¡OJO! AHÍ VIENE EL CASTROCHAVISMO
Lo que se debe hacer en Colombia no es cerrar de nuevo los ojos frente a la desigualdad.
En la sociedad colombiana la corrupción invade los partidos políticos, el poder ejecutivo, el Congreso, las universidades, las Cortes, los notarios y los empresarios. La presencia de la corrupción en el mundo político e institucional nos indica la debilidad de la democracia, y nos muestra que las élites gobernantes, administrativas, judiciales, se han convertido en cínicas, inmorales, criminales y que están alejadas del examen de la opinión pública. Es un contexto perfecto para que un actor político sagaz pueda hablar de manera efectiva en nombre del pueblo y pueda obtener importantes ganancias políticas. ¿Populista de derecha o de izquierda?
Esto ha llevado a algunos analistas a comparar lo que estamos viviendo con lo que sucedió en Venezuela cuando Chávez llegó al poder en 1998 para instaurar una democracia populista. Esta comparación tiene como fin alertar a la sociedad frente a la posible llegada del denominado castrochavismo, y de destacar las graves dificultades políticas y sociales de Venezuela, que ciertamente son muy similares con las que tenemos hoy en Colombia.
¿Cuáles son las similitudes? En Venezuela se consolidó desde el llamado Pacto del Punto Fijo en 1958, una élite política y económica que estaba más interesada en preservar sus propios intereses y riquezas que en mejorar la calidad de la democracia. Contra esta constelación de poder, la reacción del populismo li- derado por Chavéz, se basó en la idea de que el pacto de la élite dominante era no solamente una forma antidemocrática de la representación, sino que tenía un impacto negativo en la calidad de la democracia.
Chávez llegó al poder el 6 de diciembre de 1998 con el apoyo de partidos tradicionales y empresas privadas, causando una derrota histórica al bipartidismo de Acción Democrática y Copei, (algo así como los partidos Liberal y Conservador) que mantuvieron a las clases más pobres de la sociedad sumidas en la miseria por más de cuatro décadas.
Contra el mal uso de las instituciones democráticas de representación, el populismo buscó la radicalización de la democracia, lo que quería decir la inclusión de los excluidos y la participación directa en los procesos representativos. No puedo referirme aquí a los aspectos negativos del chavismo, de los que ya he hablado en otras columnas.
Las similitudes de Colombia con la Venezuela de ese entonces son: i) la corrupción. ii) El pacto de poder de las élites basado en garantizar sus riquezas, posición e intereses, sin atender al bienestar de las mayorías pobres. iii) El pacto de poder definido en la democracia formal que no ha permitido la representación de los intereses de las mayorías.
Si tenemos unas condiciones “objetivas” parecidas a las de Venezuela en los noventa, que hicieron posible que un líder populista llegara al poder, lo que se debe hacer en Colombia no es -con el terror que inspira el castrochavismo- cerrar nuevamente los ojos frente a la realidad de la desigualdad, la pobreza y la exclusión, sino construir una política democráticamente incluyente, con justicia social, sacar adelante la paz y los procesos de reconciliación