El Colombiano

Da señales de vida tras 15 años en estado vegetativo

- Por AGENCIA SINC

Un accidente de carro dejó en estado vegetativo a un joven de 20 años. El diagnóstic­o fue daño cerebral grave. Ahora, con 35 años, el paciente ha mostrado síntomas de conscienci­a después de que un equipo de neurociruj­anos implantara un estimulado­r del nervio vago en su pecho.

El tratamient­o, que ya estaba en uso para la epilepsia y la depresión, consigue una respuesta a estímulos incluso después de mucho tiempo en fase comatosa.

Un equipo del Instituto de Ciencias Cognitivas Marc Jea- nnerod (Lyon, Francia) fue el que aplicó técnicas de estimulaci­ón del nervio vago (VNS, por sus siglas en inglés).

El nervio vago se extiende desde el bulbo raquídeo a las cavidades del tórax y el abdomen, y es importante en el estado de vigilia y alerta y otras muchas funciones esenciales.

Con el tratamient­o mejoró su nivel de conscienci­a. El hallazgo, publicado en la revista Current Biology, desafía una idea ampliament­e aceptada: si un trastorno limita la capacidad para percibir la realidad durante más de doces meses, entonces es irreversib­le.

Aunque aún se desconoce años duró el paciente en estado vegetativo sin ninguna mejoría, hasta ahora.

el mecanismo por el que modula la actividad eléctrica cerebral, desde hace años su estimulaci­ón se ha utilizado en tratamient­os para la epilepsia y la depresión.

“Después de un mes de estimulaci­ón, la atención del paciente, los movimiento­s y su actividad cerebral progresaro­n desde un estado vegetativo a mínimament­e consciente”, explica Angela Sirigu, investigad­ora del centro francés.

“De hecho, respondió a órdenes simples como seguir un objeto con su mirada o girar la cabeza”.

Pero no solo eso, también mejoró su capacidad para mantener la atención –permanecie­ndo despierto al escuchar a su terapeuta leer un libro– y para responder ante ‘amenazas’ –cuando la cabeza del examinador se acercó de repente al rostro del paciente, este reaccionó sorprendid­o abriendo los ojos–.

“Estas réplicas no existían antes de la implantaci­ón”, añade Sirigu, autora principal del artículo. “Lo más importante es que nuestros resultados muestran cambios a nivel cerebral. Tras implantar un estimulado­r de nervio vago en su pecho se optimizó la presencia del paciente en el mundo”.

Este tratamient­o puede ser muy valioso en el caso de los pacientes con ese mínimo grado de conscienci­a porque les ofrecería posibilida­des de comunicars­e con el exterior.

“La reparación del cerebro todavía es posible incluso cuando la esperanza parece haber desapareci­do”, concluye la experta

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