VOCACIÓN CRISTIANA DEBE SEGUIR ARRAIGADA
En su visita, el Papa Francisco agradeció la dedicación que los paisas han tenido con la Iglesia.
ElPapa Francisco vino a Medellín a honrar la vocación de miles de antioqueños que, por décadas, han dedicado su vida a la Iglesia Católica a través del discipulado.
En su encuentro eucarístico con más de un millón de personas en el aeropuerto Olaya Herrera, el Sumo Pontífice exaltó la importancia de las congregaciones antioqueñas al servicio de Dios.
Durante la celebración del sacramento, aprovechó la homilía para aconsejar de qué manera debe ser la vida cristiana.
Cuestión de actitud
Ir a lo esencial, renovarse e involucrarse, son las tres actitudes que el Papa Francisco pidió adoptar.
“Lo primero, ir a lo esencial. No quiere decir «romper con todo» lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud» (Mt 5,17); es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida”, dijo.
“La segunda palabra, renovarse. Como Jesús «zarandeaba» a los doctores de la ley para que salieran de su rigidez, ahora también la Iglesia es «zarandeada» por el Espíritu para que deje sus comodidades y apegos. La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia está siempre en renovación — Ecclesia semper reformanda—. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia» (Col 1,23). La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor”.
Además, pidió que este cambio fuese acompañado del estilo de vida de Jesús, hechos de no violencia, reconciliación y paz.
“La tercera palabra, involucrarse. Involucrarse, aunque para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse. [...] No podemos ser cristianos que alcen continuamente el estandarte de «prohibido el paso», ni considerar que esta parcela es mía, adueñándome de algo que no es absolutamente mío. La Iglesia no es nuestra, es de Dios; Él es el dueño del templo y del sembrado; todos tienen cabida, todos son invitados a encontrar aquí y entre nosotros su alimento. Nosotros somos simples «servidores» (cf. Col 1,23) y no podemos ser quienes impidamos ese encuentro. Antes de finalizar su homilía, el Sucesor de
Pedro llamó a la Iglesia en Colombia a ser “más audaz en la formación de misioneros, para que sepan ver sin miopías heredadas, juzgar desde los ojos y el corazón de Jesús y actuar con compromiso”.
El Patriarca Universal les pidió a los colombianos que nos mantengamos “firmes y libres
en Cristo, de modo que lo reflejemos en todo lo que hagamos”. Y que “pidamos a través de la intercesión de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos para que, poniendo nuestra vida en Cristo, seamos simplemente misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes”.
Con los niños
En el hogar San José, saludó a menores de edad en situación desfavorable y aseguró que “ver sufrir a los niños hace mal al alma, porque los niños son los predilectos de Jesús. No podemos aceptar que se les maltrate, que se les impida el derecho a vivir su niñez con serenidad y alegría, que se les niegue un futuro de esperanza”.
‘ Te doy las gracias a ti, Claudia Yesenia, por tu valiente testimonio. Escuchando todas las dificultades por las que has pasado me venía a la memoria del corazón el sufrimiento injusto de tantos niños y niñas en todo el mundo, que han sido y siguen siendo víctimas inocentes de la maldad de algunos”, manifestó.
El Pontífice se refería a una niña que perdió a su familia en una masacre ocurrida cuando ella apenas tenía dos años de edad y fue acogida en el hogar infantil San José de Medellín. “También el Niño Jesús fue víctima del odio y de la persecución; también Él tuvo que huir con su familia, dejar su tierra y su casa, para escapar de la muerte”.
El Papa Francisco agregó que “este hogar es una prueba del amor que Jesús les tiene y de su deseo de estar muy cerca de ustedes. Lo hace a través del cuidado amoroso de todas las personas buenas que los acompañan, que los quieren y los educan.
“No se puede servir a Dios y al dinero”
En su encuentro con sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y sus familias en La Macarena, el Papa Francisco advirtió que “las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores”. Enfatizó que no deben estar motivados por la promoción social o apagarse a los intereses materiales, actitudes que nos pueden llevar al afán de lucro.
“[...] el diablo entra por el bolsillo. Esto no es privativo de los comienzos, todos nosotros tenemos que estar atentos porque la corrupción en los hombres y mujeres que están en la Iglesia empieza así, poco a poco, luego —nos lo dice Jesús mismo— se enraíza en el corazón y acaba desalojando a Dios de la propia vida. «No se puede servir a Dios y al dinero» (Mt 6,21.24), no podemos aprovecharnos de nuestra condición religiosa y de la bondad de nuestro pueblo para ser servidos y obtener beneficios materiales”