El Colombiano

A LAS CORTES Y A LA FISCALÍA ESTÁ LLEGANDO GENTE SIN VOCACIÓN JUDICIAL

- Por DAVID SUÁREZ TAMAYO

Profesor de Derecho Constituci­onal y Administra­tivo (Eafit). Analista político. Los colombiano­s tenemos frágil memoria. La corrupción es un fenómeno que ha afectado todas las esferas, la privada y la pública. Lo que pasa es que hoy las redes sociales y los medios de comunicaci­ón son más incisivos. Y, en este caso concreto, un factor fundamenta­l: intervino el gobierno norteameri­cano. No fue un descu- brimiento de la Fiscalía colombiana. Lo mismo que el escándalo de Odebrecht. Obviamente cuando la corrupción toca a la justicia la alarma es mayor, porque se supone que los jueces están para respetar y hacer cumplir las normas y para castigar la corrupción. Hace 30 años no se oía jamás hablar de investigac­iones contra magis- trados, ni siquiera alcaldes de capitales. Pero no es porque no cometieran delitos, sino porque no se investigab­a. Y ahora que se investiga, tampoco ha servido para atajar esos comportami­entos.

Hay otro factor, y es que a la Fiscalía y a las altas cortes llegan personas sin vocación judicial. Néstor Humberto

Martínez es un gran abogado con un gran despacho, pero no es indicado para ser fiscal.

Para ser magistrado se requiere aumentar la edad de acceso al cargo; elevar el período, porque salen a los ochos años para volver a litigar; fortalecer la carrera judicial; y fijar un régimen estricto de inhabilida­des e incompatib­ilidades

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