El Colombiano

FICCIÓN EN EL METRO

- Por DIEGO ARISTIZÁBA­L desdeelcua­rto@gmail.com

Yo creo que en la mente de María y Efraín, Pink Tomate, Lerner y Amarilla, María del Carmen y Ricardito, Melquíades y Úrsula Iguarán, jamás estuvo la idea de montar en el Metro de Medellín, mirar por las ventanas el paisaje verde que nos circunda, el largo río y una que otra escultura de Botero. Yo creo que ninguno de estos personajes literarios soñó, ni siquiera, con ser invitado a una edición de la Fiesta del Libro y la Cultura.

Pero como ellos no se lo imaginaron, la ciudad sí se lo imaginó y desde hoy estarán en tres vagones del metro mirando esa gente que se sube y se baja, que lee o escucha música, que duerme o conversa, que se percata de que estas presencias de la literatura hacen que el recorrido en tren sea más rápido y provocador.

“Amarilla esparce las flores sobre la noche oscura. Las flores caen y se infiltran en el olor de la oscuridad. Lentamente. Flores blancas sobre la espuma de la noche. La noche. Las flores caen en la calle. Una. Dos. Tres”, puede ser el inicio de una lectura de ese libro escrito por

Rafael Chaparro Madiedo y que durante 25 años ha sido una obra de culto para los jóvenes que se funden entre la noche y el deseo y maúllan enamorados como gatos que piensan y enloquecen trip trip trip.

Pero ese fragmento no es el único que viaja, en la exposición 4 Tiempos en la Literatura Colombiana, que es el pretexto para presentar hoy en la ciudad la 11ª Fiesta del Libro y la Cultura, también están las voces de “María”, de

Jorge Isaacs por sus 150 años; “¡Que viva la música!” de An

drés Caicedo, por sus 40; y “Cien años de soledad” de Ga

briel García Márquez por sus 50 años de ser publicada.

Yo no sé si en alguna parte del mundo el lanzamient­o de una feria del libro se haga en el metro y tenga una exposición literaria dentro de sus vagones por un tiempo; yo no sé si en alguna parte del mundo se está creyendo en la literatura como si fuera la cura para todos los males y, a la par, se esté incubando, lentamente, el virus más pretencios­o: soñar que poco a poco los habitantes suframos felizmente de una fiebre intensa de palabras, de lecturas, es decir, de sueños; de esos sueños que me hacen imaginar cómo será el diálogo de estos personajes que habitan los vagones del tren apenas las luces se apagan y entre ellos recuerdan los acentos extraños que escucharon de día, los susurros de los viajeros que los miraron y se preguntaro­n por ellos. Estos personajes de la literatura, que nunca sospecharo­n podrían montar en metro, ahora nos hacen soñar con la literatura en Medellín

Con la exposición 4 Tiempos en la Literatura Colombiana, se presenta hoy en la ciudad la 11ª Fiesta del Libro y la Cultura.

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