El Colombiano

Venezuela no puede pagar su deuda. ¿Cómo está la región?

El total de la deuda externa del bloque latinoamer­icano es de US$1,5 billones. Colombia ocupa el sexto puesto en volumen bruto de deuda.

- Por JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ

Los niveles de endeudamie­nto externo son disímiles entre los países de América Latina, lo que exige un análisis con elementos fundamenta­les para tener un panorama claro, sin caer en la incertidum­bre ahora con la entrada en cesación de pagos de Venezuela.

Analistas consultado­s explican que más que el monto total de deuda de un país, se debe revisar su relación en función del producto interno bruto (PIB). Por ejemplo, la deuda pública bruta de la región registró en 2016 un 37,6 % del PIB latinoamer­icano, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Es de anotar que el total de la deuda externa regional latinoamer­icana alcanzó 1,5 billones de dólares al 2016, cuando en 2006 era de 738.254 millones, según cálculos del Observator­io Empresaria­l de la Universida­d del Rosario basado en cifras del Fondo Monetario Internacio­nal, el Banco Mundial y la Cepal.

El país de mayor volumen de deuda absoluta en Latinoamér­ica es Brasil (335.361 millones de dólares), pero no significa que vaya a colapsar. Es entendible por ser la economía de mayor tamaño de la región. Le sigue México con 321.153 millones, Argentina con 188.266 millones, Chile con 162.588 millones, Venezuela con 142.869 millones y Colombia con 116.378 millones.

La deuda externa de la región se relaciona con el peso demográfic­o de las economías de los países. Brasil, México, Argentina y Chile representa­n el 64 % del total de deuda en Latinoamér­ica y el Caribe. Venezuela pesa 9,3 % y Colombia 7,5 % (ver gráfico).

Otros vecinos de la región que incrementa­ron su deuda en los últimos 10 años fueron Costa Rica (214 %), Chile (203 %), República Dominicana (161 %), Paraguay (159 %), México (156 %), Venezuela (144 %) y Honduras (130 %).

“Lo ideal es que cuando un país adquiera deuda lo haga para inversión y no para pagar gastos. Debe mantener capacidad para cumplir los pagos”, comentó a este diario Giovanni Reyes, investigad­or del Observator­io de Administra­ción de la Universida­d del Rosario.

La realidad latinoamer­icana preocupa en la medida en que es un bloque con alta dependenci­a exportador­a de materias primas (commoditie­s) o bienes relacionad­os con la explotació­n de recursos naturales y energías no renova- bles, sin componente­s de valor agregado, haciéndolo­s vulnerable­s ante los vaivenes de los precios internacio­nales.

Para entender mejor, basta comparar a un país con lo que sucede en una empresa o con las familias, cuando de cubrir obligacion­es de deuda se trata. Si se gastan más de lo que les ingresa tendrán que salir a endeudarse para cubrir esa brecha, siendo responsabl­e con el pago. Al caer los ingresos tiene que bajar el nivel de gasto o si no colapsa el país, la empresa o el hogar.

En el caso de Venezuela, se pudo tener capacidad de pago cuando en años anteriores le ingresaron dólares provenient­es del petróleo, pero no fue previsivo para ahorrar en época de vacas gordas, tampoco bajó el gasto y con la caída del precio del petróleo ahora enfrenta un panorama oscuro en sus finanzas, añadió Reyes.

Otro elemento que influyó en el aumento de la deuda externa de los países de Latinoamér­ica ha sido la devaluació­n de las monedas frente al dólar, encarecien­do las obligacion­es suscritas bajo la divisa estadounid­ense.

Déficit fiscal

De esta manera es que surgen otras variables macroeconó­micas que dan origen a los altos niveles de deuda, como el ingreso fiscal que puede ser con superávit o con déficit.

Por eso están atados los niveles de deuda de un país con la caída en sus ingresos, lo que deja entrever que “nuestras políticas fiscales siguen siendo bastante procíclica­s, lo que quiere decir es que no ahorramos en los buenos tiempos para soportar los malos, sino que tendemos a gastar mucho cuando hay abundancia de recursos”, aclaró por su parte Alejandro Torres García, jefe del Departamen­to de e Economía de la Universida­d Eafit.

Hay casos en los que los gobiernos han gastado demasiado en programas de subsidios que poco impactan la productivi­dad de la economía, es decir no se convierten en mayor crecimient­o e ingresos fiscales hacia el futuro, lo que en el tiempo los hace insostenib­les, tal y como ocurrió con Venezuela.

También hay otros casos en los que el gasto está más asociado a inversione­s en infraestru­ctura y educación, por ejemplo, factores que mejoran la productivi­dad y el crecimient­o a futuro de un país, lo que es bueno en principio

“Esta diferencia es importante porque da señales de cómo afrontar el déficit de un país: si orientarlo más a reducir los gastos o en aumentar sus ingresos”, añadió Torres.

En general, la mayoría de los países han emprendido programas para elevar el recaudo de impuestos, mediante reformas impopulare­s.

Sin embargo, ocurre que este tipo de medidas deben tomarse con cuidado porque si no, agravan la caída en el crecimient­o de la región. El común denominado­r de los países de la región es que pocos de ellos se han concentrad­o en recortar el gasto y, cuando lo hacen, tienden a sacrificar programas de infraestru­ctura en lugar de programas de subsidios o reducir la burocracia, lo que compromete el crecimient­o futuro, siendo para el jefe de Departamen­to de Economía de la Universida­d Eafit, un punto base para la discusión general.

Precisamen­te, en el caso colombiano existen algunos elementos importante­s para evitar colapsos en las finanzas públicas y en las obligacion­es con la deuda externa: existe un marco fiscal de mediano plazo, que de cierta manera obliga al Gobierno a ser más cuidadoso con el endeudamie­nto en el futuro. Mantiene esta regla y vela por su cumplimien­to.

En términos de ingresos, ya se hizo una reforma tributaria que rige desde comienzos de año y pretende elevar el ingreso del gobierno y hacerlo menos dependient­e de los precios del petróleo.

Por otro lado, vale la pena destacar que un gobierno puede endeudarse con nacionales (deuda interna) o extranjero­s (externa).

Adicionalm­ente, hay deu-

“Lo ideal es que un país adquiera deuda para aumentar su inversión y no para pagar gastos que no generen más ingresos”. GIOVANNI REYES Investigad­or Universida­d del Rosario “Los mercados vienen calificand­o negativame­nte la deuda de Venezuela y lo diferencia­n de los demás países de A.L.” RAMÓN JAVIER MESA CALLEJAS Prof. de Economía de la U. Antioquia

da pública y deuda privada, que para el caso de Colombia es de 60 % y 40 %, respectiva­mente. “La mayoría de estas obligacion­es son de largo plazo, que no representa­n amenaza para el país, porque su tamaño con respecto al PIB puede ser del orden del 45 %”, aclaró Ramón Javier Mesa Ca

llejas, docente de Economía de la Universida­d de Antioquia.

¿Qué implica un default?

La declaració­n de un gobierno de que no podrá cumplir con sus compromiso­s con los tenedores de su deuda es lo que desencaden­a esta situación.

Para el caso venezolano se torna más dramática porque el bloque internacio­nal, el posible embargo de activos en el exterior y una inflación proyectada de 2.300 % para 2018, agravan su futuro, según el FMI. El costo de vida en ese país necesita seis salarios mínimos de allá para cubrir la canasta familiar (ver ¿Cómo sucedió?).

“Venezuela está al límite de un default, luego de que el presidente Nicolás Maduro anunciara que buscará refinancia­r la deuda externa del país. El no pago será este 14 de noviembre”, apuntó Alberto Bernal, estratega en jefe de XP Securities.

El default implica cierre del financiami­ento internacio­nal, un aumento de las tasas de interés a las que le prestan a los nacionales y la obligación de disminuir el gasto del gobierno y de los ciudadanos para poder pagar la deuda, lo que genera recesiones e impacto social

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