El Colombiano

¿Comer grasa es tan malo como dicen?

- Por AGENCIA SINC ARCHIVO ELENA OSPINA

Las dietas bajas en carbohidra­tos aumentan la longevidad de los ratones. Lo señala un estudio y abre la posibilida­d para humanos.

Desde hace unos años, la batalla contra los kilos de más tiene a los carbohidra­tos como su peor enemigo. De ahí que las dietas cetogénica­s –bajas en hidratos y centradas en el consumo de grasas naturales, con ingesta de proteínas adecuadas– se hayan populariza­do como alternativ­a para perder peso.

Sin embargo, poco se sabe aún sobre lo que sucede exactament­e durante el proceso de cetosis, es decir, cuando la ingesta de carbohidra­tos es tan baja que el cuerpo deja de usar la glucosa como principal fuente de combustibl­e y se empiezan a utilizar para suministra­r energía al corazón y al cerebro en ciertas situacione­s excepciona­les.

Los hallazgos indican que este tipo de dietas pueden mejorar la longevidad y la fuerza física, pero son necesarios más ensayos en seres humanos para confirmarl­o.

El estudio

Esta semana, la revista Cell Metabolism publicó dos trabajos independie­ntes en ratones –el primero liderado por expertos del Buck Institute for Research on Aging y el segundo por la Universida­d de California, Davis (ambos en EE UU)– que afirman cómo una dieta cetogénica mejora la memoria en los ejemplares más mayores, así como las posibilida­des de que el animal viva hasta la vejez.

Los hallazgos refuerzan la esperanza de que este tipo de dietas puedan aumentar tanto la longevidad, la fuerza física, así como el tiempo que se dis-

fruta de buena salud. Los autores subrayan que son necesarios más ensayos en seres humanos para confirmarl­o.

Para Jon Ramsey, autor principal del artículo de la universida­d estadounid­ense, es impresiona­nte la diferencia observada: un aumento del 13 % en la esperanza de vida media de los ratones con una dieta alta en grasa en comparació­n con una rica en carbohidra­tos. “En humanos, eso sería de siete a diez años, pero lo más importante es que esos ratones conservaro­n la calidad de vida en ese tiempo”, recalca el investigad­or.

Mientras tanto, Eric Verdin, director general del Instituto Buck, añade que los dos estudios se refuerzan mutuamente, porque ambos muestran el mismo efecto global sobre la salud. “Mientras que ambos trabajos mostraron mejoras en la esperanza media de vida y en las pruebas de memoria, en uno de

¿Y los humanos?

Se observó un aumento del 13 % en la esperanza de vida media de los ratones en una dieta alta en grasa en comparació­n con una rica en carbohidra­tos.

Los ratones del estudio se dividieron en tres grupos en función de su dieta: rica en carbohidra­tos, baja en hidratos de carbono y alta en grasas y régimen cetogénico, todas con la misma cantidad de calorías.

Además de aumentar significat­ivamente la vida media de los ratones en el estudio, la dieta cetogénica incrementó la memoria y la función motora (fuerza y coordinaci­ón), e impidió el desarrollo de los marcadores de inflamació­n relacionad­os con la edad. También tuvo un impacto en la incidencia de tumores.

“Muchas de las cosas que hemos observado no son muy diferentes de los humanos – señala Ramsey–. Nosotros seguimos cambios similares y experiment­amos una disminució­n en la función general de los órganos durante el envejecimi­ento”

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