Un mundo sin cuñados, ni hermanos, ni hijos, ni familia
Vivimos más, tenemos menos niños... ¿Dejaremos de ser animales gregarios para convertirnos en una sociedad de individuos?
Uno de cada cuatro hogares españoles está compuesto por un único miembro, cifra que ha aumentado un 10% en los últimos cinco años según la encuesta continua de hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de ese país. En Estados Unidos 128 millones de personas están solteras en EE. UU., más de la mitad de la población, según Oficina de Estadísticas y en Colombia, según el censo de 2005, 46,7% de los hombres y 41.3 % de las mujeres son solteros. Esto supone que más de 4.600.000 personas (el 10% de la población) vive hoy sola. Estos datos ponen en manifiesto un problema más difícil de medir: la soledad.
Comunicados pero aislados
Pero vivir solo no implica sentirse aislado. Gustavo García, coordinador del informe sobre el Estado Social de la nación de España en 2017, destaca el “paradóji- co” papel de las nuevas tecnologías, que “comunican pero a la vez aíslan” y subraya la importancia de las relaciones cara a cara, “fundamentales” para el ser humano. “Alguien puede tener 20.000 seguidores en Twitter pero estar solo”. También culpa al urbanismo: “En las zonas rurales la soledad es tremenda por la despoblación, mucha gente mayor está sola a pesar de tener hijos porque estos viven fuera”. En las ciudades, el problema es la falta de espacios de socialización: “Hay lugares que favorecen las relaciones y otros que las dificultan”.
Para expertos como el sociólogo Juan Díez, autor del informe La soledad en España, el verdadero responsable de este aislamiento es, desde hace décadas, el individualismo. “Con el desarrollo económico posterior a la Segunda Guerra Mundial aflora un deseo de emancipación que ha marcado toda esta época”.
Es la misma tesis que sos- tiene el documental La teoría sueca del amor de Erik Gandini, que define Suecia como “una sociedad de individuos” en la que las cifras dadas al comienzo de este artículo se duplican. Allí, uno de cada dos hogares está formado por una única persona, lo que supone que el 20% de la población vive sola.
Suecia y España son solo dos ejemplos, pero Díez advierte de que la soledad afecta a todo Occidente y los estudios más recientes lo confirman. Un trabajo publicado este año en la revista PNAS advertía de que el número de personas mayores de 50 años sin familia aumentaría en las próximas décadas y lo definían como “un problema de salud creciente”.
Los estudios que apoyan sus palabras son numerosos. El último de ellos, publicado en la revista Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry el mes pasado, sugiere que viudos y ‘solterones’ tienen un riesgo mayor de padecer demencia debido a su peor salud física