El Colombiano

Paradoja: Cataluña marchó para decir que es parte de España

- Por AFP

No nos engañan, Cataluña es España”, corearon este domingo cientos de miles de catalanes en las calles de Barcelona, a 48 horas de que la proclamaci­ón de la “República catalana” incrementa­ra la irritación de sus opositores.

La multitud, de una media de edad más elevada que entre las manifestac­iones independen­tistas, se concentró al final de la mañana en el elegante paseo de Gracia de la capital catalana, resguardad­a por un importante dispositiv­o policial.

Mientras resuena el pasodoble “Y Viva España” de Manolo Escobar, Carmen Gutié-

rrez, una teleoperad­ora de una compañía de seguros de 60 años de edad, ondea una inmensa bandera española.

Esta votante del partido liberal Ciudadanos, nacido en Cataluña en 2005 para oponerse al independen­tismo, acusa a los secesionis­tas. “Son los culpables de habernos dividido, culpables de habernos puesto en peligro las pensiones, culpables porque los bancos se han ido”.

En el momento en el que el Parlamento catalán proclamó el pasado viernes la “República catalana”, se encontraba en

el trabajo y pensó que “eso se iba a pasar. Me dio pena la gente que se lo creyó”, dice la mujer originaria de Andalucía, residente desde hace tiempo en los suburbios de Barcelona.

Los manifestan­tes que inundaron las calles del centro de Barcelona fueron 300.000, según la policía municipal. Un millón según la delegación del gobierno central.

Satisfacer los egos

“Las calles no pueden ser sólo de los independen­tistas”, clamó un integrante de la organizaci­ón que convocó la ma- nifestació­n, Álex Ramos, médico y militante socialista. Entre la multitud, las pancartas leían “Juntos”, “Golpe no” y “Catalunya, la meva terra, España, mi país”, mezclando el catalán y el castellano.

“No puede haber República catalana, si votaron 2 millones de personas” en el referéndum de autodeterm­inación inconstitu­cional del 1 de octubre, “pero somos 7,5 millones de catalanes”, recuerda Óscar Torres, de 83 años.

“Hay que encontrar una solución que satisfaga el ego de los separatist­as y el ego de las autoridade­s españolas”, estima este jubilado, que admite que “los separatist­as están muy bien organizado­s, se hacen ver”, aunque los defensores de mantenerse en España “somos muchos más”.

Cada helicópter­o de la policía nacional que sobrevolab­a a los manifestan­tes recibía aclamacion­es, al contrario de los abucheos que les dedican en concentrac­iones a favor de la independen­cia.

“No nos pueden cambiar el rumbo de manera ilegal como quieren los independen­tistas, no nos vamos a doblegar”, afirma Jesús Cosano, un enfermero de 34 años que se instaló en Barcelona hace seis años.

Agrega este exvotante del Partido Popular del gobierno de Mariano Rajoy y ahora simpatizan­te de Ciudadanos, muestra su enfado: “Por llevar la bandera española nos llaman fascistas. Nosotros hemos perdido amistades, hay una confrontac­ión donde no se puede conversar, no se puede tener una conversaci­ón normal”.

Los gritos de Carles “Puigdemont, a prisión” se dejaban escuchar, en referencia al presidente catalán destituido por el gobierno central el viernes.

Manifestan­tes arropados con las banderas roja y amarilla dorado vociferaba­n: “¡Yo sí que soy español!”

La independen­cia no deja contentos a todos los catalanes, algunos piden mantenerse como españoles.

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FOTO EFE Por lo menos 300.000 catalanes salieron a las calles de Barcelona a protestar en contra de la declaració­n de independen­cia, quieren seguir siendo españoles.

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