El Colombiano

Loriga escarba la herida del destierro

El escritor español, que recibió el premio Alfaguara de Novela 2017 por su libro Rendición, habla de su obra.

- Por JOHN SALDARRIAG­A CORTESÍA ALFAGUARA

Ray Loriga es un creador conocido por su narrativa y más aun porque su nombre pasa a velocidad de vértigo al principio y al final de algunas películas, entre los créditos. Es guionista de Carne trémula, de Pedro Almodóvar; El séptimo día, de Carlos Saura, y Ausentes, de Daniel Calparsoro. Y ha sido director de dos películas: La pistola de mi hermano, basada en su novela Caídos del cielo, y Teresa: el cuerpo de Cristo.

Nació el 6 de marzo de 1967, de modo que quienes suelen poner rótulos a todo dicen que hace parte de la Generación X, que abarca a los nacidos en los decenios de los sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado.

Si bien no ha visto a nadie más en su casa dedicado a las letras, nació y creció en un ambiente creativo: su papá, José Antonio, era dibujante de prensa; su madre, Mary Luz, actriz.

Cuando hablamos, dijo que esta no es la primera vez que viene a Colombia y recordó que hace dos años estuvo en la Fiesta del Libro de Medellín. Por supuesto, recordamos su encuentro con la ecuatorian­a Gabriela Alemán y el colombiano Víctor Gaviria, en una charla bautizada con ese estilo de los actos de esta clase de certámenes: “El crudo encanto de la realidad”.

Háblenos de décima novela. su

“Como sabes, es de destierro. Una persona vive en una comarca, donde es dueña de una hacienda. Cree que tiene su vida organizada, pero de pronto se evapora todo eso y debe trasladars­e a otro mundo. Es también una investigac­ión sobre la identidad cuando todo cambia. La diáspora es algo inherente a la guerra”.

En Colombia hemos vivido esas situacione­s.

“La novela, entonces, está relacionad­a con diferentes sociedades que han padecido guerra y destierro. Me causan curiosidad esos temas”.

¿Cuándo escribió esta historia? ¿Se basó en hechos cercanos?

“Es escritura de precisión y para nada autobiográ­fica. Nunca he vivido una expe- riencia como esta. La realidad informa esa invención; le presta situacione­s, personajes. Con siete personalid­ades distintas puedo formar un personaje. Rendición es un trabajo de siete años. En 2012 hice el primer boceto. Luego lo dejé descansar. Sentí que debía afilar el tono. Volví a concentrar­me en la reescritur­a”.

¿Cómo la han recibido?

“Ha sido bien recibida. Me han veces han entregado el Alfaguara de Novela. Diez de ellas a escritores españoles.

dado opiniones. Quiero llegar a más gente. Que me lean”.

Vive entre el cine y la literatura. ¿Cree que en el cine expresa asuntos distintos a los que puede contar con esta? ¿Se alimentan las dos formas de expresión?

“Son dos pasiones. El guión es una forma de escritura, aunque en su técnica muy poco se parecen la novela y el guión. Y sí, se ayudan. La ventaja es que si eres guionista puedes proteger las novelas que estás escribiend­o, es decir, no sacarlas de prisa, y entre tanto sacar un guión que te sirve para la superviven­cia. Y lo mejor: sin trabajar en cosas lejanas a la escritura. A veces estoy escribiend­o novela durante varios años y después deseo limpiar la cabeza con el guión”.

¿Es muy diferente escribir directamen­te un guión, como hizo en

a adaptar una novela a un guión, como hizo con

“En cine me gusta escribir por encargo. Cosa curiosa, porque a muchos les gusta más escribir guiones de sus propias ideas. Cuando escribo novelas, todo viene de mi cabeza. En El séptimo día escribo de crímenes que no hubiera imaginado investigar. Fue emocionant­e”.

Ahí da puntadas sobre su método de trabajo: realiza investigac­ión.

“Esa película que escribí para Carlos Saura es sobre un crimen real y tuvo gran investi-

gación. Una ardua labor periodísti­ca, metido en archivos. Si podías hablar con alguien que hubiera vivido los hechos, mejor. Si es un tema histórico, realizo una indagación sobre la época, en libros y documentos. Cada proyecto me lleva a otros mundos”.

Hay cercanía entre los roles de guionista y novelista, pero el de director de cine, diría yo, es otro asunto.

“El oficio de director tiene una parte creativa, una parte de gestión de grupo y algo de producción. No se ocupa de todo, porque hay muchos implicados, pero tiene la responsabi­lidad de todo. Es como el capitán de un barco. Distinto a la experienci­a de la literatura que es de soledad y silencio. El director disfruta del talento de los demás. Es un instrument­o para que los actores saquen lo mejor de sí, cada uno a su manera”.

Carne trémula es una película muy celebrada entre nosotros. ¿Cómo fue la experienci­a de trabajar con Pedro Almodóvar?

“Fue maravillos­a. Estudiamos el guión, leímos mucho. Fue un privilegio, porque a Almodóvar casi nadie lo ve. Lo ven los actores en el plató y no más. Pero en el estudio, él escribe solo. De modo que fue maravillos­o estar con él tanto tiempo escribiend­o en el estudio”.

Le falta actuar.

“Escribo guiones, dirijo, hago cualquier cosa detrás de la cámara; nunca he estado delante de esta, ni pienso estarlo”

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FOTO Además de escritor y guionista, Ray Loriga ha dirigido dos películas. Una basada en una novela suya.

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