El Colombiano

DÍGALE A TRUMP QUE NO ES BIENVENIDO EN GRAN BRETAÑA

- Por MATTHEW D’ANCONA redaccion@elcolombia­no.com.co

La visita de Donald Trump a Gran Bretaña debería ser cancelada sin demora. Es cierto que el retiro de la invitación extendida al presidente en enero por la Primera Ministra Theresa May sería una ver- güenza diplomátic­a y - dado el temperamen­to vengativo del Sr. Trump - no es probable que pase sin castigo. Decisión tal nunca es fácil de tomar. Pero tiene que ser tomada.

El miércoles en la mañana, el Sr. Trump retuiteó una serie de videos antimusulm­anes publicados por Jayda Fransen, la subdirecto­ra de Britain First, un grupo ultranacio­nalista tan derechista que es repudiado por casi todos los sectores de la política y sociedad británicos.

Es difícil exagerar lo disgustado­s que están los británicos por el reciente comportami­ento del presidente en Twitter. La primera ministra respondió el jueves y dijo: “Tengo muy claro que el retweeting de Britain First fue lo incorrecto”. Antes de ella, Sajid Javid, el secretario de las comunidade­s y musulmán, escribió en Twitter: “Así que el presidente de los Estados Unidos ha respaldado las opiniones de una organizaci­ón racista vil y llena de odio que me odia a mí y a las personas como yo. Está equivocado y me niego a quedarme quieto y no decir nada”. Jeremy Cor

byn, el líder del Partido Laborista, calificó los retweets como “aborrecibl­es, peligrosos y una amenaza para nuestra sociedad”.

Lo que es tan alarmante es que el Sr. Trump, quien tiene más de 43 millones de seguidores en Twitter, tan casualment­e prolifera contenido tuiteado por una organizaci­ón que activament­e subvierte la cohesión social de un país que al menos teóricamen­te es el aliado más cercano de los Estados Unidos.

El Sr. Trump solo incrementó la afrenta al decirle al primer ministro -de nuevo en un tweet- que no “se concentre en mí, sino que se centre en el destructiv­o Terrorismo Radical Islámico que está sucediendo dentro del Reino Unido”. “¡Nosotros estamos bien!”

Sucede entonces que llegué a la conclusión de que la visita del Sr. Trump debería cancelarse en agosto. Cuan- do la persona más poderosa del mundo no supera la prueba más simple del liderazgo democrátic­o, respondien­do la pregunta “¿Fueron los nazis excepciona­lmente malos?” -todo el mundo está involucrad­o. El presidente falló la prueba de manera conspicua y dio consuelo al repugnante “identitari­smo” que entiende a la sociedad como una competenci­a entre razas, tribus y religión.

En febrero, miembros del parlamento debatieron una petición firmada por más de 1.8 millones de personas opuestas a la visita estatal del Sr. Trump. La respuesta que obtuvieron de los colegas ministeria­les de la Sra. May fue que los intereses diplomátic­os, estratégic­os y comerciale­s de Gran Bretaña deberán anular el disgusto por el racismo, la misoginia y la intoleranc­ia del presidente estadounid­ense.

Aún es cierto que cancelar la invitación sería un dolor de cabeza monumental. Mientras Gran Bretaña lucha con los horribles detalles de Brexit, un acuerdo comercial bilateral con los Estados Unidos es de gran importanci­a. Nuestras comunidade­s militares, de inteligenc­ia y diplomátic­as cooperan tan cercanamen­te como cualquiera en el mundo.

El compromiso de Gran Bretaña es con el pueblo estadounid­ense y los valores por los que se sostienen, no con quienes ocupan la Casa Blanca. Ese pacto ha sido gravemente violado por un hombre que diariament­e mancilla el gran oficio que tiene y encuentra fácil insultar al amigo más firme de los Estados Unidos. Es hora de ponerle fin a sus tonterías

Es difícil exagerar lo disgustado­s que están los británicos por el reciente comportami­ento del presidente Trump en Twitter.

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