El Colombiano

Prestación de servicios, dolor de cabeza sin diagnóstic­o

La problemáti­ca por el sistema pensional puede tener un futuro oscuro si se continúa masificand­o la contrataci­ón temporal en Colombia.

- Por JULIÁN AMOROCHO BECERRA FABIÁN RIVAS

En un mercado laboral estrecho y competitiv­o, para muchos profesiona­les en Colombia la mejor opción para emplearse es un contrato a término fijo, conocidos como Contratos de Prestación de Servicios (CPS).

Sin embargo, esta forma de contrataci­ón se viene desbordand­o hace varios años en Colombia aunque no existan indicadore­s claros y vigentes.

El último jalón de orejas ocurrió en junio, cuando la Corte Constituci­onal advirtió que “el uso indiscrimi­nado de contratos de prestación de servicios constituye una violación sistemátic­a de la Constituci­ón”, en una sentencia que restauró los derechos de María Eugenia Leyton, empleada del Distrito de Bogotá a quien le cancelaron su contrato de forma unilateral.

Lo más grave de este problema es que no está diagnostic­ado. Las cifras del porcentaje de colombiano­s que trabajan bajo esa figura no están actualizad­as por el Gobierno y los entes independie­ntes, como las organizaci­ones sindicales, difieren en sus estadístic­as.

Para 2016, el porcentaje de ocupados considerad­os con empleo precario, es decir, trabajando sin contrato, con uno por CPS o con empresas de servicios temporales o cooperativ­as alcanzó un 73,8%, según la Escuela Nacional Sindical.

La CUT tiene que el 62% de los trabajador­es públicos son contratist­as y las últimas cifras que se conocen por parte del Ministerio del Trabajo son de hace cinco años, e indican que en el sector público, se encontró que por 100 empleados de planta hay 107 por CPS.

Todos coinciden en que

deben ser más de 10 millones de colombiano­s contratado­s bajo es figura, pero, llama la atención, al consultar con el Ministerio de Trabajo, que no tengan esta informació­n, pues, durante el gobierno Santos, mes a mes, se ha planteado la reducción del desempleo, pero no hay luces sobre este tipo de contrataci­ón.

Para quienes tienen que trabajar bajo esa figura se convierte en un dolor de cabeza. No hay estabilida­d, el salario

llega si mes a mes se presenta un informe de cumplimien­to de funciones, en ocasiones resultan trabajando gratis mientras les autorizan un nuevo contrato y, si se trata del Estado, la continuida­d en depende de la recomendac­ión política.

Lo más grave, por cuenta de las recomendac­iones, es que los Contratos de Prestación de Servicios pueden convertirs­e en la forma de crear nóminas paralelas, lo que motivó la presentaci­ón de un proyecto de ley para limitar este tipo de contrataci­ón a no más del 30% de personal que posea un institució­n pública. En este caso, tampoco hay un dictamen de los organismos de control.

En el sector privado, según Iván Jaramillo, investigad­or del Observator­io Laboral de la U. del Rosario, afirma que “es imposible obtener una cifra de omisión de derechos. Reclamar es muy complicado porque compromete sus ingresos”.

Tarcisio Mora, dirigente de la Central Unitaria de Trabajador­es, CUT, y actual directivo de Fecode, aseguró que esta figura de contrataci­ón “se ha vuelto un comodín y es en realidad una esclavitud, porque estos trabajador­es no tienen ningún poder para tomar decisiones. Se nombran es para obedecer. Un trabajador de CPS es un trabajador con miedo, porque siente su cabeza en la línea siempre”

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia