Su paso firme hizo de Arévalo el “rey de Inglaterra”.
Éider Arévalo (24 años), oro en marcha 20 km, le dio a Colombia la segunda medalla en el Mundial de Londres, tras la plata de Caterine.
Aunque el final fue apretado y solo le ganó por dos segundos al ruso ruso Sergei Shirobokov, en los últimos metros Éider Arévalo sintió que tenía asegurada la medalla de oro. Abrió la bandera de Colombia, que llevaba enrollada en su mano derecha, y la extendió sobre su espalda como una especie de capa antes de cruzar la meta.
Extenuado, se inclinó y, de rodillas, besó el suelo londinense. Recibió la felicitación de su principal oponente, puso una mano en su pecho y levantó la otra hacia el firmamento para agradecer al Todopoderoso, gesto que repetiría luego en el podio, cerca del Palacio de Buckingham, en la capital inglesa.
Acababa de convertirse en campeón mundial de marcha 20 km, refrendando sus progresos después de haber sido campeón juvenil en 10.000 metros en Barcelona-2012, casilla 20 en los Olímpicos de Londres-2012, y 15° en Río-2016.
Su esfuerzo, que duró una hora, 18 minutos y 53 segundos (nuevo récord nacional), por delante de Shirobokov (1h18:55) y el brasileño Caio
Bonfim (1h19:04), significó la segunda presea del país en el certamen que terminó ayer, luego de la plata alcanzada por la antioqueña Caterine Ibar
güen en el salto triple. “No me lo creo. No me creo que sea campeón del mundo. Doy gracias a Dios por este triunfo. Trabajamos mucho para esto. Debo esto a mi país, a mi familia, que siempre me ha apoyado. No puedo con la alegría”, relató a los periodistas antes de explicar su estrategia, recogida por las agencias Reuters y AFP: “En los últimos cuatro km de la carrera salí adelante en el lote y me dije: ‘Esto es mío, sal a buscarlo’... A falta de un km estaba solo con un ruso (Shirobokov). Esa fue la parte más difícil, pero tuve las energías y la fuerza de rematar el último pedazo y poder ganar”. Eufórico, el laboyano (gentilicio de los nacidos en Pitalito), confesó que en las horas de la mañana escuchó salsa y bailó, como presagiando que lo esperaba la gloria hasta convertirse en “el rey de Inglaterra”, como expresó con felicidad.
Carrera ascendente
Arévalo nació en el segundo municipio de Huila después de la capital, Neiva. De niño jugaba fútbol, pero este deporte lo aburrió pronto y en los torneos escolares empezó a descubrir sus habilidades para el atletismo, animado por sus compañeros, que siempre terminaban lejos de Éider en las competencias de la clase de Educación Física. Su primer entrenador en el pueblo fue Edward Chilito, quien lo tuvo hasta que el ahora campeón mundial decidiera radicarse en Bogotá, a los 15 años. En la capital, su paisano Fernando Rozo lo pulió y le mostró el camino del éxito, basado en el esfuerzo y la disciplina.
La muerte de este estratega (accidente cerebrovascular), el 21 de enero de 2012, fue un duro golpe para Arévalo. Por eso cada vez que alcanza una victoria, la imagen de su tutor está presente.
Ahora cuenta con la orientación de Marcelino Pastrana y Luis Fernando López, quien ayer participó en los 50 km y se retiró en la que fue su última competencia internacional, pues acaba de anunciar su adiós para dedicarse a formar talentos.
Tras su marcha dorada en Londres, el atleta opita tiene la mira puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, pero antes defenderá su título mundial en
Doha-2019. En ambas travesías quiere ponerse de nuevo la bandera tricolor como capa e intenar simular a una especie de superhéroe nacional
“Esta es la conclusión de un proceso bien hecho y un trabajo interesante. La actuación de Sandra también es muy buena, ambos con marca nacional”. JULIO ROBERTO GÓMEZ Comisión Técnica de la IAAF