El Colombiano

ESCRIBIR CORTO

- Por ERNESTO OCHOA MORENO ochoaernes­to18@gmail.com

Hace ya muchos años escribí una columnita que a riesgo de que me digan “médico, cúrate a ti mismo”, me atrevo a reproducir, resumida, al empezar el año. Son algunas normas que me inventé sobre escribir corto. Y que siguen siendo aspiración y propósito.

Ley del K.O. Un artículo de opinión es un “knockout” en el primer asalto. Eso decía Vargas Llosa del cuento en contraposi­ción a la novela, que sería un combate prolongado. Un lector de páginas de opinión no aguanta sino un “round”. Si la cosa se prolonga, usted no solo pierde al lector sino que también perdió el tiempo que gastó en escribir largo.

Ley de la caricia. Escribir, con delectació­n literaria, es un acto de amor. Y el verdadero amor cabe en una mirada, en una mano cogida, en una suave caricia. Téngale miedo a la pornografí­a literaria, que es pura retórica. Paja, que llaman.

Ley de Azorín. No dé rodeos. Diga una cosa detrás de otra. Las perífrasis o circunloqu­ios acaban metiendo tanto al que escribe como al que lee en un laberinto sin salida.

Ley del principio y el fin. No empiece a escribir sin saber cuál va a ser el fin. Si no conoce la meta se perderá en el camino y prolongará innecesari­amente los intentos de poner punto final. Sirve también para cuando se habla en público.

Postulado. Los artículos de opinión son periodismo de opinión. Una cosa es una noticia, una crónica o un ensayo para una revista, y otra muy distinta una columna para un periódico.

Ley de la reducción. En periodismo todo se puede recortar (“capar” decimos en el argot). Lo que se dice en una página puede ser dicho en media; cinco párrafos pueden reducirse a dos; un párrafo a la mitad, y una frase a una palabra. Todo lo que puede ser “capado”, sobra.

Ley de oro. Válida para cualquier escrito. Si no tiene nada que decir, no escriba. El silencio, oral y escrito, es una invaluable contribuci­ón a la cultura y a la formación de la opinión pública.

Ejercicio 1. Relea sus artículos. No el mismo día en que son publicados, porque eso suele ser autoerotis­mo literario. Si usted dice, como una amiga mía, que eso no lo lee ni un preso, acepte que escribió largo y aburrido.

Ejercicio 2. Tome un artículo suyo publicado y empiece a caparlo. Quítele palabras, frases, párrafos. Verá que cabe en la mitad. Si descubre que puede resumirse en una frase, felicítese: ¡está aprendiend­o a escribir!

Los lectores me perdonan. Esta columna resultó demasiado larga. Mea culpa

En periodismo todo se puede recortar (“capar” decimos en el argot). Lo que se dice en una página, puede ser dicho en media.

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