Se esfuma el ajolote que Cortázar hizo famoso
Hay gran cantidad de estos individuos en acuarios y en laboratorios científicos, pero son casi inexistentes en su hábitat.
Protagonista de un cuento corto del escritor argentino, esta especie de anfibio originario del lago Xochimilco en México es carnívoro se alimenta de peces, insectos, caracoles y renacuajos… Su melena rojiza corresponde a sus branquias por las que recibe el 80 % de oxígeno, según cuenta el portal del Parque Explora, donde hay algunos de estos individuos, luego de ser recuperados del tráfico animal.
En palabras de Julio Cortázar: “Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas...”
Como en Explora, el ajolote o axolotl ( Ambystoma mexicanum) es abundante fuera de su hábitat natural, en acuarios y laboratorios; sin embargo, casi que ha desaparecido de su lugar de origen.
“Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl”, así comienza Cortázar su relato.
De la misma forma, los investigadores se han obsesionado con este anfibio, pues está al borde de la aniquilación en los canales de la Ciudad de México, su único hábitat natural.
En 1998, el primer estudio robusto para contar los ajolotes estimó que había alrededor de 6.000 de ellos por kilómetro cuadrado en el lago Xochimilco.
El biólogo Luis Zambrano, profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), según cita Nature, descubrió en el 2000 que el núme-
ro había caído a aproximadamente 1,000 animales por kilómetro cuadrado. En 2008, había bajado a 100; hoy, por la contaminación y los depredadores invasores, hay menos de 35 animales por kilómetro cuadrado.
Pero, a pesar de que solo quedan unos cientos de individuos en la naturaleza, decenas de miles se pueden encontrar en acuarios y laboratorios de investigación.
Es una paradoja de la conservación según asegura Richard Griffiths, ecologista de la Universidad de Kent en Canterbury en el Reino Unido. Esto debido a que es el anfibio más ampliamente distribuido en el mundo y, sin embargo, está casi extinto en la naturaleza.
Esto es problemático para los biólogos, ya que gracias a su fisiología única y su capacidad para regenerar miembros amputados, el ajolote se ha convertido en un modelo de laboratorio importante para temas como la regeneración de tejidos, su desarrollo y el cáncer. Pero luego de años de endogamia, las poblaciones que no están en su hábitat podrían ser vulnerables a enfermedades. También, la pérdida de diversidad genética en los ajolotes silvestres, debido a la notable disminución de su población, evita que los científicos aprendan sobre la biología del animal.
Mientras los investigan, científicos como Zambrano están haciendo lo que pueden para preservarlos en su ambiente natural. Están criando y liberando ajolotes en estanques de control y otros alrededor de Xochimilco con el objetivo de retener su diversidad genética.
Desafortunadamente los ajolotes mexicanos están en peligro crítico. Si se extinguen, los esfuerzos actuales por conservar el ecosistema de este lago se verán socavados, igual que los de gestionar genéticamente las poblaciones de laboratorio, fundamentales para las investigaciones. Es necesario concertar cómo proteger y gestionar esta especie irremplazable en entornos naturales y de laboratorio