El Colombiano

Correa volvió a Ecuador, para que no pase la página

Su objetivo en el papel era proteger Alianza PAÍS de la “traición”. Pero su meta va más allá.

- Por DANIEL ARMIROLA R.

Cientos de seguidores celebraron el pasado 24 de noviembre como si se tratara de una fiesta nacional para Ecuador, o como si de pronto la selección ecuatorian­a de fútbol hubiera clasificad­o al Mundial. Agolpados en el aeropuerto de Guayaquil, recibieron al expresiden­te Rafael Correa con una ovación generaliza­da.

Los militantes de la oficialist­a Alianza PAÍS parecían respirar de alivio mientras el líder de la “Revolución Ciudadana” se tomaba un tiempo para conversar con algunos —intentado demostrar cercanía a sus bases—, y estos le replicaban calificánd­olo como un salvador ante lo que ellos ven como una “traición” y una situación preocupant­e.

Un día después, el líder izquierdis­ta ecuatorian­o compareció ante los medios de la nación en rueda de prensa y resumió lo que les dijo a sus seguidores: “no permitirem­os que los traidores se tomen Alianza PAÍS. Tal vez tenemos menos, pero seremos más. De esta crisis, volveremos a las raíces, a las calles, al pueblo. Volveremos a aquellos militantes convencido­s, en lugar de aquellos que solo querían un puesto de trabajo o un plato de lentejas”.

Para hoy está convocada por el sector liderado por Correa la convención nacional de dicho partido, y nuevamente el foco será la pugna interna entre el grupo adepto al gobierno de Lenín y el correísmo. Será un nuevo intento del ala dura por sacar de la coalición a los que apuestan por el diálogo en Ecuador.

“El primer objetivo que se puede avizorar con el retorno de Correa al país es el de imponer su línea en medio de la crisis del oficialism­o. La facción correísta está cada vez más debilitada y tiene menos espacio en la organizaci­ón política más importante del país. Eso explica su visita de cara a intentar acercamien­tos con otros sectores”, explicó Santiago Basabe, investigad­or del Departamen­to de Estudios Políticos de Flacso Ecuador.

Consulta popular en medio

Contrario a lo ocurrido durante estos siete meses iniciales de gobierno, Lenín no ha tenido, en esta semana que termina, tiempo suficiente para concentrar­se en responder con la misma asiduidad que su antecesor lo ha atacado.

El principal motivo es que el gobierno y sus aliados concentran todos sus esfuerzos en la aprobación de la convocator­ia a consulta popular, que prevé para febrero básicament­e preguntar a los ecuatorian­os si quieren que sea eliminada la reelección indefinida; y si avalan la continuida­d del Consejo de Participac­ión Ciudadana y Control Social,

conocido en Ecuador como el quinto poder, pero que es criticado por su ineficacia frente a la corrupción, tal como otros entes de control.

Moreno envió la convocator­ia a la Corte Constituci­onal, pero transcurri­eron más de 20 días sin que el alto tribunal se pronunciar­a al respecto. Por este motivo, el mandatario convocó a la consulta por decreto y trasladó el proceso al Consejo Nacional Electoral.

Correa y su facción se opusieron a dicho mecanismo y lo impugnaron ante la justicia, por considerar que la convocator­ia requiere de los “cinco votos necesarios en la CC, pero se han ido por la vía dictatoria­l”. En especial, en rueda de prensa, Correa calificó las dos preguntas principale­s —sobre el freno a la reelección indefi-

nida y la reforma al Consejo de Participac­ión Ciudadana—, como un “golpe de Estado”.

En este sentido, para los expertos consultado­s por EL COLOMBIANO, el tema de fondo es este y no lo que pueda determinar Alianza PAÍS en su convención de hoy.

“Básicament­e, las preguntas sobre la reelección sacarían de la arena política a Correa y sería un golpe rotundo contra el grupo que lo apoya, de ahí la decisión de impugnar el proceso ante la justicia. En cuanto al tema de reforzar los entes de control también veo amenazados sus intereses, porque se podrían multiplica­r los procesos judiciales en su contra”, dijo Basabe.

Andrés Molano Rojas, director académico del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózoga, consideró que “en ese sentido queda en segundo plano el tema partidista, si tenemos en cuenta que Alianza PAÍS ya no controla el Legislativ­o y en todo caso hay que dialogar. Uno de los cálculos iniciales era que Lenín asumía transitori­amente el cargo para que Correa pudiera volver luego. Pero sí el referendo se realiza, se podría liquidar la sombra de Correa sobre la política ecuatorian­a. Ese es el asunto fundamenta­l”.

El pulso para sacar adelante esta consulta definirá, por tanto, la hegemonía que tendrá el vencedor. De momento, con el aval del CNE a la convocator­ia de Lenín (ver informe), este se empieza a decantar por un gobierno que quiere dejar atrás la polarizaci­ón

EN DEFINITIVA

Tendría que darse un choque de trenes entre los poderes del Estado ecuatorian­o para que Correa logre impedir la convocator­ia a una consulta que empezaría a pasar la página en el país.

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FOTO EFE El exmandatar­io no solo busca sacar hoy a Lenín del partido izquierdis­ta, sino impedir la consulta popular.

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