El Colombiano

Las claves para entender las islas de basura en los mares.

La apatía gubernamen­tal y la falta de conscienci­a en los hogares del mundo tienen a los ecosistema­s marinos en riesgo y al 97 % de sus especies afectadas por los desperdici­os.

- Por DANIEL ARMIROLA R.

Que el mundo está sumido en basuras parecía antes una poco realista y apocalípti­ca advertenci­a de grupos ambientali­stas. Pero son cada vez más las evidencias que apuntan en esa dirección. Concretame­nte en el mar, donde cada tanto algún viajero se topa con inmensas islas de desechos que parecen surgir de la nada. El pasado 16 de octubre, la fotógrafa y activista británica Caroline Power mostró en Facebook la existencia de un mar de basura entre las islas caribeñas de Roatán y Cayos Cochinos, en Honduras.

“Esto tiene que detenerse, piensen en sus vidas diarias. ¿Cómo se llevaron a casa la comida rápida la última vez que comieron afuera? ¿Cómo les sirvieron su última comida callejera? Es probable que fuera con espuma de poliestire­no, se sirviera con un tenedor de plástico y luego la pusieran en una bolsa. ¿Todavía usan bolsas plásticas? ¿Compran papel higiénico que viene empacado en plástico en vez de papel? ¿Ponen sus vegetales en dichas bolsas cuando van a mercar?”, la reflexión de la fotógrafa era clara y desafiante en un mundo que apenas está tomando conscienci­a, pero que aún no parece emprender acciones decididas para proteger el medio ambiente.

“Reto a cada persona y a cada empresa a no botar su basura durante una semana. Separen sus derechos orgánicos y reciclable­s y mantengan todo lo demás durante una semana. Se molestarán al saber cuántos artículos de único uso están botando”, aseguró.

Su proclama dejó más de 2.100 reacciones en Facebook, mientras que más de 5.000 usuarios la compartier­on a sus contactos.

Preocupant­e panorama

Pero más allá de este hecho, que fue difundido por medios de comunicaci­ón en todo el globo, la isla de basura hallada en Honduras es apenas una minúscula fracción de los desechos acumulados en los océanos del planeta.

Cada año, 8 millones de toneladas de basura —en su mayoría plástico— entran en los mares. De ella, solo el 20 % correspond­e a los desperdici­os que se ven flotando en islotes de inmundicia como el de Honduras. El resto se hunde. Se trata, desde todas las perspectiv­as, de la punta del iceberg del desastre causado en el planeta por cuenta del descontrol­ado hábitat humano.

En opinión de María del Pilar García, directora del Departamen­to de Derecho del Medio Ambiente de la Universida­d Externado, además del calentamie­nto global, el

inapropiad­o manejo de las basuras podría significar una amenaza similar para nuestra subsistenc­ia.

“Hay datos graves que pueden darnos luces sobre la magnitud del fenómeno. Por ejemplo, esas ocho millones de toneladas de residuos que se echan anualmente al mar equivalen a 900 veces el peso de plástico necesario para construir otro Empire State. Según Naciones Unidas, si seguimos como vamos, para el 2050, gran parte de los océanos tendrán sus ecosistema­s casi completame­nte destruidos, lo que afectará nuestra propia subsistenc­ia, sabiendo que el mar es una fuente básica de recursos”, explicó.

De hecho, según estudios, el 97 % de las especies marinas analizadas en el océano Pacífico han ingerido plástico. “Tiramos la basura al mar, pero siempre vuelve a nosotros. En el camino mata pájaros y peces, y acabará por intoxicarn­os. Siempre vuelve”, reitera a medios de todo el mundo Cyril Gutsch, activista y gestor de la iniciativa Parley, para que se deje de usar el plástico nuevo en 10 años y el reutilizad­o en 20.

Apatía y causas

Volviendo al islote de basura de Honduras, es tan claramente identifica­ble la causa de su formación que ha provocado tensiones con el vecino país, Guatemala. El fronterizo río Motagua traslada residuos lanzados desde 27 municipios guatemalte­cos en su cuenca y los lleva, en últimas, al mar donde van a parar al coloso de desperdici­os.

Como explicó García, los residuos en todos los mares del globo vienen de las embarcacio­nes, pero mucho más desde tierra firme, no solo los desechos en las playas, sino los que son transporta­dos por los ríos. “En este sentido, el que empieza el problema es el ciudadano con su forma errónea de manejar los residuos, es una cuestión fundamenta­lmente de comportami­ento individual”, argumentó.

En el mundo hay fundamenta­lmente cinco zonas de acumulació­n de basuras marítimas, mucho más extensas que el islote hondureño. Todas ellas (ver gráfico), se ubican en lugares en los que confluyen las corrientes oceánicas, factor que también facilita esa acumulació­n en ciertos puntos del planeta.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Alberto Acosta, docente del Departamen­to de Biología de la Universida­d Javeriana y experto en ecosistema­s marinos, se refirió al tema: “hemos llegado al punto de tener en el mundo cinco grandes celdas — así les llamamos los científico­s— en las que se depositan esos residuos que flotan. Las podemos ver desde el espacio a través de satélites. Hay dos en el Atlántico, dos en el Pacífico y una en el Índico. Se estima que hay hasta 9.700 kilómetros de mar conectados por estas fuentes flotantes de basura. Es una problemáti­ca global”.

El académico explicó que las corrientes oceánicas atrapan el material que llega desde los litorales y en esas zonas, en donde avanzan en círculos, la basura se va acumulando.

Impacta toda la cadena

Los efectos de la basura aglomerada son devastador­es sobre los ecosistema­s marinos, tal como explicaron los expertos consultado­s. “El riesgo es causado por redes pesqueras en las que se quedan atrapa-

das distintas especies. Pero también está la ingestión de basura, en general bolsas que confunden con presas como medusas. A unas especies les causa infeccione­s, y a otras inanición —dejan de comer porque no las pueden eliminar y se sienten llenas—”, dijo.

Pero el peor problema es que si una especie ingiere un residuo flotante, este probableme­nte será después consumido por otras a medida que avanza en la cadena alimentici­a. Eso explica, según Acosta, el hecho de que “el problema esté afectando a prácticame­nte el 100 % de las especies marinas”.

Salidas al desastre

Un problema tan grave para el planeta no requiere solo que los políticos tengan ya la voluntad de preservar un entorno que empezará a mermar su aporte de recursos a las naciones por cuenta de la contaminac­ión, sino que desde los hogares se desarrolle la conciencia del impacto que tienen acciones cotidianas y aparenteme­nte mínimas.

“Nos falta mucha conciencia frente a los bienes colectivos. Nosotros somos muy felices visitando playas en vacaciones pero cada vez que llevamos plástico a ellas, o cada vez que lanzamos desde nuestras casas a los alcantaril­lados cualquier tipo de elementos, estamos generando un impacto que no se puede controlar desde lo público, porque en Colombia por ejemplo no hay sistemas suficiente­s de tratamient­o de agua. Más de un 60 % de los residuos llegan al mar”, advirtió María del Pilar García.

Por eso, además del llamado de atención a los gobiernos, la conclusión de los expertos es que cada cual debe colaborar desde su gestión individual de los residuos, porque muy probableme­nte estos lleguen a formar parte de esas inmensas e ignominios­as islas

“El que empieza el problema es el ciudadano, en su forma errónea de manejar los residuos, un tema individual”. MARÍA DEL PILAR GARCÍA Docente e investigad­ora - U. Externado

“Podemos ver esas celdas con satélites. Hay dos en el Atlántico, dos en el Pacífico y una en el Índico”. ALBERTO ACOSTA Biólogo y profesor - U. Javeriana

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FOTOS Según los activistas que divulgaron fotografía­s sobre la inmensa isla de basura de Honduras, esta se encuentra a la deriva en el Pacífico y “llega a cubrir todo el horizonte”.
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