Turismo de salud no solo es estético
Clínicas y hospitales se benefician con las visitas de extranjeros que buscan una buena atención en salud.
El año pasado Medellín tuvo un crecimiento turístico del 24 por ciento. Según la Secretaría de Desarrollo Turístico de la Alcaldía, la ocupación hotelera tuvo una media en ocupación de 65,4 por ciento y la ciudad fue visitada por 702.086 turistas. Las cifras no son una sorpresa, apenas el resultado natural de la transformación que ha sufrido Medellín en los últimos años.
Por poner un ejemplo, sólo para la Feria de las Flores de este año se reportó la participación en toda la oferta cultural de 23.000 visitantes, entre los que se contaban 10.000 extranjeros, lo que representaron ingresos para la ciudad cercanos a los 65.000 millones de pesos.
Pero el atractivo de la Bella Villa no es solamente diver- sión y fiesta, los visitantes extranjeros también buscan servicios que en sus países son muy caros o no tienen buenas garantías, fue así como Medellín empezó a hacerse conocida por el turismo de salud.
Una fortaleza
Lo primero que hay que decir sobre el turismo de salud, que se ha convertido en un nicho de mercado que cada vez es más fuerte, es que va mucho más allá que del interés de los extranjeros por hacerse procedimientos estéticos con los llamados cirujanos de las barbies. El tema es mucho más amplio y ambicioso, la ciudad ya cuenta con un clúster de servicios de medicina y odontología que agremia a 24 empresas que tiene relaciones comerciales con países del Caribe
María Ángela Restrepo, jefe de comercialización y contratación del San Vicente Fundación, dice que es muy importante entender ciudad tiene para ofrecer más que cirugías estéticas.
“Desde nuestro hospital, que es una institución de alto nivel de complejidad, el tema del turismo de salud se basa en ofrecerle a personas de otros países acceso a la alta complejidad, a especialidades que no tienen, a tecnologías que hemos desarrollado y no para temas estéticos sino para situaciones que afectan la salud y la calidad de vida de las personas”, afirma.
Entre los convenios que tiene el San Vicente, hay varios con las islas del Caribe. Un buen ejemplo es la relación con Bonaire, desde donde llegan cada tanto pacientes para ser atendidos de urgencia.
“Son personas politraumatizadas porque ellos no cuen- tan con todos los recursos ni las especialidades y nosotros nos hemos vuelto esa unidad de cuidados intensivos para esas islas. Aquí llegan pacientes que si no tuvieran la atención necesaria, probablemente hubieran muerto”.
Estos pacientes llegan a Medellín en avión ambulancia, que aterriza en el José María Córdova, donde los recibe el médico que seguirá el caso.
Además, de Ecuador, Perú y Panamá suelen llegar personas a las que se les descubre cáncer en algún ojo, pues en el San Vicente se les aplica la quimioterapia intraarterial, evitando que les tengan que extraer el órgano.
“Nuestra experiencia en ortopedia y neurocirugía nos han traído personas de Centroamérica, Suramérica, Caribe y también algunos pacientes de Estados Unidos y Canadá”, dice Restrepo, quien