PEGADOS DEL CELULAR
Hoy ‘pecamos’ por elevados. La nuestra, es la sociedad desconcentrada, incapaz de prestar atención fija por un tiempo prolongado. Esa incapacidad aumenta a medida que disminuyen los años. Mientras más jóvenes son, más dificultad les cuesta atender a una sola cosa. Casi todos los jóvenes están convencidos de que pueden entender varios asuntos a la vez y parece que no hay poder humano capaz de convencerlos de que ni ellos ni nadie son capaces de entender varias cosas al mismo tiempo. El celular, con sus múltiples aplicaciones y posibilidades, es ahora una extensión de su cuerpo; y la vida les llega con intermitencias: tienen al mismo tiempo varias conversaciones abiertas, creen estar entendiendo lo que escuchan del mundo afuera y es probable que al mismo tiempo estén mirando páginas con algún tipo de información o pretendiendo comprar algo.
Ahora la gente presta más atención al mundo del celular que al mundo real. Claro que cada cual verá a qué le presta atención; eso en sí, no es el problema. El problema aparece cuando es una persona que tiene que atender público, pero está ‘pegada del celular’; cuando se debe concentrar en una tarea laboral o académica, pero está ‘pegada del celular’; cuando debería prestar atención para entender o atender algo, pero está ‘pegada del celular’. ¿Cuántas actividades hoy se están haciendo mal porque la gente está ‘pegada del celular’? El uso del celular debería tener una restricción clara, pues en ciertas y determinadas circunstancias, solo sirve para aislar a la persona y llevarla a cometer errores en la acción en que debería estar concentrada.
El celular no es malo, realmente es una de las herramientas más maravillosas de los últimos tiempos. Hay que cuidar, como en toda herra- mienta, el uso que se le da. Porque si en el lugar y hora oportunos la gente está ‘pegada del celular’ consultando información o comunicándose con otra persona, genial. Pero que lo haga en la hora apropiada para cada cosa.
Lo que pasa es que esta llamativa y asombrosa herramienta es usada, en muchas ocasiones, de manera inadecuada. Hay que aprender a usar el celular; sobre todo, saber distinguir cuándo ‘pegarse del celular’ y cuándo no se puede, porque se está en horario laboral, en una reunión o porque la atención debe estar en otra cosa que no es la mini pantalla