El Colombiano

SOBRE TANTAS CADENAS

- Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL memoanjel5@gmail.com

Estación Uno tras de Otro, donde se produce una cadena en la que un enlace que se pega con el siguiente, como cuando se crea un anillo de carbono o se baila la conga o se une un círculo con otro o con un cuadrado que entra en un triángulo, creando así un efecto de orfebrería. O si se quiere, una tela de araña en la que cada punto de apoyo es necesario para crear el próximo hilo. Claro que también hay casos donde ir detrás de otro antes que una solución es un estorbo, un frenar o chocarse y, entonces, el asunto ya no es una cadena sino un enredo, un atosigue y, en el más común de los casos, un mero estar haciendo sin que nada resulte siendo efectivo, pues en ese desarrollo ya no hay cadena sino intromisio­nes, pegotes, malas prácticas y un ya esto se sabía pero no se hizo. Y en esa ca- dena de descuadres, nos caemos.

Las cadenas se crearon para lograr un efecto de eficiencia y seguridad, lo que demostró ser un ejercicio inteligent­e. Pero, burlando la inteligenc­ia, se crearon también las cadenas de ineficienc­ia (tan propias de estos calores y aguaceros), en las que elementos que no funcionan se unen a los que sí lo hacen, creando con su desorden toda clase de desastres: ineficienc­ia, corrupción, insolidari­dad y rapacidad.

Al ineficient­e de la cadena, que todo lo retrasa porque no sabe, hay que pagarle por debajo para que al menos empuje, lo que lleva a corrompers­e a muchos ( que se hacen los que también podrían empujar) y a que aparezcan los insolidari­os, que pagando rompen el orden debido. Y este juego aparece la rapacidad, donde ya todo es dinero y, si no hay, qué pena.

La ineficienc­ia comienza cuando se ocupa el lugar que no es, sea por educación indebida, carencia de habilidad (en la cadena son los materiales), o por compromiso y no por mérito. Así, yo no funciono en la cadena de la ciencia si la desconozco o creo que con google lo resuelvo; como tampoco puedo estar en un hospital burlándome de la medicina o dar clase poniendo a dar clase a los alumnos. Y como siempre estamos en cadena (es la famosa situación del pensamient­o cartesiano), si uno de los enlaces falla, lo que sigue se zafa o se revienta y bueno, aparece la esfera tercermund­ista: todos encadenado­s al despelote.

Acotación: a la pasión por el desorden se debió la caída de Roma. A la pasión por lo ridículo, el que guillotina­ran a Luis XVI. Y a la pasión por la ignorancia (que por lo común es el diablo), el que solo produzcamo­s una cadena: desorden, ridículo y todo lo que de ahí se desprenda

La ineficienc­ia comienza cuando se ocupa el lugar que no es, sea por educación indebida, carencia de habilidad o por compromiso y no por mérito.

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