¡Feliz Navidad!
Deseamos a todos una muy feliz Navidad rodeados de familia y amigos. Que la alegría y la esperanza crezcan ese espíritu esencial del ser humano, capaz de construir sociedad gracias a su libertad y magia inimaginables.
Yllega una vez más la Navidad, así es, sin fallar, como el sol que sale cada mañana, la tradición del pesebre impregna de alegría el ambiente inspirada en la fe de los católicos que ven en el nacimiento de Jesús la esperanza.
Esta fiesta, con rasgos propios, hace parte de una bella tradición colectiva colombiana que está cargada de símbolos cercanos a nuestra identidad y que navega de generación en generación gracias a las narrativas orales, visuales, incluso gastronómicas y olfativas, que la conforman.
Para los católicos este es, sin duda, un momento trascendental, porque en el nacimiento de este pequeño niño en Belén está el origen de la esperanza en que se convertirá 33 años después, con la muerte y resurrección de Cristo. Es tan relevante el rol del niño Jesús para los creyentes que desde la propia novena se enmarca su poder: “Todo lo que quie- ras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.
Pero para los escépticos, ¿por qué no celebrar la Navidad? Porque es importante detener el frenesí de la vida y darse un momento… Quizás porque la emoción del ambiente en esta época invita a reconectar con esa parte espiritual y emocional que existe en el ser humano, quizás porque cada noche de novena y Navidad hay un noble pretexto para encontrarse con familia y amigos, quizás porque en el pesebre que recuerda el musgo se intuyen los ancestros, quizás porque en la ansiedad de la espera se ve transparente la alegría de los niños, quizás porque en el sabor de buñuelos y natillas se celebran sabores cercanos que reconfortan, quizás porque es tan solo voluntad alejarse del mercantilismo y encontrar en detalles y gestos formas de expresar los afectos.
Ahora bien, es incoherente que todo el espíritu de amor y paz se limite al entorno íntimo cuando debe expandirse en la comunidad; es inaceptable que la bondad sea decembrina como si ser buen ser humano tuviera fecha de creación y vencimiento; es contradictorio que la generosidad esté en los regalos y no en el ser y el hacer. Ahí está el reto.
Desde estas páginas de EL COLOMBIANO les deseamos a todos una muy feliz Navidad rodeados de familia y amigos donde la alegría y la esperanza crezcan ese espíritu esencial del ser humano capaz de construir sociedad gracias a su libertad y magia inimaginables.
* El ritmo de la información es frenético. En la edición de hoy hacemos una pausa y entregamos la primera parte de dos especiales que recopilan artículos sobresalientes que, consideramos, merecen una releída. Este ejemplar consigna artículos desde el primero de enero al 30 de junio de 2017