El Colombiano

La noche en la que las zancadas fueron doradas

Hace un año, Caterine Ibargüen coronaba el sueño que se le esfumó en Londres: ser campeona olímpica en el salto triple.

- Por DANIEL CARDONA HENAO COLPRENSA

Como si hubiera tenido un sueño premonitor­io, Caterine Ibargüen se levantó el 14 de agosto de 2016 y lo primero que hizo fue decirle a su entrenador, Ubaldo Duany, que iba a lograr la medalla de oro en el salto triple de los Juegos Olímpicos.

Alistó su lycra roja, su blusa azul, sus medias y sus tenis verdes fosforesce­ntes y empezó a enfocarse en la competenci­a que vendría en la noche en el Estadio Olímpico Nilton Santos de Río de Janeiro.

En su mente no entraba la posibilida­d de repetir lo que pasó en Londres 2012, cuando se quedó con la medalla de plata, sino la oportunida­d de catalogars­e como la mejor de todas en el olimpo.

El “Engenhao” -como se le conoce al estadio Nilton Santos- ya conocía a Caterine, tanto que cuando arribó esa noche, la gente se llenó de palmas, y eso que ella no había ingresado a la pista.

Al ponerse la pinta que preparó con especial dedicación, la sonrisa afloró y el técnico Duany -le comentó a Colprensa- sintió que esas horas traerían algo especial.

15,17 metros inmortales

En las jornadas clasificat­oria, la nieta de doña Oyola había hecho una marca de 14,52 m, la cual sabía que no iban a ser suficiente en su empeño de dorarse en Río.

Duany estaba seguro de que tendría que superar los 15 metros con su salto si quería llegar a lo más alto, sobre todo porque Olga Rypakova asomaba fuerte y que atrás venía una gran contendien­te al trono: Yulimar Rojas.

Su primera salida fue 14,65 metros, insuficien­te. Luego superó los 15 m e hizo que todas sus rivales se esforzaran al máximo. 14,38 m en el tercero y en el cuarto le tocó dar el máximo porque la venezolana Rojas llegó a las 14,90 m y la amenazaba: registró un 15,17 que fulminó las esperanzas de las otras contrincan­tes. El quinto fue 14,76 m y el sexto, de 14,50 m, pero solo se hicieron anecdótico­s para Cate.

La reacción fue de alegría, euforia y abrazo fundido con entrenador y compañeras. La presión cedió a que la sonrisa -esa con la que animó a los espectador­es antes de cada salto- fuera más grande y brillante, casi como el oro que recibió un día después.

Fruto de la disciplina

A falta de tener el metal deseado en sus manos, Ibargüen habló para la televisión nacional y develó los motivos para llegar a la cima del mundo. “Se sabía que no iba a ser fácil llegar hasta aquí. Estoy muy feliz porque no es una medalla que se trabaja en uno o dos días, es durante años y años; le doy gracias a Dios que me dio la posibilida­d de lograrlo”.

Su tía Luz Mery Ibargüen recordó que ese momento fue de mucha euforia, pero no celebró con toda la alegría del mundo porque “hay que hacerlo con mesura y responsabi­lidad. Desde niña Caterine luchó por salir adelante, y ahora, por su esfuerzo y disciplina, recoge su mayor fruto. Ella es ejemplo de coraje para la juventud de Colombia”.

Pero, el que explotó como si hubiera coronado el anhelo fue Ubaldo Duany, entrenador, que en su abrazo demostró que él también es medallista de oro. “Este es el trabajo de muchos entrenador­es, sobre todo los cubanos, que sacrifican tiempo sin estar con la familia para salir adelante. También a Colombia, que me adoptó como un hijo”, reflexionó el caribeño, quien quiere festejar en Tokio 2020

“Nada que valga la pena es fácil, todo hay que trabajarlo con disciplina. Logré un sueño que una vez se me nubló”. CATERINE IBARGÜEN Medallista olímpica

 ?? FOTO ?? El 15 de agosto fue el día en el que recibió la medalla, uno después de la noche de la gran gesta de Ibargüen
FOTO El 15 de agosto fue el día en el que recibió la medalla, uno después de la noche de la gran gesta de Ibargüen

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia