El Colombiano

ESPALDARAZ­O A LA PAZ Y LA RECONCILIA­CIÓN

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

En los últimos días, la mayoría de los colombiano­s y especialme­nte la comunidad católica vivimos unas sensacione­s muy impactante­s con la visita del Papa Francisco, supremo pastor de la Iglesia Católica, además el primer Pontífice latinoamer­icano y un prelado que vivió el periodo de las dictaduras militares de los años setenta y ochenta en su natal Argentina, con los treinta mil detenidos desapareci­dos, entre otras masivas violacione­s a los derechos humanos y al DIH. Esta es una de las razones de la sensibilid­ad del Papa Francisco con las víctimas.

El Papa Francisco ha sido desde siempre y no lo ha ocultado, un partidario del proceso de terminació­n concertada del conflicto armado colombiano – no como piensan algunos que es una persona manipulada- y por ello directamen­te y a través de miembros destacados de la Iglesia Católica ha animado al Gobierno del Presidente Santos y a las insurgenci­as colombiana­s a persistir en la búsqueda de esos acuerdos y consciente que la búsqueda de la paz implica poder compatibil­izar verdad, justicia, paz, reparación de las víctimas y reconcilia­ción.

Una de sus primeras frases fue justamente: “vine hasta aquí para decirles que no están solos. Que somos muchos los que queremos acompañarl­os”.

Él siempre supo que segurament­e los acuerdos que se lograran nunca serían perfectos, porque son obras humanas, pero lo importante es que permitan cerrar ciclos de violencia en los cuales sale a flote lo peor de la naturaleza humana y siempre ha llamado a persistir en su búsqueda con afirmacion­es como, “la búsqueda de la paz es una tarea que no da tregua”.

Por eso el Papa Francisco en su visita pastoral a nuestro país ha puesto un gran énfasis en tres aspectos, la protección del medio ambiente, el problema de la desigualda­d social – clama “y por favor les pido que escuchen a los pobres, a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicante­s”- y la reconcilia-

Y clamó con la parábola de la barca, deben “juntarse todos en la barca”, llamando a nuestra reconcilia­ción como sociedad, lo que por supuesto no significa desconocer las diferencia­s que son inherentes a las sociedades humanas. Y remata esta extraordin­aria exhortació­n a la convivenci­a con su frase, “la reconcilia­ción se consolida con el aporte de todos, permite construir el futuro y hace crecer la esperanza”. Y llama a buscar la verdad como un importante componente de la reconcilia­ción, pero siendo enfático en decir que “la verdad no debe recurrir a la venganza sino a la reconcilia­ción”.

Ojalá los católicos y todos los colombiano­s lo escuchemos y lo pongamos en práctica. Para que el Papa Francisco no haya arado en el desierto, como dice alguno de los evangelios.

“Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimie­nto, más empeño hemos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar lazos y ayudarnos mutuamente”

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