El Colombiano

REACTIVACI­ÓN ECONÓMICA

- Por MAURICIO PÉREZ perezmauri­cio61@hotmail.com

El mediocre crecimient­o económico que tendremos este año, que según el FMI será del 1,7 %, con una perspectiv­a del 2,8 % para 2018, llevó a que un diario económico nacional les consultara a cinco decanos de economía de las más reconocida­s universida­des del país en este campo sobre sus recetas para la reactivaci­ón económica.

Atender la academia en estos asuntos, como en todos los pertinente­s al desarrollo económico y social de nuestra Colombia, siempre va a ser importante. Eso sí, ojalá en un adecuado equilibrio de representa­ción de las diferentes posturas ideológica­s e imaginario­s que correspond­an a objetivos de equidad e intereses generales.

Las respuestas tuvieron en parte los lugares comunes de siempre: reforma tributaria, desarrollo de infraestru­ctura, reforma pensional. Todos temas importante­s (alguno urgente como lo es el pensional). Sin embargo, me parece que esos asuntos se quedan cortos frente al reto de lograr una verdadera transforma­ción que reactive la economía y nos beneficie a todos. Creo que hay que sacudirse de los paradigmas económicos de siempre, de las recetas de siempre, e imaginarse una salida integral, atrevida, disruptiva a este adormecimi­ento económico perpetuo colombiano, agitado solamente por la eventual bonanza cafetera o petrolera.

Los decanos de Eafit y los Andes propusiero­n una mirada más profunda. Llevaron la discusión a un plano más integral y de largo plazo que es necesaria para salir del marasmo económico. Con diferentes palabras hablaron sobre la necesidad de la diversific­ación económica y un cambio estructura­l de la base productiva del país. Ya sé que tampoco es un tema nuevo, pero es importante que se insista en él. Tenemos una vergonzosa dependenci­a exportador­a de los “commoditie­s”, concretame­nte de los minerales, y cuando ha habido bonanza, hemos gastado como nue- vos ricos, perdiendo siempre la oportunida­d de transforma­r, con esos recursos, la realidad de nuestra economía.

Inversión en ciencia, tecnología y educación, a la que el decano de los Andes llama “la madre de todas las ganancias en productivi­dad de un país” y dejar la “inconcebib­le dependenci­a de los productos primarios sin valor agregado”, como afirma el decano de Eafit, que llega al 71 % del total de exportacio­nes del país, es como vamos a lograr un país económicam­ente próspero, sólido y equitativo.

El que sí se salió de todo contexto y parece estar atrapado en el siglo pasado fue el rector del Cesa al proponer, como tantas veces lo hemos oído de economista­s faltos de imaginació­n, que para lograr un “mejor ambiente de inversión” y lograr “competitiv­idad en el sector industrial”, hay que “bajar el salario mínimo”, al que señala como un problema diciendo que “el alto costo laboral que hace que el salario mínimo del país sea más del doble que en México, que es una nación que compite con Colombia en atraer inversión extranjera directa”. Debería pasearse por los indicadore­s de pobreza para enterarse que precisamen­te los hermanos mexicanos están más mal que nosotros, en parte por eso que propone para nuestro país. Apuntar a una diversific­ación deliberada y articulada basada en ciencia y tecnología es el camino. En un país manejado por intereses individual­istas y mezquinos lo sabemos perfectame­nte pero no lo hacemos. Así de simple

Apuntar a una diversific­ación basada en ciencia y tecnología es el camino

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