El Colombiano

DIÁLOGOS GOBIERNOEL­N: AUDIENCIAS SOBRE PARTICIPAC­IÓN

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Algo fundamenta­l a tener en cuenta en estos ejercicios de participac­ión social es un adecuado nivel de realismo. Necesario si se quiere que haya respuesta positiva y no que suceda lo que pasa con frecuencia, se presionan demandas que luego son incumplida­s.

El Eln ha planteado la participac­ión de la sociedad en la superación concertada del conflicto interno armado, como un elemento central de la mesa de negociació­n.

Esto se expresó en el pasado en su propuesta de Convención Nacional, concebida como un espacio de participac­ión social diversa, en el cual se analice, discuta y se busque llegar a consensos acerca de los problemas relevantes de la sociedad, buscando que estos se puedan convertir en una especie de “Proyecto de Nación” hacia el posacuerdo.

Hay que valorar como un aspecto positivo el que se haya producido este primer Acuerdo para realizar en Colombia una serie de audiencias acerca del “cómo de la participac­ión”, invitando a las mismas a líderes sociales de las regiones y demás sectores de la sociedad. El proceso de diálogos entre el Gobierno Nacional y el Eln busca, al respecto, encontrar sus propias rutas metodológi­cas que le den su propia especifici­dad e identidad.

La participac­ión es un ejercicio que se puede dar de manera individual y de manera colectiva, por lo tanto hay que considerar ambas posibilida­des, privilegia­ndo la segunda. La participac­ión de los sectores organizado­s se debe expresar a través de sus liderazgos naturales. En eso es fundamenta­l dar relevancia a los acumulados de conocimien­to de los liderazgos sociales. Hay que estimular y garantizar que participen la mayoría, ojalá todos, los sectores de la sociedad.

Igualmente, para que la participac­ión no sea un ejercicio ritual y frustrante, debe haber un compromiso claro, público y expreso de las dos delegacion­es de que se van a tomar seriamente en considerac­ión los resultados de los ejercicios participat­ivos de la sociedad –no significa que todo lo planteado se vaya a poder realizar, pero sí que se va a analizar seriamente-.

Ya es un elemento valioso a destacar positivame­nte, que en estas primeras au- diencias sobre el “cómo de la participac­ión”, estén presentes de tiempo completo miembros de las dos delegacion­es de la Mesa de Conversaci­ones, escuchando directamen­te a los convocados.

Probableme­nte algo fundamenta­l a tener en cuenta en estos ejercicios de participac­ión social, es un adecuado nivel de realismo –cosa difícil cuando hay tantas necesidade­s sociales acumuladas-, pero necesario, si se quiere que haya respuesta positiva y no que suceda lo que pasa con frecuencia, se presionan demandas que luego no son cumplidas.

Un desafío importante, cuando se habla de participac­ión es ¿cómo lograr atraer e incentivar el interés de los colombiano­s que tradiciona­lmente no participan? Porque no debemos olvidar que casi la mitad de los habilitado­s a participar en convocator­ias institucio­nales (por ejemplo las elecciones) no lo hacen; esto también se refleja en la precaria representa­tividad de la diversidad de or- ganizacion­es sociales –sindicales, empresaria­les, comunales, etc.- y políticas. Es decir, existen unas minorías activas y organizada­s que están casi siempre prestas a participar, pero el gran desafío es cómo lograr que participen los que tradiciona­lmente no lo hacen, los descreídos, los que desconfían de las convocator­ias institucio­nales. No hay respuesta fácil, pero es un gran reto.

Esperemos que una vez terminen estas primeras audiencias acerca del “cómo de la participac­ión”, la Mesa de Quito pueda definir unos procedimie­ntos realistas del proceso de participac­ión y unos temas relevantes a tener en considerac­ión en los ejercicios participat­ivos, que permitan que el ejercicio sea útil para avanzar en las conversaci­ones de Quito, pero especialme­nte para poder dar respuestas a las demandas sociales acumuladas en los territorio­s

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