VIOLÍN Y PIANO EN EL METROPOLITANO
La Temporada Internacional de Música Clásica Medellín Cultural presenta su Concierto N°10 Celsia con la violinista Midori, de Japón, acompañada por la pianista Ieva Jokubaviciute, de Lituania. Será esta noche en el Teatro Metropolitano a las 8:00 pm. Midori es una de las violinistas más representativas de su generación y se ha presentado en diferentes escenarios en el mundo.
Miguel Ángel Espinosa está entre los que lamentan su partida. Es un inquieto hombre que les compra libros y materiales litográficos justo antes de su destrucción. Materiales de historia, religión, literatura, de tiempos tan idos y de asuntos tan interesantes, que, luego de hacerles curaduría, ha realizado exposiciones conversadas para estudiantes de diversos colegios.
Miguel Ángel tiene una publicación esporádica, con fotografías en las que aparecen seres vulnerables de la ciudad, como los habitantes de calle, vendedores y libreros de los andenes de la urbe. En uno de estos folletos, dedicado al padre Alberto Ramírez, publicado en 2016, aparece Javier Gómez con su venta, en la contraportada.
Miguel Ángel recuerda a otros recuperadores que ya no están, como Tabaco y Jonny.
Uno de quienes sigue con la labor de Javier es Saúl Maya. Con más de 15 años en el oficio, tiene una librería sin paredes ni puertas bajo el viaducto del metro, junto a los quincalleros y cachivacheros que inundan el espacio cerca al desaparecido bazar de los puentes y, los domingos, en Junín con Boyacá.
Saúl llega todas las mañanas a las chatarrerías de la oreja de San Juan, la que conecta esta avenida con la regional en sentido Norte-Sur y ya ni siquiera tiene que hablar: los recicladores lo conocen y le entregan los volúmenes hallados.
meta, porque a esa hora va a sacar canastas de libros que constituyen su negocio y a diseminarlos en la acera para ofrecerlos hasta las nueve o diez de la noche.
Revela que hay días muy buenos. Un día de estos le llegaron ocho cajas de libros. Biblias, enciclopedias de arte, Dostoievski, el Quijote...
La barba gris delata la presencia de Lizardo Arias, más conocido entre los libreros como Israel. No acude a este centro de acopio más que los viernes. Fue uno de quienes perdió el puesto en el Bazar de los Puentes hace unos años. Cuenta que vende solamente los domingos.
Allí consigue parte del surtido. Otro tanto proviene de lectores que llegan hasta él a ofrecerle en venta algún viejo ejemplar que han guardado por años en la casa.
En la cadena de personas que se ocupa de salvar los li-
bros de la muerte inminente, están, por supuesto, los recicladores. Uno de estos es Camilo, a quien llaman La Chinga. Recorre algunos barrios desde la madrugada y llega halando su carretilla cargada, no solamente de libros, sino de otros materiales como el cartón y el papel, cuando el Sol está alto. Entrega los libros a Saúl y a Israel y confía en el precio que ellos fijen. Son los que saben.
“Entre lo más curioso que he encontrado —comenta Saúl— son libros de literatura rusa y tratados de medicina de hace más de un siglo. Y para todo resulta cliente”