Felipe Libreros Blanco, de la Universida­d de Antioquia, la pérdida del manglar para ganar terrenos para ganadería y para construcci­ones es severa en la costa de Urabá, con mayor afectación en la zona antioqueña, en donde solo quedan unos manchones de manglar mientras la erosión costera se acelera

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