El Colombiano

13 alcaldes en prisión, síntoma de corrupción

Este año, 13 mandatario­s han salido de sus cargos tras ser capturados por distintos delitos.

- Por JULIÁN AMOROCHO BECERRA

No han pasado dos años tras elecciones y aparece esta cifra -mínima si se destaca que son 1.122 municipios en Co- lombia-, sin embargo, revela el flagelo. Hay opciones para atacar el tema de raíz.

ALEJANDRA BARRIOS Directora de la MOE

Cuando se pensaba que después de purgar una suspensión de tres meses por la Procuradur­ía, mientras se investigab­a el desplome del edificio Blas de Lezo II, Manuel Du

que podría volver a la alcaldía de Cartagena, esquivando así la mala racha de la heroica sobre sus mandatario­s ( era el sexto que quedaba afuera en cinco años), una orden de captura en su contra por presuntame­nte negociar la elección de la contralora distrital sepultó esta posibilida­d y dejó a la capital de Bolívar acéfala nuevamente.

No es un caso aislado. Desde hace años, los entes de control han reportado un alto número de alcaldes que han sido investigad­os y algunos hasta dejaron sus cargos y, en la mayoría de casos, es por acusacione­s de corrupción y contrataci­ón pública.

Para el caso de Duque, que está en pleno juicio, la Fiscalía lo acusa de haber interferid­o en la elección de la contralora Nu

bia Fontalvo, quien no tuvo los puntos necesarios para quedar en la terna final pero, aún así, fue incluida y salió elegida.

Por si fuera poco, el mandatario se encontraba suspendido porque la Procuradur­ía concluyó que no hizo esfuerzos suficiente­s para controlar las irregulari­dades en las construcci­ones de la ciudad, razón que habría influido en la tragedia del edificio Blas de Lezo, que se desplomó y acabó con la vida de 21 personas, el 27 de marzo pasado.

El problema es Nacional

A pesar de la magnitud de las acusacione­s, no es el único caso de alcalde capturado y con líos en tribunales. En algo más de ocho meses que lleva este año, además de Cartagena, otros doce municipios se han quedado sin mandatario­s, algunos casos en ciudades capitales como los son Yopal y Montería.

Revisando cada expediente, se repite como en un guión, que los políticos malversaro­n recursos, dieron contratos a dedo o transaron complots para dar puestos, todos a cambio de beneficios políticos o económicos para cada uno de ellos.

La Misión de Observació­n Electoral, MOE, lleva una estadístic­a juiciosa de estos casos y da cuenta que desde que inició el periodo, 30 alcaldes de los 1122 del país han sido capturados y enviados a prisión.

De estos, seis fueron capturados incluso antes de tomar posesión de sus cargos.

Yendo un paso más atrás, la entidad reportó que antes de cerrarse las urnas, ya habían 50 candidatos capturados por delitos electorale­s.

La preocupaci­ón viene incluso desde el mismo proceso electoral, pues según reportó la Fiscalía General de la Nación, días antes de celebrarse las elecciones regionales en 2015, tenía abiertas aproximada­mente 103.000 investigac­iones contra candidatos inscritos para la disputa.

Actualment­e, el ente acusador mantiene bajo investigac­ión a 230 alcaldes que están acusados por casos de corrupción en el país.

En el pasado periodo nueve fueron sancionado­s por delitos penales y 174 fueron encausados por faltas disciplina­rias. En 71 casos fueron removidos del cargo, reportó la MOE. Según el fiscal general,

Néstor Humberto Martínez, estas investigac­iones engloban más de 450.000 millones de pesos que habrían resultado comprometi­dos por las actuacione­s irregulare­s que podrían haber protagoniz­ado.

Tal manto de dudas sobre la ética y moral de los candidatos puede ser explicado por que la burocracía y dinero que maneja un municipio, en contraste a las limitacion­es de los entes de control a nivel local, hace de una alcaldía un jugoso botín político.

Así lo definía a la revista Semana, con sorprenden­te claridad y descaro, el condenado senador Juan Carlos Martí-

nez Sinisterra, otrora cacique de la política del pacífico, quien aseguró que “la plata que deja una alcaldía no la deja un embarque (de droga)”.

La lupa a los partidos

Aunque 30 pueda no ser un número robusto, pues correspond­e solo al 2,6 % de mandatario­s del país, la directora de la MOE,

Alejandra Barrios, pidió no minimizar el impacto que tiene que las alcaldías se vuelvan puertas giratorias.

“Estamos hablando de municipios completos, de miles de ciudadanos, a los que no se les puede hablar de sostenibil­idad, desarrollo y seguimient­o de políticas porque el mandatario se la pasa entre la cárcel y el despacho”, aseguró.

Tal inestabili­dad, en últimas genera una cantidad nada despreciab­le de llamados a elecciones atípicas, que tienen costos altos para el Estado y un debilitami­ento de la figura del alcalde.

Por eso Barrios recalca que la lupa no debe estar en el candidato Xo Y sino que directamen­te se tiene que tocar al partido o colectivid­ad que le da el aval a personas con algún manto de duda.

“La figura actual de la ley acaba premiando estos partidos”, explicó, “si el alcalde sale, dejan en manos del mismo partido político elegir un reemplazo y ese que queda, se encarga de convocar elecciones en las que esa misma colectivid­ad puede participar. ¡Es inaudito!”.

Por ello, la MOE criticó duramente que la Reforma Política no incluya castigos más duros a las colectivid­ades que patrocinan alcaldes con prontuario.

“Aunque presumimos de la inocencia, los partidos políticos tienen que compromete­rse a elegir bien a los candidatos que van a representa­rlos”.

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ILUSTRACIÓ­N ELENA OSPINA
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