Sin curules especiales, víctimas quieren llegar al Congreso
En todos los partidos políticos se inscribieron candidatos que han sido afectados por la violencia en el país.
Cuando se hundió en el Senado el proyecto de acto legislativo que creaba las 16 circunscripciones especiales de paz para víctimas del conflicto, quedó la sensación de que se cerraba el espacio para quienes, se prometió, estarían en el centro del Acuerdo.
No obstante, desde varios de los partidos políticos que no acompañaron ese proyecto de asignación de curules especiales argumentaron que tenían en sus listas de Cámara o Senado víctimas de los diferentes actores armados del conflicto
Esto sin sumar a los actuales congresistas, que son de nuevo candidatos y ya tienen reconocimiento en la opinión como: Sofía Gaviria, Clara Rojas, Andrés Cristo, Mauricio Lizcano, Iván Cepeda, Rodrigo Lara, Juan Manuel Galán, Andrés Cristo y Álvaro Uribe, entre otros.
Incluso, en agosto de 2014, por convocatoria de la senadora Gaviria, en el Capitolio Nacional, se reunieron 16 congresistas víctimas de las Farc, y otros 17 invitados no pudieron asistir. A parte de estos, EL COLOMBIANO hizo un sondeo entre los partidos y encontró que hay muchos más aspirantes al Congreso que son víctimas del conflicto.
¿Son suficientes?
José Fernando Flórez, constitucionalista y docente de la U. Externado, afirmó que el proyecto que está en el limbo y las aspiraciones por la vía tradicional no son incompatibles. Agregó que es natural que un país con 53 años de conflicto, haya víctimas en las candidaturas convencionales, pero que el objetivo de las 16 curules era reforzar la representación en zonas afectados.
“No es un argumento válido decir que como en las curules ordinarias aspiran víctimas, entonces no es legítima la conveniencia de las circunscripciones especiales de paz”, precisamente, uno de los planteamientos de la negociación era que en torno a ellas giraría el acuerdo y, al no aprobarlas, se incumplió
Al respecto Eduardo Alvarez, director del Área de Conflicto y Negociaciones de la Fundación Ideas Para La Paz, afirmó que muchas de las personas que estaban esperanzadas en esas curules especiales encontraron otros canales para aspirar, pero bajo unas condiciones de competencia poco favorables.
“Tienen que competir en igualdad de condiciones contra políticos y barones electorales que ya cuentan con una maquinaria establecida. De alguna manera encontraron en partidos un canal de expresión, pero estas no eran las condiciones de participación que se le habían otorgado a las víctimas, producto de la negociación. Ganaron los mitos que opositores a la apertura del sistema político esgrimieron, como que esas eran curules para las Farc”.
Para Mauricio Montoya, experto en historia del conflicto y docente de la U. Pontificia Bolivariana, la inscripción de los candidatos al Congreso es algo normal, y muchos son víctimas, pero las curules especiales eran para líderes de 170 territorios, los mismos donde tendrán influencia los Planes de Desarrollo Territorial (PDT), una estrategia del Gobierno precisamente para llevar el aparato del Estado en salud, educación, infraestructura e inversión social, a las zonas más golpeadas por la violencia.
“Iban a ser elegidos por las comunidades y movimientos sociales. No los podían poner los partidos tradicionales, entonces, era tener un representante del territorio que iba a mostrar las situaciones de esa circunscripción y que sería el veedor de la aplicación del Acuerdo”.
Para Luis Fernando Trejos, director del Instituto de Desarrollo Político de la U. del Norte, en la conciliación en el Congreso se agregó que esas curules fueran exclusivas para víctimas, porque el Acuerdo lo dejó abierto para movimientos sociales. “La diferencia es que los que compiten en circunscripción normal no tienen certeza de llegar, porque la competencia es más dura contra gamonales y maquinarias. Las especiales eran solo para víctimas en sus regiones y no tenían que enfrentarse a maquinarias políticas.
¿Curules para víctimas?
En contraposición, Juan David García, docente de Ciencia Política de la U. Pontificia Bolivariana, afirmó que las 16 circunscripciones deberían haberse adaptado al entorno de competencia multipartidista, de modo que las víctimas tuvieran una opción real de expresarse y legislar en favor de sus intereses, teniendo en cuenta, además, que los territorios en los que funcionan son parte del Estado.
“Si quienes han sufrido los rigores del conflicto y los atropellos de las Farc deben hacer campaña dentro de esos territorios, pero sigue fuerte influencia armada, no hay muchas garantías de que las 16 curules sean para las víctimas”.
En marzo, el Gobierno presentará plan para salvar las curules especiales. Es posible que sean elegidas en los comicios presidenciales o que se asignen a organizaciones reconocidas por el trabajo con víctimas. El pronóstico es reservado y la Unidad Nacional hace agua