EL PODER ES PARA SERVIR
Es comprensible la inconformidad ciudadana con la creciente ola de corrupción pública y privada que se presenta en nuestra sociedad, la cual es un desafío permanente a los órganos de control y a la administración de justicia; muchos ca- sos se conocen gracias a la responsable y valerosa labor investigativa de algunos medios de comunicación, los cuales merecen gratitud y apoyo de la comunidad y a la tarea de autoridades judiciales extranjeras, y sugiere pautas de acción para corregir, pues de no hacerlo seremos una nación sin futuro y censurada por la comunidad Internacional. Es claro que con la corrupción no se fortalece la democracia ni progresa la economía ni se derrota la pobreza ni mejora la calidad de vida de la población. Tarea urgente: educación pertinente y con énfasis en valores éticos desde el seno de las fa- milias, las instituciones educativas, las empresas y la sociedad en general. La sociedad necesita de abogados, ingenieros, médicos, contadores, gerentes... con solvencia profesional y ética, para evitar que se repitan casos vergonzosos como el del flamante fiscal anticorrupción, ¡capturado por corrupto!
Quienes aspiran a desempeñarse como servidores públicos, deben entender que su poder debe ejercerse con pleno acatamiento a la Ley, tal como se afirma solemnemente con el juramento de posesión, para servir a la comunidad, sin ningún tipo de exclusión. No para servirse del poder