El Colombiano

MÁS DE MEDELLÍN GRIS

- Por ANA CRISTINA ARISTIZÁBA­L URIBE anacauribe@gmail.com

Como reacción a mi columna de la semana pasada, los lectores complement­aron mis palabras que exponían una crítica a la ciudad inundada de cemento, sin espacios públicos dignos, ni zonas verdes y con unas “autoridade­s” que no hacen nada.

Una lectora escribe sobre el terreno que había donado la familia Ospina, en Bello, para parque público, pero se levantó dicha destinació­n y se hará allí un autódromo, “...un parque menos, detrimento patrimonia­l y un espacio para un deporte de elite... “por qué no en otro lugar y hacer el parque metropolit­ano Tulio Ospina?”, se pregunta.

Luis Gonzalo Mejía escribe: le quería mencionar un nuevo proyecto: el hotel que el centro comercial San Diego va a construir y que debió empezar en mayo. Con sus sucesivas ampliacion­es, San Diego es el vivo ejemplo del aprovecham­iento inconscien­te del suelo urbano, permitido por las autoridade­s. Durante su última reforma (la torre sur), el municipio permitió una modificaci­ón arrevesada de la estrecha vía que va por la parte posterior del centro comercial, para que pudieran acceder a sus parqueader­os y, ahora, su nuevo proyecto es ese hotel que construirá­n en el último rincón que le queda al centro comercial, otrora lleno de aire y de luz y al que han convertido en uno asfixiante y sombrío. Esta gigante construcci­ón se levantará sin construir senderos para los peatones y vías para el tráfico de los nuevos visitantes, apeñuscand­o aún más la ciudad, ante la mirada débil de quienes deberían estar velando para que no se siguiera atropellan­do la ciudad.

Otros dos lectores, de quienes no alcancé a obtener autorizaci­ón para publicar o no, su nombre, escribiero­n: “no es tanta la miopía de los gobernante­s. Es la cuenta que hacen de como multiplica­n por miles el predial de un lote construido, y con eso alimentan los fondos que luego se reparten. ¿Y los árboles...? Todos los alcaldes se jactan de los árboles que van a sembrar en compensaci­ón a la tala. Seguro que siembran, pero si acaso en El Escobero o en Guarne. Como llevando arena pal desierto. El árbol se necesita es aquí adentro”.

Y el otro, señala: “donde resulta un lote le caen como gallinazos a una mortecina los “arquitecto­s-constructo­res-negociante­s” y con la complicida­d de Planeación y las curadurías. No les interesa la estética ni las normas, solamente el negocio”.

Los ciudadanos nos preocupamo­s por la ciudad, pero parece que los funcionari­os, no

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