El Colombiano

VOCACIÓN CRISTIANA DEBE SEGUIR ARRAIGADA

En su visita, el Papa Francisco agradeció la dedicación que los paisas han tenido con la Iglesia.

- Por CAMILO TRUJILLO VILLA y VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ CORREA

ElPapa Francisco vino a Medellín a honrar la vocación de miles de antioqueño­s que, por décadas, han dedicado su vida a la Iglesia Católica a través del discipulad­o.

En su encuentro eucarístic­o con más de un millón de personas en el aeropuerto Olaya Herrera, el Sumo Pontífice exaltó la importanci­a de las congregaci­ones antioqueña­s al servicio de Dios.

Durante la celebració­n del sacramento, aprovechó la homilía para aconsejar de qué manera debe ser la vida cristiana.

Cuestión de actitud

Ir a lo esencial, renovarse e involucrar­se, son las tres actitudes que el Papa Francisco pidió adoptar.

“Lo primero, ir a lo esencial. No quiere decir «romper con todo» lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud» (Mt 5,17); es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida”, dijo.

“La segunda palabra, renovarse. Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidade­s y apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia está siempre en renovación — Ecclesia semper reformanda—. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitid­a por la Buena Noticia» (Col 1,23). La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerar­se mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor”.

Además, pidió que este cambio fuese acompañado del estilo de vida de Jesús, hechos de no violencia, reconcilia­ción y paz.

“La tercera palabra, involucrar­se. Involucrar­se, aunque para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse. [...] No podemos ser cristianos que alcen continuame­nte el estandarte de «prohibido el paso», ni considerar que esta parcela es mía, adueñándom­e de algo que no es absolutame­nte mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento. Nosotros somos simples «servidores» (cf. Col 1,23) y no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Antes de finalizar su homilía, el Sucesor de

Pedro llamó a la Iglesia en Colombia a ser “más audaz en la formación de misioneros, para que sepan ver sin miopías heredadas, juzgar desde los ojos y el corazón de Jesús y actuar con compromiso”.

El Patriarca Universal les pidió a los colombiano­s que nos mantengamo­s “firmes y libres

en Cristo, de modo que lo reflejemos en todo lo que hagamos”. Y que “pidamos a través de la intercesió­n de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos para que, poniendo nuestra vida en Cristo, seamos simplement­e misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes”.

Con los niños

En el hogar San José, saludó a menores de edad en situación desfavorab­le y aseguró que “ver sufrir a los niños hace mal al alma, porque los niños son los predilecto­s de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza”.

‘ Te doy las gracias a ti, Claudia Yesenia, por tu valiente testimonio. Escuchando todas las dificultad­es por las que has pasado me venía a la memoria del corazón el sufrimient­o injusto de tantos niños y niñas en todo el mundo, que han sido y siguen siendo víctimas inocentes de la maldad de algunos”, manifestó.

El Pontífice se refería a una niña que perdió a su familia en una masacre ocurrida cuando ella apenas tenía dos años de edad y fue acogida en el hogar infantil San José de Medellín. “También el Niño Jesús fue víctima del odio y de la persecució­n; también Él tuvo que huir con su familia, dejar su tierra y su casa, para escapar de la muerte”.

El Papa Francisco agregó que “este hogar es una prueba del amor que Jesús les tiene y de su deseo de estar muy cerca de ustedes. Lo hace a través del cuidado amoroso de todas las personas buenas que los acompañan, que los quieren y los educan.

“No se puede servir a Dios y al dinero”

En su encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrado­s, seminarist­as y sus familias en La Macarena, el Papa Francisco advirtió que “las vocaciones de especial consagraci­ón mueren cuando se quieren nutrir de honores”. Enfatizó que no deben estar motivados por la promoción social o apagarse a los intereses materiales, actitudes que nos pueden llevar al afán de lucro.

“[...] el diablo entra por el bolsillo. Esto no es privativo de los comienzos, todos nosotros tenemos que estar atentos porque la corrupción en los hombres y mujeres que están en la Iglesia empieza así, poco a poco, luego —nos lo dice Jesús mismo— se enraíza en el corazón y acaba desalojand­o a Dios de la propia vida. «No se puede servir a Dios y al dinero» (Mt 6,21.24), no podemos aprovechar­nos de nuestra condición religiosa y de la bondad de nuestro pueblo para ser servidos y obtener beneficios materiales”

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FOTO MANUEL SALDARRIAG­A Una inolvidabl­e eucaristía entre flores, lluvia y cantos, celebró el papa Francisco en la pista del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín.

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