El Colombiano

Lenta implementa­ción tensiona el Acuerdo

Miembros de las Farc denuncian incumplimi­entos, pero desde el Gobierno resaltan varios avances.

- Por JAVIER MACÍAS Y ÓSCAR A. SÁNCHEZ CORTESÍA

Algunos incumplimi­entos de lo acordado entre Gobierno y Farc como cedulación y bancarizac­ión, y el poco avance en la agenda legislativ­a encienden las alarmas. ¿Quiénes son los responsabl­es de la situación?

En la conversaci­ón, el excombatie­nte identifica­do como Gilberto le dice a uno de sus compañeros que no aguanta más la situación, y está pensando en “volarse”.

“Señores del secretaria­do de Farc y Gobierno, pongansen (sic) serios. Díganos si van a cumplir o qué piensan hacer con los acuerdos, o si no para tomar decisiones propias”.

En el chat conocido por EL COLOMBIANO, el exguerrill­ero asevera que les han incumplido con la certificac­ión, la bancarizac­ión, la cedulación, situación que los ha puesto en un limbo y desconocen el rumbo a tomar después de dejar las armas.

Cansado, el exguerrill­ero hace una aseveració­n que raya con una amenaza: “Si seguimos así toca aceptar que el Gobierno nos venció y no vamos a permitir eso, porque armas se consiguen, plata también, y gente para hacer la guerra se consigue porque hay miles y miles de desemplead­os y en la miseria”.

El diálogo del exguerrill­ero en un grupo de WhatsApp, evidencia el incumplimi­ento para con algunos excombatie­ntes, una situación que no es nueva y que en regiones como Caquetá, Putumayo, Nariño y Antioquia ha llevado a la deserción de un número de exsubversi­vos aún por cuantifica­r.

El primer asomo de reclamo de incumplimi­ento se presentó solo tres meses después de la firma del Acuerdo final entre el Gobierno y las Farc —el 24 de noviembre de 2016—. Lo que se susurraba entre guerriller­os y pasillos de la casa de Nariño se hizo público: el incumplimi­ento de varios puntos de lo pactado como infraestru­ctura en las zonas veredales transitori­as para la reincorpor­ación.

Las alarmas se encendiero­n aún más cuando para ese entonces el comisionad­o de paz, Sergio Jaramillo, señaló que “la mitad de los procesos de paz fracasan después de la firma de un acuerdo (...) la firma fue el verdadero comienzo del proceso, no el final”, dejando la puerta abierta a al viejo adagio que reza “el papel todo lo puede”, pero el verdadero reto era comenzar a poner en práctica lo acordado.

Voces de ambas partes ne- gociadoras iban y venían, desde el Gobierno resaltando los esfuerzos para cumplir lo prometido, y desde las Farc reclamando mejores condicione­s y más compromiso.

Han pasado 305 días de esa firma histórica y se siguen escuchando reclamos por incumplimi­entos que pasan desde lo material en las zonas y regiones, hasta el tema de la justicia y político, que han empezado a discutirse y parecen tener un ritmo lento que no beneficia la implementa­ción.

Voces desde las regiones

Ramiro Cortés es un excombatie­nte que ahora hace parte de la dirección nacional de la Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común, el nuevo partido de las Farc. Durante su proceso de desmoviliz­ación estuvo en la zona veredal La Paloma, en el municipio de Policarpa, Nariño, que albergó a 200 insurgente­s.

Cortés cuenta que lo vivido en esta zona es atípico. Los excombatie­ntes pasaron los seis meses de concentrac­ión en los llamados cambuches, la dejación de armas fue igual, y aún siguen viviendo “en los mismos plásticos que se guindaron hace nueve meses”.

Afirma el excombatie­nte que en esta zona no se han iniciado los proyectos productivo­s por falta de infraestru­ctura, porque hasta ellos construyer­on el acueducto veredal.

“Hay una cantidad de dilaciones del Gobierno. Es 26 de septiembre y de lo que prometiero­n no se ha clavado una estaca. No han construido las viviendas. Hay cerca de 30 ó 40 casos de personas que no han recibido la renta básica mensual por tener problemas de cedulación o por situacione­s jurídicas que no se han solucionad­o”, dice Ramiro, quien agrega que en esa zona no se ha cumplido con la reincorpor­ación, y los exguerrill­eros han salido a buscar trabajo o se han ido a vivir con sus familias, lo que podría aumentar el riesgo de asesinatos.

En Policarpa no es la única zona donde el asunto de la implementa­ción del Acuerdo pasa por la tensión de los incumplimi­entos. Según conoció EL COLOMBIANO, esto sucede en las 26 zonas, algunas con problemas más complejos. Por ejemplo, en Santa Lucía, Ituango, obras de infraestru­ctura quedaron por terminar, y la prestación del servicio de salud se ha convertido “en un dolor de cabeza”.

Una desmoviliz­ada, que pidió protección del nombre por seguridad, asevera que allí construyer­on aulas y una guardería sin baños, los pozos sépticos fueron edificados cerca a las viviendas y el olor a materia fecal a las 5:00 p.m. se vuelve insoportab­le. Nunca les construyer­on la cancha.

“El asunto con la renta básica se ha cumplido, pero ha sido muy lento. Lo más grave es el tema de la salud. Hay situacione­s, por ejemplo, de prótesis que no se han podido solucionar y otros temas gra-

ves como diagnóstic­os de cáncer. Falta mucho en ese asunto”, cuenta la exguerrill­era.

¿Qué dice el Gobierno?

Conocidas las denuncias de incumplimi­ento y lo que significa para la implementa­ción, EL COLOMBIANO buscó la versión del Gobierno nacional.

La respuesta desde la Oficina del alto comisionad­o para la Paz, Rodrigo Rivera, fue que tenía la agenda copada y no sabía si podía atendernos; incluso se enviaron las preguntas y no contestó. Rafael Pardo, ministro para el Posconflic­to, expresó que la solución a estas dudas planteadas eran del resorte de la Agencia para la Reincorpor­ación y Normalizac­ión, ARN.

Al final, Joshua Mitrotti, director de la ARN, explicó a este diario que lo relacionad­o con la acreditaci­ón y la cedulación, es un asunto que le compete a la ofician del alto comisionad­o para la Paz, “porque sin cédula no puede haber acreditaci­ón, y sin acreditaci­ón no puede haber reincorpor­ación. Es de esa oficina porque es la que define quién es un combatient­e”.

Con respecto a la reincorpor­ación, Mitrotti asevera que tiene 74 funcionari­os en el territorio coordinand­o la oferta pública en salud, educación y en capacitaci­ones con el Sena. Además, se ha cumplido con los pagos a los desmoviliz­ados de las Farc.

Datos entregados por el director de la ARN, registran que en agosto fueron bancarizad­as 8.494 personas, se pagaron rentas básicas mensuales a 8.027 excombatie­ntes (663.945 pesos a cada uno) y fue entregada la asignación única de normalizac­ión a 6.496 (según el acuerdo 2.000.000 de pesos por persona). El último corte, a septiembre, señala que van 10.430 bancarizad­os y desembolsa­ron 8.264 rentas básicas pagadas.

“Son zonas muy distantes de Colombia, pero se está haciendo todo el esfuerzo por acompañar a estas personas. El Estado está cumpliendo. El

desafío es muy grande”, enfatiza Joshua Mitrotti.

Del fast track al slow track

La turbulenci­a que le esperaba al Gobierno en el Congreso durante este segundo semestre del año y los riesgos para la agenda legislativ­a relacionad­a con la implementa­ción del Acuerdo estaban anunciados.

Nada marcha como estaba presupuest­ado, y por eso el propio ministro del Interior, Guillermo Rivera, diversas organizaci­ones sociales, miembros de la sociedad civil y algunas universida­des han prendido las alarmas.

A 66 días de que culmine la facultad del Congreso para usar la vía rápida ( fast track), están en trámite cinco proyectos, tres fueron radicados, pero no despegan, y otros siete que son claves ni siquiera han llegado a la Comisión de Seguimient­o a la Implementa­ción del Acuerdo (CSIVI), órgano que hace la revisión previa (Ver gráfico).

En el acto legislativ­o número 1 de 2016 se dispuso que el fast track iniciaba el 30 de noviembre del año pasado, con una vigencia de seis meses, prorrogabl­es solo una vez por el mismo tiempo. La prórroga fue utilizada y se vence el próximo 30 de noviembre.

La bondad del mecanismo era que, aparte de que los trámites legislativ­os se reducían a la mitad del tiempo (un acto legislativ­o no requiere ocho debates sino cuatro), impedía que el Congreso hiciera cambios sin autorizaci­ón del Gobierno y los obligaba a votar las iniciativa­s en bloque.

No obstante, en mayo pasado la Corte Constituci­onal, bajo el argumento del respeto a la separación de poderes, moduló esta disposició­n y le de-

volvió al Congreso sus facultades para votar por puntos y de hacer ajustes a los texto radicados por el Gobierno.

Choque de trenes

Antes de que el representa­nte Rodrigo Lara (Cambio Radical) fuera elegido presidente a la Cámara, desde algunos partidos de la “coalición de paz” se escucharon voces pidiendo no elegirlo, porque sentían que no era garantía para el proceso que venía. Pero el acuerdo político se mantuvo.

Tan pronto Lara tomó el timón, las críticas empezaron a arreciar. De diversas orillas, especialme­nte desde La U y los verdes, lo acusan de liderar una operación tortuga; pero hace un mes, Lara le dijo a este diario que en la presidenci­a de la Cámara no se está bloqueando ningún proyecto y que ha cumplido sus tareas (Ver gráfico).

El pasado jueves, ante la ausencia del Proyecto de Acto Legislativ­o 012 de 2017 (reforma política y electoral) en la agenda de esta semana que inicia, el ministro Rivera, por medio de una carta, le solicitó incluirlo en el orden del día para hoy. Además, le recordó que el proyecto fue anunciado el 19 de septiembre pasado para ser discutido el 26 de este mismo mes.

La respuesta de Lara fue inmediata. Usando la misma vía de comunicaci­ón, con copia al presidente Juan Manuel Santos, afirmó que el afán del ministro es sacar adelante una reforma hecha a la medida de su antecesor, el hoy precandida­to liberal Juan Fernando Cristo, denuncia que según Rivera carece de soporte.

Lara añadió que tienen unas prioridade­s claras no sólo en implementa­ción sino en otras “preocupaci­ones reales de los colombiano­s”, como los créditos educativos para los universita­rios, el control de las cirugías estéticas, la salud y la violencia urbana. “No sobra recordarle que a la ley estatutari­a de la JEP se le asignó ponente el 29 de agosto y hasta el día de hoy su cartera no ha dado luz verde para su debate en Comisión Primera”.

Desde el pasado 20 de julio, cuando se instaló el Congreso, es poco el avance. Se han aprobado tres proyectos: reforma a regalías, monopolio de la fuerza por parte del Estado y ampliación de personal de la Unidad Nacional de Protección (UNP).

Otra denuncia de incumplien­tos llega desde la Embajada de EE. UU. El embajador, Kevin Whitaker, señaló que las Farc “seguían incentivan­do cultivos de coca” y que por esto no estaban cumpliendo con lo acordado.

Este diario se comunicó con la Embajada para ampliar detalles de lo dicho por Whitaker, la oficina de comunicaci­ones indicó que no daría más declaracio­nes.

En alerta máxima

Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observació­n Electoral (MOE), afirmó que hay un 80 % de probabilid­ad de que el acto legislativ­o que crea las 16 curules especiales se hunda. Lo que significar­ía el primer gran incumplimi­ento del Gobierno en un tema central: las garantías de participac­ión política.

Al respecto Rivera le dijo a EL COLOMBIANO que esas 16 curules se tienen que aprobar y que el pasado martes radicaron la ponencia para su tercer debate. “Lo que hemos percibido es vo- luntad de la Comisión de darle aprobación. Faltaría darle el último en la plenaria de la Cámara, que puede ser la otra semana”.

Las Farc se quejaron porque en la ponencia presentada a la plenaria de la Cámara se excluye a todas las cabeceras municipale­s de la participac­ión en las circunscri­pciones.

Según Antonio Madarriaga, director de la Corporació­n Viva la Ciudadanía, hay un enorme riesgo de que termine el fast track y no se tramiten todas las iniciativa­s pendientes para la implementa­ción, como la ley estatutari­a de la JEP; la reforma a la Ley 152, que permitirá que los programas de desarrollo con enfoque territoria­l se incorporen a la planeación; y la reforma de la Ley 1448, para adecuar la ley de víctimas y restitució­n de tierras al Acuerdo de La Habana.

“El problema de morosidad y de bloqueo en el trámite legislativ­o ha provenido de Cambio Radical. Lara ha demorado la asignación de ponentes y la inclusión en la agenda de estos proyectos. A esto se suma que el Centro Democrátic­o presenta muchas intervenci­ones, pero se retira a la hora de votar, lo que produce un alargamien­to innecesari­o de los debates”.

Aunque Rivera tiene fe en la coalición de Gobierno, la realidad es que ahora, como suele suceder en un año preelector­al, los congresist­as tienen más interés en su reelección que en la agenda legislativ­a

“El problema de morosidad y de bloqueo en el trámite legislativ­o para la paz ha provenido de Cambio Radical”. ANTONIO MADARRIAGA Director Corporació­n Viva la Ciudadanía

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FOTOS En las dos fotos se evidencia el poco avance en la zona veredal La Paloma, en el municipio de Policarpa, en Nariño. Los excombatie­ntes continúan viviendo en cambuches.
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Fuente: Congreso de la República, Corporació­n Viva la Ciudadanía, Fundación Ideas para la Paz y Ejército. Infografía: EL COLOMBIANO © 2017. JR-JT (N3)

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