“PONLE FRENO AL MÓVIL”
Siento que en el mundo hay esperanza cuando conozco jóvenes preocupados, ocupados y empeñados en mejorar las situaciones problemáticas que los afectan a ellos y a toda la
comunidad, como Natalia Isaza, Andrea Quintero, Simón Ibarra, Alejandra Pareja, Juan
Esteban Montoya y Juan Pablo Marulanda, estudiantes de Mercadeo en la Universidad de Medellín, que se pellizcaron sobre el aumento de los accidentes de tránsito ocasionados por el uso de celulares y otros dispositivos móviles mientras se conduce.
El marco teórico de su trabajo de investigación es contundente: en las vías de Medellín, las estadísticas revelan que en lo que va del año se han aplicado 4.722 comparendos por conducir y utilizar el celular simultáneamente. Pero si el bolsillo no duele, atérrense de estas cifras: 24.696 personas han resultado heridas y 223 han perdido la vida por accidentes viales en los que “distracciones con el móvil” es la causa cada vez más frecuente. El 46,6 % de los heridos son jóvenes entre 14 y 28 años, y entre los fallecidos, 61 estaban dentro del mismo rango de edad. Cualquier muerte por causas no naturales, duele, pero duele mucho más saber que esos jóvenes murieron por imprudencia.
En la Universidad, los muchachos activaron la campaña mediante sobresaltos y conos camuflados con el color del piso. Se presentaron varios casos en los cuales las personas se tropezaban inconscientemente con los obstáculos por estar distraídos o zambullidos de cabeza en el celular. Luego de la observación eran abordados por los sensibilizadores para explicarles por qué se habían tropezado y las nefastas consecuencias que tendrían si ese suceso ocurriera en la vía. Está comprobado que nuestra capacidad cognitiva está programada para prestarle atención a la actividad comunicativa un 70% de la concentración, por más mecanizada que el ser humano tenga una tarea o acción cotidiana, nuestro cerebro solo puede realizar una tarea al tiempo. Dejemos de creernos tan superpoderosos e invencibles.
Además, colgaron del techo hojas de cuaderno con nombres ficticios de jóvenes fallecidos por esta causa en las calles de la ciudad, en las que detallaban la profesión y los pocos años alcanzados a vivir (entre 14 y 28). Más que en la cifra, se hizo énfasis en las historias, sueños e ilusiones que tenían por delante. Al final, surgió una metáfora: Que perdieron la vida, pero que siguen alumbrando como luminarias las vías de la ciudad para que conductores, ciclistas y peatones, tomemos conciencia del valor de la vida.
Señor alcalde, señor secretario de Movilidad, señores rectores de colegios y universidades, padres de familia, comunidad: es necesario desa- rrollar una campaña masiva que cree conciencia sobre el hábito nocivo de conducir y usar el móvil simultáneamente, sin dejar de lado a los peatones que cruzan la calle leyendo o enviando un mensaje de texto, como si el mundo se fuera a acabar si esperamos unos minutos hasta llegar a un punto seguro. El manejo de la ansiedad, del sentido común y del autocuidado debe entrar en consideración, por favor.
Nadie discute que el celular se ha convertido en un aparato indispensable para la gran mayoría de las personas, pero que también puede ser un distractor muy peligroso. ¿Qué hacemos frente a ello? Los invito a unirnos y a volvernos agentes de cambio, con acciones mínimas pero pertinaces que ayuden a la salvación de muchas vidas en la vía. Los muchachos de la U. de M. y yo ya empezamos. ¿Nos copian? #PonleFrenoAlMóvil