Einstein no dijo todo lo que dicen que dijo
Dos físicos estudiaron al padre de la teoría de la relatividad y hallaron que el 90 % de las frases atribuidas a él son falsas.
Esa cita célebre que va y viene en las redes sociales: “La definición de la locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. Es de Einsten, aseguran, pero el científico nunca la pronunció.
Albert Einstein no solo fue un apasionado por la física, “también por la cultura y el conocimiento en general. Una celebridad a quien se han atribuido todas las frases del mundo, pero de las cuales el 90 % son falsas”.
Así lo sostiene el argentino José Edelstein, coautor, junto con el también físico chileno Andrés Gomberoff, del libro Einstein para perplejos, que acerca al público general las principales teorías y los “momentos estelares” de este Premio Nobel de la Física.
El libro, un conjunto de 23 ensayos, explica los hallazgos más geniales del científico alemán y al mismo tiempo relata aquellos episodios que “de alguna manera también fueron brillantes”, pero abordándolos en este caso con una mirada “de costado”, detalla Edelstein.
Con el fin de “trasmitir la pasión por la ciencia”, que ambos autores comparten con Einstein, en esta publicación han procurado retratar “su pasión por la cultura y por el conocimiento en general”.
Reiteradas referencias literarias a clásicos como Alicia en el país de las maravillas, Luces de bohemia, La metamorfosis o poemas de Jorge Luis Borges –entre otras obras– les han servido como excusa para ilustrar algunas de las teorías
desarrolladas por el físico alemán sobre luz, materia, energía, espacio y tiempo.
Encuentros
Las anécdotas que se narran en el libro adoptan además un tono cuentístico que se debe – según este científico argentino– a la tradición del cuento en la cultura latinoamericana.
Aunque los autores explican grandes logros de Einstein en la ciencia como la Teoría de la Relatividad General, el libro incluye una sola ecuación: la famosa sobre equivalencia entre energía y masa –“la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz”– que consideran una obra de arte.
A su juicio, la obra de Einstein “atraviesa nuestra realidad cotidiana, con lo cual es difícil encontrar algo en nuestro entorno que no tenga nada de él, pero una de sus mayores aportaciones a la física fue la de universalizar las teorías”.
Pese a que ya se ha escrito muchísimo sobre Einstein, en esta ocasión los autores aprovechan para desmentir algunas ideas concebidas, si bien Edelstein insiste en que el libro “no es ningún panegírico” ni una defensa de él.
Cada uno en un lado del Atlántico, uno en Santiago de Chile y el otro en Santiago de Compostela, estos físicos son descendientes de alemanes judíos desplazados –como Einstein– por el nazismo.
Desde cada frente, ambos repasaron por dos años la biografía del científico, así como las cartas clasificadas y de acceso público que él mismo escribía y recibía “a diario”.
Entre las creencias erróneas que se contraargumentan está la de que Einstein participara en la bomba atómica, algo que el autor argentino niega rotundamente y mantiene que, de hecho, “Einstein fue uno de los pocos físicos importantes que habitaban entonces en EE. UU. que no trabajó en el proyecto atómico. Sin embargo, como él era la figura conocida, es a quien se echa la culpa, y no a todos los que sí estaban involucrados”, sostiene.
Para él, Einstein era un humanista, y un fiel defensor de la paz y de los derechos universales que nunca creyó en las fronteras ni en las naciones. Aunque no conoce cómo era en su vida personal, “si era terrible como padre o como esposo”