Correa volvió a Ecuador, para que no pase la página
Su objetivo en el papel era proteger Alianza PAÍS de la “traición”. Pero su meta va más allá.
Cientos de seguidores celebraron el pasado 24 de noviembre como si se tratara de una fiesta nacional para Ecuador, o como si de pronto la selección ecuatoriana de fútbol hubiera clasificado al Mundial. Agolpados en el aeropuerto de Guayaquil, recibieron al expresidente Rafael Correa con una ovación generalizada.
Los militantes de la oficialista Alianza PAÍS parecían respirar de alivio mientras el líder de la “Revolución Ciudadana” se tomaba un tiempo para conversar con algunos —intentado demostrar cercanía a sus bases—, y estos le replicaban calificándolo como un salvador ante lo que ellos ven como una “traición” y una situación preocupante.
Un día después, el líder izquierdista ecuatoriano compareció ante los medios de la nación en rueda de prensa y resumió lo que les dijo a sus seguidores: “no permitiremos que los traidores se tomen Alianza PAÍS. Tal vez tenemos menos, pero seremos más. De esta crisis, volveremos a las raíces, a las calles, al pueblo. Volveremos a aquellos militantes convencidos, en lugar de aquellos que solo querían un puesto de trabajo o un plato de lentejas”.
Para hoy está convocada por el sector liderado por Correa la convención nacional de dicho partido, y nuevamente el foco será la pugna interna entre el grupo adepto al gobierno de Lenín y el correísmo. Será un nuevo intento del ala dura por sacar de la coalición a los que apuestan por el diálogo en Ecuador.
“El primer objetivo que se puede avizorar con el retorno de Correa al país es el de imponer su línea en medio de la crisis del oficialismo. La facción correísta está cada vez más debilitada y tiene menos espacio en la organización política más importante del país. Eso explica su visita de cara a intentar acercamientos con otros sectores”, explicó Santiago Basabe, investigador del Departamento de Estudios Políticos de Flacso Ecuador.
Consulta popular en medio
Contrario a lo ocurrido durante estos siete meses iniciales de gobierno, Lenín no ha tenido, en esta semana que termina, tiempo suficiente para concentrarse en responder con la misma asiduidad que su antecesor lo ha atacado.
El principal motivo es que el gobierno y sus aliados concentran todos sus esfuerzos en la aprobación de la convocatoria a consulta popular, que prevé para febrero básicamente preguntar a los ecuatorianos si quieren que sea eliminada la reelección indefinida; y si avalan la continuidad del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social,
conocido en Ecuador como el quinto poder, pero que es criticado por su ineficacia frente a la corrupción, tal como otros entes de control.
Moreno envió la convocatoria a la Corte Constitucional, pero transcurrieron más de 20 días sin que el alto tribunal se pronunciara al respecto. Por este motivo, el mandatario convocó a la consulta por decreto y trasladó el proceso al Consejo Nacional Electoral.
Correa y su facción se opusieron a dicho mecanismo y lo impugnaron ante la justicia, por considerar que la convocatoria requiere de los “cinco votos necesarios en la CC, pero se han ido por la vía dictatorial”. En especial, en rueda de prensa, Correa calificó las dos preguntas principales —sobre el freno a la reelección indefi-
nida y la reforma al Consejo de Participación Ciudadana—, como un “golpe de Estado”.
En este sentido, para los expertos consultados por EL COLOMBIANO, el tema de fondo es este y no lo que pueda determinar Alianza PAÍS en su convención de hoy.
“Básicamente, las preguntas sobre la reelección sacarían de la arena política a Correa y sería un golpe rotundo contra el grupo que lo apoya, de ahí la decisión de impugnar el proceso ante la justicia. En cuanto al tema de reforzar los entes de control también veo amenazados sus intereses, porque se podrían multiplicar los procesos judiciales en su contra”, dijo Basabe.
Andrés Molano Rojas, director académico del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózoga, consideró que “en ese sentido queda en segundo plano el tema partidista, si tenemos en cuenta que Alianza PAÍS ya no controla el Legislativo y en todo caso hay que dialogar. Uno de los cálculos iniciales era que Lenín asumía transitoriamente el cargo para que Correa pudiera volver luego. Pero sí el referendo se realiza, se podría liquidar la sombra de Correa sobre la política ecuatoriana. Ese es el asunto fundamental”.
El pulso para sacar adelante esta consulta definirá, por tanto, la hegemonía que tendrá el vencedor. De momento, con el aval del CNE a la convocatoria de Lenín (ver informe), este se empieza a decantar por un gobierno que quiere dejar atrás la polarización
EN DEFINITIVA
Tendría que darse un choque de trenes entre los poderes del Estado ecuatoriano para que Correa logre impedir la convocatoria a una consulta que empezaría a pasar la página en el país.