El Colombiano

HIJO DE INMIGRANTE

- Por JORGE RAMOS redaccion@elcolombia­no.com.co

Es difícil encontrar en Estados Unidos a un político más antiinmigr­ante que Donald

Trump. Quiere cortar la migración legal a la mitad, ha llamado violadores y criminales a los inmigrante­s de México, desea prohibir la entrada a personas de seis países mayoritari­amente musulmanes, en la campaña dijo que podría deportar a 11 millones en dos años si se manejaba correctame­nte y sus órdenes de arrestos a cualquiera que haya entrado ilegalment­e están generando terror en la comunidad latina.

¿De dónde viene ese rechazo hacia los extranjero­s? Ciertament­e no de su familia. Los Trump son una familia de inmigrante­s e hijos de inmigrante­s. El abuelo del actual presidente, Friedrich Trump, fue un inmigrante alemán, su madre,

Mary Anne, vino de Escocia y su esposa Melania es de Eslovenia. Además, cuatro de los cinco hijos de Trump tienen una madre inmigrante. A mí me parece una traición cuando un inmigrante o un hijo de inmigrante­s trata de cerrarles la puerta a los que vienen detrás, pero este es precisamen­te el momento que estamos viviendo en Estados Unidos.

¿Hay un plan para cambiar demográfic­amente a la nación? ¿Le inquieta a este gobierno que Estados Unidos esté en camino de convertirs­e en una nación compuesta solo por minorías?

Esto explicaría el nuevo plan migratorio, conocido como el RAISE Act y apoyado por Trump, que daría prioridad a los inmigrante­s que hablan inglés y que tienen títulos universita­rios. El plan no es abiertamen­te racista: no dice que se prefieran a los in- migrantes de Gran Bretaña, Australia, Irlanda y Canadá sobre los de América Latina, África y Asia. Sin embargo, el resultado final podría ser ese. (Hoy el grupo más grande de inmigrante­s en el país es de México; muchos de ellos vinieron para reunirse con sus familiares).

Antes de 1965, cuando cambiaron las leyes migratoria­s, casi nueve de cada 10 estadounid­enses eran blancos no hispanos, y algunos quisieran que Estados Unidos volviera a ser así. Pero no es posible regresar al pasado. Les cuento.

El primero de julio de 2015, exactament­e 15 días después de que Trump anunciara sus aspiracion­es presidenci­ales, la mayoría de los bebés en Estados Unidos ya eran de minorías, según la Oficina del Censo de los Estados Unidos. Esto significa que más de la mitad de todos los niños menores de un año en el país ya eran latinos, asiáticos, afroameric­anos o nativos, no blancos.

Limitar la inmigració­n legal a la mitad en una década, como propone Trump, no va a revertir el rumbo multicultu­ral de Estados Unidos. La pluralidad se está gestando desde dentro. Se basa en los que ya nacieron en Estados Unidos, no en los nuevos in- migrantes. Para el 2044 los blancos no hispanos se convertirá­n en una minoría más y ningún grupo será mayoría.

Seamos honestos: Estados Unidos siempre ha sido un país mixto. Los nativos americanos vivían aquí siglos antes de que llegaran los primeros habitantes procedente­s de Europa. Gracias a los viajes de Juan Ponce de León en la Florida en 1513, el español se habló en este territorio mucho antes que el inglés.

Cortar la inmigració­n legal a la mitad es una injusticia. No suma las increíbles aportacion­es de los extranjero­s a este país. Más del 40 % de las empresas de Fortune 500 fueron creadas por inmigrante­s o por sus hijos, según el Partnershi­p for the New American Economy. Marcas mundiales como Apple, Google, AT&T y McDonald’s, entre muchas otras, fueron fundadas por inmigrante­s en Estados Unidos o por sus descendien­tes directos.

La gran maravilla de este país es su tolerancia hacia los que son distintos y su apertura a nuevos inmigrante­s, refugiados, pobres y perseguido­s. No obstante, Trump lo quiere cambiar.

Mi apuesta es que no va a poder. Es muy posible que con las nuevas reglas que Trump quiere imponer a los inmigrante­s, su abuelo Friedrich no hubiera entrado a Estados Unidos. Y yo tampoco - apenas hablaba un poquito de inglés cuando llegué en 1983- pero aquí sigo.

Me gusta este país, diverso y plural, que Estados Unidos llegará a ser, y no la versión nostálgica y atrasada que Trump nos quiere imponer. Qué triste espectácul­o cuando el hijo de un inmigrante se convierte en antiinmigr­ante

Limitar la inmigració­n legal a la mitad en una década, como propone Trump, no va a revertir el rumbo multicultu­ral de EE. UU. La pluralidad se está gestando desde dentro. Se basa en los que ya nacieron aquí.

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