Desde niños somos mentirosos, ¿sabe por qué?
La moral, ese impulso a actuar bien, se construye desde la niñez. Investigaciones locales e internacionales lo explican.
Mentir, todo el mundo lo hace, ¿no? Viejo problema el de la moral. Sin embargo, aún irresoluto. Los títulares de los noticieros lo prueban: sobornos empresariales, dopaje en el deporte profesional, mentiras en la política y robos al Estado.
Pero no solo en las grandes esferas, el engaño se asoma en el día a día casi como un acto reflejo. Mentimos desde niños cuando copiamos la tarea del compañero y nos mienten nuestros padres sobre la existencia del Ratón Perez o la tal cigueña que trae los bebés.
La falta de honestidad es un tema viejo y cada vez más arraigado. ¿Qué estamos haciendo mal si, en vez de mejorar, los índices de corrupción se disparan en el mundo?
Los gobiernos se han preocupado poco por entender las causas de la deshonestidad y han centrado sus esfuerzos en controlarla y reducirla.
Las escuelas, por su parte, proponen formas de educar en valores y algunas familias apuestan por el ejemplo como un comportamiento decisivo para aportar valores a los hijos
Al menos eso se percibe de manera local, según un informe reciente de Transparencia Inter- nacional divulgado en enero de 2017. Esta organización no gubernamental encontró que Colombia sigue rajada en la Percepción de la Corrupción.
De hecho, cayó del puesto 83, que ocupó durante el 2015, al 90. Este análisis se hizo en 176 países y tiene una escala de 0 (muy corrupto) a 100 (muy limpio). Los países nórdicos obtuvieron los mejores puntajes y los primeros puestos, mientras que al final de la lista aparecen Siria, Sudán del sur y Somalia.
La semilla del engaño
Los científicos que estudian el comportamiento humano, como Dan Ariely de la Universidad de Duke en Estados Unidos, hablan del factor difuso: un concepto relacionado con nuestra disposición a ser deshonestos.
“Hay muchos elementos que pueden cambiar la magnitud del factor difuso que a la vez modifican nuestra habilidad de ser deshonestos, como convencernos de que todo el mundo lo hace, no le hago daño a nadie; o tener conflicto de intereses, estar sin supervisión, hacer algo que parece socialmente aceptable o hacerlo por el bien de otros, por ejemplo.
De esta manera, asegura Ariely en el documental Deshonestidad: la verdad